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DIEZ MIL HERIDAS

Mar 13, 2019   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments
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«La corte del Príncipe de Viana, con sus catadores de venenos, mensajeros a pie, locas de palacio; Sanchicorrota, un bandido navarro al más puro estilo Robin Hood; pícaros, cómicos de la legua, estudiantes gorrones, monjas consoladoras; Zaide, el padrastro negro del Lazarillo de Tormes; extravagantes viajeros y conquistadores, como Álvar Núñez Cabeza de Vaca, que hallarán en el Nuevo Mundo nuevas sorpresas: tritones u hombres pez, hombrecillos verdes, tribus formadas por indios bizcos, calvos o que hablan con endecasílabos…
 
Son solo algunos de los personajes que desfilan por la nueva novela de Patxi Irurzun, el autor de «Los dueños del viento», en la que a través de una saga familiar de hombres negros y libres, o mostrencos, como eran conocidos en aquella época, nos trasladamos a los siglos XV y XVI y a escenarios como el espectacular desierto navarro de Las Bardenas, la abigarrada Sevilla (en donde el diez por ciento de su población eran negros o mulatos), o a La Florida, el río Misisipi o Nuevo México, en un alucinado y a menudo desopilante viaje literario en el que todo es posible, incluso revisitar con una nueva mirada algunos clásicos de la literatura española como el Lazarillo de Tormes o los Naufragios de Cabeza de Vaca»
MUY PRONTO
en Harper Collins

«El hilo de la vida», colaboración con el Museo de Navarra

Mar 10, 2019   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Pues nada, en Babelia no me sacarán, pero ya puedo decir que estoy en los museos. En el Museo de Navarra, en concreto. He tenido la inmensa suerte de realizar un itinerario literario sobre siete cuadros de su colección permanente, agrupados bajo un tema (lo social) dentro del programa Complicidades. Aquí se puede descargar el folleto con los textos.

http://www.culturanavarra.es/imagenes/documentos/itinerarios-el-hilo-de-la-vida-244-es.pdf

El pasado día 24 realicé, además, un recorrido guiado por el itinerario, del que os dejo algunas fotos.

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DUELO EN EL RETRETE

Mar 10, 2019   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

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Publicado en Magazine On, con diario de Grupo Noticias (09/03/2019)

 

(Advertencia previa: este artículo lo ha escrito un inmaduro y contiene referencias escatológicas del tipo caca-culo pedo-pis)

¿A quién no le ha pasado alguna vez? Un apretón. En algún lugar inapropiado. En el último lugar en el que irías al baño. En esos baños en los que vive un tigre dentro. O en esos otros con un hueco debajo de la puerta y sin techo. ¿Por qué los hacen así? ¿Para que todos disfrutemos del concierto? Una vez conocí a un tipo que tocaba el Smoke on the water de Deep Purple con pedos. Otra, tuve que aligerar peso en un baño en el que la puerta solo te tapaba hasta la mitad del pecho y que quedaba frente a la puerta de entrada. Cada vez que se abría y pasaba alguien te veía ahí, arrugando los tres ojos. Hola, qué tal. Nada aquí, enviando un email…

Como en casa no se caga en ningún lado, pero a veces no queda otro remedio que salir de la zona de confort, y para sobrellevar las inconveniencias cada maestrillo tiene su librillo; o su rollo de papel higiénico. Hay a quienes les aterroriza el sonido de las deposiciones cuando hacen el ángel en el agua del retrete y para ello cubren previamente esta con un colchón de papel. Otros, los pistoleros más rápidos, tiran de la cadena (tirar de la cadena, dentro de nada aparecerá en los diccionarios etimológicos) y aprovechan para disparar en mitad de la tormenta. Y hablando de disparar, están también los duelos en los retretes. Esos retretes contiguos, en el que le ves los zapatos a tu adversario. Esas personas sentadas a menos de un metro de distancia, separados solo por una fina pared de plástico, esperando cada uno a ver quién desenfunda primero. Los más arrojados, nunca mejor dicho, optan por proceder y salir rápidamente del baño, antes que el contrincante. Otros, prefieren esperar, una opción arriesgada, pues, por una parte no sabes qué munición maneja tu adversario y, por otra, es probable que tras él entre otro vaquero. Ha habido casos de duelistas tímidos que han permanecido horas sentados en la taza, sin mover un músculo. Una vez uno de ellos, de tanto contener los gases,  se convirtió en globo y salió volando por el techo descubierto del retrete y luego por la ventana del baño y finalmente explotó en el cielo y le hizo un agujero a la capa de ozono del tamaño de Papúa Nueva Guinea.

