(Foto: Iñaki Porto)
Cuatro rostros conocidos cuentan hoy cómo viven los sanfermines, decía el otro día el periódico. ¡Y yo era uno de esos rostros! Bueno, igual es un poco exagerado -¡soy un escritor! (un día de estos escribiré algo sobre eso, sobre el ser escritor y el ser conocido o no)- pero sí que es cierto que durante estos días ya ha habido más de una y de dos personas a las que no conocía que me han parado para darme las gracias por ‘Dios nunca reza’ y los buenos momentos que les ha hecho pasar. Yo, por supuesto, les estoy igualmente agradecido. ¡Felices fiestas!
Sanfermines a la carta
Cuatro rostros conocidos cuentan cómo han vivido y viven las fiestas
Ander Goyoaga – Miércoles, 11 de Julio de 2012
Como si fuesen unas fiestas a la carta, cada cual diseña, en la medida de lo posible, unos Sanfermines a su medida. No son los mismos con visitas que sin ellas, con silletas que sin hijos a cargo o con crisis que en vacas gordas. Tampoco son lo mismo a los 20 años que a los 50. Y cada cual recibe la llegada de las fiestas a su manera.
PAMPLONA. El exjugador del San Antonio Alberto Martín puso rumbo el día 5 a Valencia y hasta el viernes no tiene idea de volver, el escritor Patxi Irurzun solo recuerda haberse perdido unas fiestas por encontrarse en Filipinas y al pelotari Abel Barriola le suele tocar vivir las fiestas entre el frontón y la calle. La concejala de NaBai y diputada de Geroa Bai, Uxue Barkos, promete «disfrutarlos y saborearlos» a tope este 2012, aunque mañana tendrá que hacer un paréntesis para acudir al Congreso de los Diputados.
Tanto Alberto Martín como Uxue Barkos tuvieron la suerte de lanzar el chupinazo, aunque sus experiencias fueron bien diferentes. De hecho, Martín no tiene un recuerdo especiamente bueno. «Quien lanzó el cohete fue Fermín Tajadura -presidente de aquel gran Portland San Antonio- y los demás estuvimos metidos en una sala abarrotada sin ver apenas nada. Luego varios compañeros tuvieron la oportunidad de tirar cohetes, pero no me enteré y tampoco pude. Y eso que era de los pocos navarros del equipo. Además, tuve que ver cómo se produjo una bronca muy desagradable cuando algunos concejales intentaron sacar una ikurriña y la policía empezó a repartir con mucha violencia, fue algo que como euskaldun me dolió», explica el gran lateral zurdo, que también recuerda que una vez que salió del Ayuntamiento se lo pasó mucho mejor.
Uxue Barkos, en cambio, tiene un gran recuerdo de 2008, cuando como concejala de NaBai lanzó el chupinazo. «Es algo muy especial y muy entrañable para cualquiera que viva en Pamplona. Es algo que siempre llevaré muy dentro», explica. Los Sanfermines de este 2012 también serán especiales para la periodista pamplonesa porque, por un lado, «un buen amigo» como Iñaki Cabasés ha sido el encargado de lanzar el chupinazo y, además, se encuentra muy recuperada del tratamiento de un cáncer de mama que le mantuvo convaleciente en 2011. Aunque los Sanfermines que con más cariño recuerda Barkos son los de 1980, siendo una adolescente. «Somos seis hermanos y mis padres solían hacer alguna oportuna escapada en Sanfermines cuando éramos niños. Los de 1980 fueron los primeros en los que pude disfrutar de verdad», explica.
El primer recuerdo sanferminero del escritor Patxi Irurzun tiene que ver con los de 1978. «Con todo el lío que se montó mi madre cogió el coche y nos llevó a casa de un tío en Pasajes San Juan», explica. Después, le vienen a la mente aquellos primeros Sanfermines de juventud. «También recuerdo esos primeros años en los que empiezas a salir, esos ritos de iniciación sanferminera. La primera gaupasa, la primera borrachera, los primeros ligues o intentos de ligue…». Unas fiestas bien distintas a las que vive ahora: «Los de ahora son Sanfermines de silletas, pero los vivo muy a gusto también. Les he cogido el gustillo, que uno tiene ya edad de retirarse», comenta.
