Publicado en semanario ON (diarios Grupo Noticias). 17/08/19
BESTIARIO
(DRAGORRIONES, CULEBRACAS, TÓPAROS Y OTROS BICHOS RAROS)
Patxi Irurzun & Belatz
El escritor Patxi Irurzun y el dibujante Belatz dan rienda suelta a su imaginación con esta colección de bichos raros-raros-raros. Un catálogo estival de criaturas híbridas e imposibles que se recomienda leer en familia
CAMAMEÓN
Cuando el camameón moja la cama la cara se le pone, primero, roja de vergüenza, luego verde, por el enfado, y al final, cuando sus padres cuelgan las sábanas en el tendedero, de todos los colores. Al camameón le da tanta rabia que los demás sepan que se ha meado en la cama que, cuando sale a la calle, no quiere que nadie le vea, así que se mimetiza con el entorno: si, por ejemplo, camina por una acera, su cuerpo tiene el color de las baldosas; o si va al súper, al pasar por la estanterías su piel parece la etiqueta de un yogur, con sus letras y su fecha de caducidad y todo.
Una vez, incluso, un cliente lo cogió por error y lo puso en la caja.
—¡Que soy un camameón, que soy un camameón! —gritaba él.
—¡Que es un camameón, que es un camameón! —intentaba también explicarle la cajera al cliente.
Pero él erre que erre:
—No importa, si lleva bífidus póngamelo—decía.
Al final el camameón se mimetizó con la cinta transportadora y pudo escaparse.
¡Menudo susto!
Al camameón no le gusta mearse en la cama, pero sus padres le riñen si no lo hace. Y todos los niños se disgustan mucho con él. Cuando el camameón moja las sábanas sus padres las cuelgan en el tendedero y lo que ha soñado el camameón se proyecta sobre ellas como si fuera la pantalla de un cine.
A todos les gustan mucho ver las películas de los sueños del camameón. Un día el camameón soñó que su lengua era un matasuegras y que hacía una fiesta a la que solo invitaba a moscas. Otro que se le caían los dientes (y eso que los camameones no tienen dientes). Otro que iba al baño y cagaba monedas de euro.
La gente se divierte mucho con los sueños del camameón y sus papás, que cobran entrada por ir a verlos, ganan mucho dinero gracias a él.
Pero al camameón no le gusta nada que todo el mundo tenga derecho a meterse en lo más profundo de sus pensamientos, o despertarse mojado y temblando de frío en mitad de la noche.
Una noche el camameón soñó que daba un beso a una culebraca y tuvo que levantarse para cambiar las sábanas antes de que sus padres las vieran y todo el mundo se enterara de que estaba enamorado en secreto de ella.
El camameón no sabe qué hacer. Puede convertirse en cualquier cosa, pero a todos le gustaría que siguiera haciendo siempre lo mismo. No le parece justo.
Es duro ser un camameón.
Foto: Mikel G. Otamendi
“Creo que en lo pequeño y lo cotidiano reside nuestra felicidad”
Mikel G. Otamendi, director de Balconsito Summer
Dos días de festival, seis grupos, zona de restauración, retransmisión en streaming… y solo dos espectadores por concierto en el balcón de un quinto piso del barrio de Donibane en Iruña. Balconsito Summer crece en su segunda edición para seguir siendo el festival de música más pequeño del mundo. Todo un homenaje a la grandeza de las pequeñas cosas de la mano de un loco maravilloso, el músico y fotógrafo Mikel G. Otamendi
Patxi Irurzun/Iruñea. Publicado en Gara 12/08/2019
Como a cualquier gran festival veraniego que se precie a Balconsito Summer no le falta de nada. Un cartel atractivo (Xabi Bandini, Quebec, Maren, Con X The Banjo, Hey! Bastian y Baobabs Will Destroy Your Planet.), barra, catering, pulseras identificativas, pases de backstage… “La única diferencia es que en lugar de para diez mil personas Balconsito es un festival para dos personas. Y que el escenario es un balcón de 1,71 metros cuadrados”, nos cuenta el director de este evento único en el mundo, Mikel G. Otamendi.
Balconsito Summer tiene también su plano del recinto del festival, que hace unos días Mikel colgó en las redes sociales: el plano de su propia casa, un quinto piso en la calle Martín Azpilicueta de Iruña. Y es que su casa y el balcón de la misma son, en gran parte, los culpables de esta bendita locura que hace año celebró su primera edición y que los próximos días 12 y 13 de agosto regresa con la intención de consolidarse y crecer (sin dejar por eso de seguir siendo a la vez el festival de música más pequeño del mundo).
