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Beethoven, el músico sordo (El rompecabezas, 2008)

Oct 6, 2014   //   by admin   //    //  No Comments

¡Tata tachán! Seguro que os suena. Así es como empieza la Quinta Sinfonía de Beethoven, una de sus más conocidas piezas. Pero lo más extraordinario es que el genial músico alemán compuso buena parte de su música estando sordo. ¿Un músico sordo? Sí, todo es posible cuando oímos las ideas que suenan dentro de nuestro corazón.

Otto, un niño de 10 años, se propone reconstruir su vida a través de las personas que lo conocieron: un inventor de autómatas, un amor secreto… Toda una sinfonía de divertidas peripecias.

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Mozart, el pequeño gran músico (El rompecabezas, 2007)

Oct 6, 2014   //   by admin   //    //  No Comments

Mozart medía sólo un metro y medio, pero la mayoría de los músicos no le llegaba ni a la suela de los zapatos: desde que tenía cinco años componía música, lo mismo del derecho que del revés (bueno él decía de culo porque era un poco gamberrete). Claro, que lo tenía fácil, porque había nacido con toda una orquesta dentro de la cabeza. Así que no podía pensar en otra cosa que no fuera la música. Hasta se cambió su nombre por otro más melodioso: Amadeus. ¿A qué suena bien?

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Pizarro, el hijo del sol (El rompecabezas, 2006)

Oct 6, 2014   //   by admin   //    //  No Comments

Pizarro no se andaba con bromas… De niño se apostó cuatro cerdos con su amigo Miguel a que algún día levantarían en la plaza del pueblo una estatua en su honor. Y la que lió… Atravesó el océano como una apisonadora, arrasando lo que se le pusiera por delante, ya fueran selvas impenetrables o indios patidifusos, corre que te corre detrás de la fama que le ganaría su estatua. Y no paró hasta conquistar un imperio cuyas riquezas volvían locos a los hombres.

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Hernán Cortés, el conquistador (El rompecabezas, 2006)

Oct 6, 2014   //   by admin   //    //  No Comments

Hernán quizá no fuera muy Cortés, pero sin duda era valiente. De niño no tenía ni para pipas, y pipa se lo pasó mientras trataba de hacer fortuna: se dejó una buena barba para ocultar las cicatrices de sus duelos a espada, atravesó selvas y escaló volcanes, conquistó un imperio y lo volvió a perder. Y lo reconquistó. Y no se trataba de un imperio para andar por casa: le había hincado el diente al imperio azteca.

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Franklin, el del pararrayos (El rompecabezas, 2006)

Oct 6, 2014   //   by admin   //    //  No Comments

Los niños pensaban que al señor Franklin le faltaba un tornillo. Y que le iba a dar un infarto. Qué iban a pensar viendo a aquel señor gordo como un tonel, calvo y chorreando agua que desafiaba la más horrible de las tormentas correteando detrás de una cometa. Pero Franklin era un experto en refranes y sabía que las apariencias engañan. O quizá hay que estar un poco loco para inventar el pararrayos, luchar contra la esclavitud y ser el más joven director de periódico del mundo.

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