El pelotari Abel Barriola también guarda un gran recuerdo de esos primeros Sanfermines en los que venían «en tropel» desde Leitza. Como pelotari profesional, para Barriola los Sanfermines van pegados al Cuatro y Medio Navarro, con final el día 7, y al Torneo de San Fermín, cuya final es el día 14. Y el tiene su plan perfecto: «El mejor día para mí es el 7, me gusta mucho el ambiente que hay por el día, con gente de todas las edades y con muchas ganas de fiesta. El plan perfecto es jugar la final el día 7, ganarla y después salir con los amigos. Si no gano también es un buen día y suelo aprovechar para quedar con los amigos del pueblo o con los de Luzaide», indica. De momento ha ganado el Cuatro y Medio Navarro en dos ocasiones. Dos días perfectos.
Durante sus años como deportista en la elite, Alberto Martín solía hacer un paréntesis en Sanfermines. «Siempre me he cuidado mientras he jugado, pero en Sanfermines sí que me ha gustado salir», explica. Aunque Martín reconoce que los años no pasan en balde: «El año pasado salí con Alvaro Jáuregui el día 6 y acabé destrozado, no volví a salir hasta el 13». Quizá por eso, este año ha decidido poner rumbo a Valencia con sus hijas y no pisar Pamplona hasta el día 13. Porque hay Sanfermines para todos los gustos.
Hoy he venido a casa con una caja llena de libros. En apenas una semana, con mi cumpleaños de por medio, he tenido unos regalos impagables. Primero fue la edición de Los planos de la demolición de El Ángel, que generosamente me envió alguien quien conoció al autor y a algunas de las personas de su entorno, muchas de las cuales inspiraron poemas de este libro ya mítico e inecontrable, esta pequeña joya (joya robada, además, según se desprende de la dedicatoria escrita en la primera página de este ejemplar, que ‘tengo para mí’, como dicen algunos guais, que ha pasado por muchas manos antes de llegar a las mías, manos que han vivido, tocado, acariciado, fumado, bebido, vivido mucho). Los planos de la demolición, con la genial portada de Rodrigo Cabezas, lo editó El Europeo /La tripulación, revistas legendarias ambas en las que yo publiqué mis primeros relatos y que dirigía Alberto García-Alix (todavía recuerdo su voz cavernosa, con el rumor de una Harley rugiendo en la graganta, a través del teléfono).
Y hoy he conseguido, me han regalado, un comic no menos mítico, Jamón de gorrión, de Simónides, un tebeo que recopilaba historietas publicadas en El Víbora, Egin y Makoki, y que levantó polvareda en su día, a mediados de los ochenta, fue retirado de la red de bibliotecas de Navarra y que retrata el ambiente, bronco y guerrero de una Iruña que la carcundia foral trató/trata de invisibilizar vía querella judicial, algo a lo que le tienen afición en la misma medida que odian cualquier cosa que se salga de su cuerda.
Hasta Jamón de gorrión llegué a través de las «Idas y venidas» de Miguel Sánchez-Ostiz, su último y adictivo como todos los demás dietarios, tanto que apenas acabé de leerlo busqué en las bibliotecas el primero de ellos, La negra provincia de Flaubert, en el que Simónides vuelve a aparecer. Otro libro de Sánchez-Ostiz, el Mundinovi, también publicado en Pamiela, aguarda en esa caja con la que hoy he vuelto a casa, y junta a ella, más incunables, Perro de prensa, del magnífico Javier Eder, que lo ha puesto en mis manos alguien todavía más magnífico, la Silva curiosa de historias de Angel María Pascual... Hoy soy, en fin, un hombre feliz. «A mí, regalarme libros», digo siempre cuando se acerca mi cumpleaños (aunque ya empiezo a abarcar más de lo que puedo), y hasta en eso he tenido suerte, pues mi madre me ha regalado el último de Bukowski y, sin querer, me ha tocado un ejemplar raro, que acaba y vuelve a empezar: las primeras viente páginas se repiten al final del libro. Os debo una, a ti, mamá, a Javier,a Jesús, a David, a Txema… Os debo una muy gorda.