Todo esto puede parecer de lo más vulgar, pero hay toda una bibliografía escatológica con la que podemos refinarlo. En la literatura picaresca y en la del siglo de Oro abundan las referencias (recordemos además que la palabra escatología tiene varias acepciones, y que no solo se refiere a la coprología, sino también al “conjunto de creencias y doctrinas referentes a la vida de ultratumba”. ¿Se caga en el más allá, por cierto?). Uno de los pasajes más memorables de El Buscón de Quevedo es, por ejemplo, cuando el pícaro Pablos se embarra no ya de “palominos sino de palomos grandes” en la cama. Y Quevedo escribió también Gracias y desgracias del ojo del culo, que yo no sé por qué no es lectura obligatoria en los institutos, hasta donde, por lo demás, los chavales llegan ya rodados con best-sellers infantiles como Todos hacemos caca o El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza. Por haber hay hasta un manual sobre Cómo cagar en el monte ( Kathleen Meyer). Falta el de cómo hacerlo en el mar, que para algunos es un lujo asiático.

Cagar, en fin, es a menudo un placer. Otras, o no hacerlo, una tortura. Y siempre un ejercicio democrático. En el trono se sienta el rey y el mendigo. El general, el banquero, el presidente del Tribunal Supremo… Imagínatelos cagando, como cantaba Koma.  Y así podríamos seguir hasta el infinito y más allá. Sobre todo un inmaduro como yo. Claro que en mi defensa siempre puedo alegar que, como dice el maestro Kutxi Romero, entre estar maduro y estar podrido solo hay un paso.

ENTREVISTA A ALEX ORBE Y JOSÉ A. PÉREZ LEDO SOBRE «LOS ENCICLOPEDISTAS»

Feb 28, 2019   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

“Queríamos contar el combate entre los defensores de la razón y la superstición”
José A. Pérez Ledo y Alex Orbe, autores de Los enciclopedistas

 

El escritor José A. Pérez Ledo y el dibujante Alex Orbe recrean en el cómic Los enciclopedistas la Francia prerrevolucionaria con una historia que, mediante el formato de thriller, describe la lucha entre reacción y progreso y que traza un sorprendente paralelismo con los tiempos que vivimos

 Patxi Irurzun. Publicado en Gara, 27/02/2019

 Publicado por Astiberri, Los enciclopedistas es el primer trabajo conjunto de los dos autores vizcaínos y está teniendo un amplio y merecido reconocimiento. No podía ser de otro modo, pues nos encontramos ante una obra magníficamente ilustrada, nunca mejor dicho, y con una hábil narración que mantiene al lector pegado a una novela bajo cuya piel respiran otras historias que nos acercan a nuestros días.

 ¿Cómo surgió la idea de hacer este cómic y de colaborar juntos?

Pérez Ledo: Hace unos años me dio por leer sobre un periodo histórico concreto, justamente anterior a la Revolución Francesa. En aquellas primeras décadas del siglo XVIII, París era un hervidero intelectual. Uno de sus centros neurálgicos, además de los cafés, eran los salones ilustrados. A pesar de su ampuloso nombre, estos salones no eran más que las casas de los propios intelectuales, donde se reunían para cenar, beber y debatir ideas filosóficas, científicas y políticas. Aquel escenario me atrajo inmediatamente como fondo para contar una historia. Pasé unos meses desarrollando la trama, que presenté a Astiberri. Afortunadamente, les gustó mucho. Luego nos pusimos a buscar un dibujante cuyo estilo encajase con el tono que pretendíamos darle a la historia. Y, felizmente, dimos con Álex.