Hoy, antesdeayer cuando salgan estas líneas, fue mi cumpleaños. Caía un número feo, en el que ya hay contraindicaciones sanfermineras, como adentrarse en Jarauta de noche, que entrar igual se entra, y salir también, pero al día siguiente, ay, al día siguiente siempre amanece nublado y con barro en los bajos del pantalón, y en los del estómago… Dejando aparte estos achaques propios de la edad, siempre me he sentido afortunado cumpliendo a solo cuatro días de las fiestas.
Hace unos años, en aquellos primeros sanfermines de ensayo y error (primeras borracheras/ primeros viajes en la ambulancia de la DYA; primeros intentos de gaupasas/ primeras noches durmiendo y temblando en hierbines; primeras incursiones en Jarauta, sin miedo al barro ni a la niebla / primeros efectos radioactivos del kalimotxo en polvo y los bocatas de txistorra de los puestos callejeros; primeros ligues / ah, no, eso no, que serán sanfermines pero seguimos estando en Pamplona); en aquellos años de aventura y forja adolescente, mi cumpleaños me salvaba el presupuesto, gracias a las pagas de tíos y abuelos, con las que uno hacía sus primeras prácticas de economía doméstica: el día seis, la casa por la ventana, dos mil o tres mil pesetas; los demás, lo que llegue para diez o quince sanmigueles y un paquete de ducados…
Y así.
No sé qué hubiera sido de mí si en lugar de cumplir el dos de julio (que además, es el día que está justo en mitad del año, siempre se lo digo a mis amigos para que piensen que soy un elegido y ellos piensan que soy un elegido para decir tontadas), llego a nacer en octubre, o, qué se yo, el día más triste del año, el quince de julio (bueno, en ese caso lo que habría podido sufragarme con mi paga habría sido la cura de desintoxicación en el camping de Zarauz, o en el de Lekeitio, como mis amigos, en lugar de quedarme en casa sufriendo una terapia de choque radical, una dieta de zumitos y sopas, cuando todo el mundo sabe que lo mejor para la resaca es volver a emborracharse, en Zarauz o Lekeitio, con marianicos, zuritos, sidra Zapiain …).
Mis tíos y mis abuelos me estuvieron dando la paga hasta que dejé de ser un adolescente, o sea, a los treinta o así, y así fui sumando algún suplemento a mi sueldos de ochocientoseurista, las temporadas en las que me fichaba el INEM, etc. Ahora, mi cumpleaños ya no es un salvavidas, al contrario, solo sirve para anticipar un poco los sanfermines, salir a comer (hoy manitas de cuto, que como todo el mundo sabe también son acertadamente llamadas en algunos lugares manitas de ministro, otros que de economía doméstica saben un rato), darse una vuelta, ver el ambientico, tomarse un algo… total, veinte o treinta euros a tomar por culo; luego, en fiestas, uno se las arregla como puede, pero últimamente me pongo nostálgico cuando veo cómo cada vez somos más los que salimos de casa con las mochilas llenas de latas y bocatas, y me alegran el día los botellones, las cervezas de los chinos, me lo alegran porque ya está bien, joder, ya está bien, estas fiestas no son un chiringuito privado, ni una caseta de feria, con matón en la puerta, ni los sanferminjeinekenes, que sí, que todos nos ponemos el gorro ese que dan el día del chupinazo, pero eso es solo porque pega el sol, y cae el champán, y el agua de los balcones, eso no significa que con él te marquen para robarte la cartera…
En fin, me voy a callar, porque no quiero hacer mala sangre, que es mi cumpleaños y ya solo quedan cuatro días, dos cuando salga esto. ¡Felices fiestas, pues, a todos! ¡Nos vemos por las calles!
Colaboración para blog.sanfermin.comhttp://www.blogsanfermin.com/la-paga/
Los Sanfermines, a escena en el marco del teatro Gayarre
Los ganadores del concurso de textos sobre estas fiestas abren la temporada de verano
Patxi Irurzun, Miguel Munárriz y Josu Castillo ofrecen distintos puntos de vista sobre los festejos en Pamplona
patricia alfaro – Miércoles, 27 de Junio de 2012
La tres obras ganadoras del primer certamen de textos teatrales sobre San Fermín serán las encargadas de abrir la nueva programación teatral de verano en el Teatro Gayarre mañana a partir de las 20.00 horas.
Fiambre, de Patxi Irurzun, Los abuelos por San Fermín, de Josu Castillo y ¡Pum! de Miguel Munárriz, reflejan una mirada distinta y complementaria sobre las fiestas pamplonesas, desde la cotidianeidad de un día cualquiera en una pareja hasta una visión sanferminera en tono de comedia negra.
«En años anteriores los textos sobre San Fermín se hacían por encargo, pero este año se decidió elegir las obras a través de un concurso. Además, la idea es que estas funciones sean representadas fuera de Pamplona, en los municipios navarros que se interesen por ellas. En relación a las obras de teatro presentadas al concurso, estoy convencida de que en unos años vamos a tener una gran recopilación de visiones distintas de San Fermín. Por otro lado, es una ventaja contar con los propios autores a la hora de montar la escenificación.», dijo Grego Navarro, directora gerente del Teatro Gayarre.
Fiambre recoge la conversación de un nieto con el cadáver de su abuelo, mientras en el exterior se escuchan los ruidos de la fiesta. Este texto introduce un registro muy diferente en el tratamiento de un tema relacionado con las fiestas de San Fermín. «Es la primera obra de teatro que escribo, aparte de novelas y cuentos. Aunque es la adaptación de un cuento que ya tenía escrito. Cuenta la historia de Mintxo, a quien horas antes del txupinazo se le muere el abuelo. Entra en una conversación con él en la que va recordando sus peculiares peripecias, tan extravagantes que llegan a resultar esperpénticas. A lo largo de estas historias se tratan temas como el amor, la soledad y la diferencia, ya que Mintxo es un personaje muy peculiar», comentó Irurzun, autor de la obra.
«Yo pensaba que dominaba el teatro, pero Patxi me ha superado. Ha hecho un texto muy original. A pesar de que presenta personajes muy complicados de llevar a escena, creo que el resultado ha sido bueno», comentó Munárriz, director de la obra.
La obra de Josu Castillo, Los abuelos por San Fermín, es una comedia en la que un matrimonio mayor de una localidad de la comarca de Pamplona se prepara para salir a disfrutar de una noche sanferminera. Tal y como explicó Ana Maestrojuan, directora de la obra, la historia plantea qué sería la vida sin los abuelos. «Cuál es su papel dentro de la sociedad ya que son un elemento importante, nunca dejan de trabajar. Me ha gustado la visión que se da de la figura del abuelo. Además, es una comedia en la que todos veremos a nuestra madre, o a nuestra abuela reflejados. Los abuelos son universales», explicó.
La obra que escribe y que también está dirigida por Miguel Munárriz, ¡Pum!, es una función que presenta a un matrimonio de mediana edad en diversas escenas que discurren al hilo de la propia fiesta. La obra pone de relieve la distinta manera de vivir los Sanfermines y la tensión generada entre ambos. «Camino y Miguel, el matrimonio, pasa por diversas vicisitudes relacionadas con las borracheras de él o los compromisos sociales de ella. En ¡Pum! vamos a verlos día a día desde el 6 al 15 de julio, casi siempre alrededor de las 8 de la mañana. Creo que la obra va a ser divertida, es un conjunto de pequeñas escenas que cuentan la vida sanferminera en pequeños sketches», explicó Munárriz.
Algunos de los actores que participan en las obras son Ion Iraizoz, Pablo del Mundillo y Miguel Munarriz en Fiambre, Josu Castillo, Iratxe García y Ventura Ruiz en Los abuelos por San Fermín y Marta Juániz y Miguel Munárriz en ¡Pum!