¿Por qué eligieron una época como esa, en la que sitúan el cómic?

Pérez Ledo: En la Francia prerrevolucionaria se abocetó la Europa contemporánea. Para bien y para mal. En aquellos salones y en aquel hoy célebre libro, L’Encyclopédie, se pusieron las bases ideológicas de la Revolución Francesa y los principios de la República, la libertad, la igualdad y la fraternidad. Los hombres que diseñaron aquello, porque fueron hombres casi todo, lo hicieron oponiéndose tanto a la Corona como a la Iglesia. Muchos de ellos fueron expulsados del país, casi todos fueron encarcelados y unos pocos pagaron con sus vidas. La agitación social e intelectual era enorme, quizás la mayor de la historia, y eso establecía un tapiz estupendo sobre el que construir una historia.

Han mencionado que los enciclopedistas fueron casi todos hombres, pero en su cómic el personaje de Marie tiene mucho peso. ¿Hay un reconocimiento a las mujeres y su aportación silenciada a la Ilustración?

Alex Orbe: Pese a que no está documentado, o, mejor dicho, porque se habrá invisibilizado su labor, en la creación de La Enciclopedia apenas aparecen mujeres citadas. Pero varios de los salones que frecuentaban los ilustrados estaban gestionados por mujeres, así que la inclusión de Marie nos ayuda en varios sentidos, para dar importancia a la mujer en la elaboración de La Enciclopedia y para tener un punto de vista a pie de calle, de la clase trabajadora de la época. Y además es una gran dibujante, mucho mejor que yo.

Es curioso que haya ciertos paralelismos con la época actual, hacia la actualidad más rabiosa y preocupante (avance de la ultraderecha, intentos de revertir logros y avances de la humanidad) en ese combate entre ilustrados y cruzados…

Pérez Ledo: Esos paralelismos son, de hecho, la base de la historia. Digamos que eso es lo que me impulsó a escribir algo ambientado en esta época. La trama de thriller, los asesinatos, la investigación, todo eso vino después. Lo creé para darle forma a lo que realmente quería contar, que es precisamente ese combate entre los defensores de la razón y los defensores de la superstición. Pero no es el único paralelismo ni el mayor. Nuestra época, como aquella, vive un cambio de paradigma. A nadie se le escapa que estamos viendo cómo termina una era y empieza una nueva que, por ahora, no tenemos ni idea de qué forma tendrá. Fue exactamente lo que ocurrió en el siglo XVIII, el final del Antiguo Régimen y le llegada de la era moderna. Y entonces, como ahora, esa incertidumbre provocaba numerosos fenómenos: un auge del conservadurismo, populismos de todo tipo, exacerbación de los nacionalismos, etc.

En el caso de las ilustraciones, la ambientación está magníficamente trabajada, ¿cómo fue el trabajo de documentación?

Alex Orbe: El trabajo de documentación ha sido una locura y estuvo a punto de devorarme en un primer momento. Llegué hasta bloquearme por momentos ante la falta de información para asumir incluso la viñeta más sencilla. Un escenario recurrente es una imprenta y me tiré horas para entender bien el funcionamiento de este aparato para poder representarlo correctamente. Y así con todo, desde una farola callejera al palacio de Versalles.

Uno de los aspectos más destacados del cómic es cómo consigue combinar la peripecia histórica con la trama de misterio o policiaca…

Pérez Ledo: No quería escribir una historia-ensayo ni, mucho menos, un panfleto. Quería que Los Enciclopedistas contuviese una serie de ideas, pero siempre en segundo término, al fondo. El primer término es un thriller, una historia de asesinatos y la persecución del asesino o asesinos por parte de los protagonistas. Eso es lo que debe captar el interés del lector o lectora, eso es lo que debería mantenerle pegado a la novela gráfica hasta la última página. Pero los lectores y lectoras más despiertos encontrarán un fondo mucho más rico, un subtexto que da un sentido superior y metafórico a la historia que la une, de manera inquietante, con los actuales titulares de los periódicos.

 

INVIERNO FACHA

Feb 25, 2019   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Artículo publicado en magazine ON, diarios Grupo Noticias (sábado 23/02/2019)

 

 

Mi calidad de vida ha mejorado notable y hasta sobresalientemente desde que en invierno uso camisetas térmicas y calcetines gordos. Chaleco de plumas debajo del abrigo ya no me pongo desde que los fachas lo adoptaron como uniforme de campaña. Ande yo caliente y ríase la gente, pero que no se descojone. Lo que sí me da frío es ver a esos adolescentes con los pantalones remangados y pinkies o calcetines invisibles, dejando que el viento helado les acuchille los tobillos.

Cuando eres joven te la suda todo (bueno, te la suda igual en este caso no es la mejor manera de decirlo).  ¿Quién va a mandar más, el invierno o la moda? Cuando eres joven no temes al frío, ni te importa tener los pies helados, si por encima llevas unas zapatillas chulas. El invierno no va a poder contigo. El invierno no te va a decir qué te tienes que poner y qué no. El invierno es Santiago Abascal. El invierno es toda esa gente agitando las banderitas que otros les han dejado preparadas en los asientos para que las agiten (para que las agiten, es curioso, contra los nacionalistas, o sea contra sí mismos).  El invierno es ese señor a la puerta del Tribunal Supremo en el juicio contra los presos políticos catalanes con una bufanda en la que sobre los colores de la bandera española se lee: “Esto es España y al que no le guste que se vaya”  (hombre, yo no sé si es un lema muy bien escogido para un juicio como ese. Tal vez lo que el hombre quería decir era: “Esto es España y al que no le guste que se quede”). El invierno es un facha y los jóvenes pasan de él porque la naturaleza es sabia y cuando tienes la sangre caliente no está mal tener los pies y las manos y la cabeza fríos. El señor de la bufanda y Santiago Abascal y los que se fotografían y dan codazos con él en las manifestaciones deberían llevar también pinkies, en vez de botas de montar y pisar.

Otra cosa que abriga mucho son los gorros. Por la cabeza perdemos un montón de calor. Nunca he visto, por cierto, a ningún político con gorro, excepto a Labordeta, que mandó a los fachas a la mierda, ¡hala a la mierda, joder! Yo tengo un gorro ruso que cuando me lo quito me saca de la cabeza un anticiclón. A veces llego a casa, lo pongo encima del ordenador y me escribe la columna él solo. No, tal vez en vez de pinkies los políticos deberían de llevar todos gorros rusos y quitárselos cuando subieran a la tribuna, dejar que por el congreso de los diputados circulase una ola de calor tropical y no este invierno oscuro con sus chalecos de plumas y sus bufandas con lemas xenófobos y sus banderitas patrióticas fabricadas en China.

No hay, por lo demás,  nada mejor que un día de sol en invierno. Es como una parada en el calendario para tomarse una taza de caldo. Los días comienzan, por suerte, ya a acortar. El verano es una luz al final del túnel de hielo en las casas de las miles de familias que no pueden poner la calefacción, mientras en la televisión salen más imágenes de gente agitando banderitas. En las carreteras los conejos dibujan semáforos en rojo con sus ojos cada vez más tarde. La primavera se está probando vestidos baratos y bonitos en las rebajas. La nieve de las montañas es un señor silbando alegre debajo de un puente. Y yo no sé muy bien qué digo. Hoy se me ha olvidado ponerme la camiseta térmica, los calcetines gordos y, sobre todo, el gorro ruso y creo que solo muevo los dedos sobre el teclado para entrar en calor, ustedes me disculparán.

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