“Por cosas de la vida, compré una casa que estaba para reformar entera y, sin tener ni idea de de albañilería ni de nada, la reformé entera, yo solo, mirando videos en youtube, etc.”, explica Mikel. “Y lo último que hice fue el balcón. Mira qué terracita tan chula me ha quedado, me dije; aunque en realidad era un balcón, un balconcito de nada, pero la sensación era tan satisfactoria que yo tenía la necesidad de compartirla. Y me dije que ahí tenía que hacer algo”.
A ello se sumaba además una vinculación emocional con la casa pues esta había pertenecido a sus abuelos y Mikel mantenía en su memoria el recuerdo de algunos fotos de su abuela con su madre en ese mismo balcón que hoy es el escenario principal de Balconsito Summer -y en buena parte de su vida-. Dicho y hecho. En apenas solo un mes, durante el verano de 2018, consiguió poner en marcha Balconsito Summer y cerrar el cartel de la primera edición con músicos de la talla de Kutxi Romero (Marea), Iker Piedrafita (Dikers), Chica Sobresalto, Etxaniz, Pedro (La Fuga) o Gussy. A ello ayudó, por supuesto,la relación de amistad con estos colegas. Porque como todos ellos, Mikel G. Otamendi es músico. Durante nueve años ha sido el teclista de Tierra Santa, grupo con el que ha realizado giras internacionales o ha estado en los principales festivales musicales del estado. “Esa experiencia, la de un tipo normal que de repente se ve tocando en El Salvador o Guatemala para miles de personas, me hizo darme cuenta de la capacidad que hay en la vida de conseguir cosas que creías imposibles y de hacer lo que realmente quieres hacer”, cuenta el creador y director de Balconsito Summer.
Esa idea es uno de los dos pilares sobre los que se sostiene la filosofía del festival. El otro, como declara la cabecera de la web (www.balconsito.com) es una reivindicación de las cosas pequeñas, un alegato de lo cotidiano, una invitación a hacer de cada momento y cada lugar una ocasión única para disfrutar de la vida. “Yo, por ejemplo, me niego a ponerme mi camiseta favorita solo el sábado. O a cortarme el pelo antes de sanfermines. No lo veo así. Igual un martes por la tarde te pones tu camiseta favorita y sales a tomarme un helado. Yo creo que en lo cotidiano y en lo pequeño reside nuestra felicidad. No creo que sea necesario irse a una cala estupenda o a un superfestival para disfrutar del verano y de la música”.
¿Hay entonces una crítica o una ironía desde Balconsito Summer hacia los grandes festivales?, le preguntamos. “No, conscientemente, no. Yo, he tocado y he estado en muchos festivales, y disfruto mucho de ellos. De hecho, creo que es todo lo contrario, el modelo en el que se inspira Balconsito es precisamente ese gran modelo de entretenimiento… Y Balconsito es un festival en toda regla, tiene toda la infraestructura de festival, son varios días de conciertos, varios conciertos cada día, hay barra, catering, camerino, merchandising, hacemos notas de prensa, el año pasado vino una chica a hacer tatuajes… La única peculiaridad es que en cada concierto hay solo dos espectadores”.
Este año, por cierto, la elección de esos dos afortunados ha cambiado, será por sorteo. Para ello hay varios puntos de venta (el bar Garazi y El infiernito de Iruña) en los que los interesados pueden adquirir, al precio que ellos voluntariamente estimen, unas pulseras identificativas y numeradas. Habrá dos ganadores que tendrán el privilegio de acudir acompañados de un invitado a una de las dos jornadas de festival que tendrán lugar los próximos días 12 y 13 de agosto. No es el único cambio este año en Balconsito Summer. “El intento es dotar al festival de más infraestructura, de una arquitectura más fuerte para que soporte todo lo que queremos hacer en los siguientes años. Es un paso importante”, afirma Mikel. Y, en ese sentido, añade que en esta edición los contactos con los artistas han sido más profesionales, que algunos de ellos vendrá con sets especiales para el festival o que la sonorización y la retransmisión en directo dispondrán de más medios.
La emisión en directo por internet de Balconsito Summer es una de las puntas de lanza de este proyecto, la que le da sentido o hace por ejemplo que los artistas se interesen o incluso se ofrezcan para estar en él. El año pasado, de hecho, la repercusión social y mediática que tuvo Balconsito Summer fue increíble, hubo más de sesenta mil impactos en Facebook, siete mil espectadores del streaming y el festival despertó el interés de numerosos medios de comunicación. Sobre esos cimientos Mikel G. Otamendi quiere ir edificando un festival para el que en próximas ediciones no descarta tours por otras ciudades o nuevos formatos y plataformas.
En cuanto a los artistas que conforman el cartel de este año el día 12 actuarán Quebec (banda iruindarra compuesta por músicos procedentes de grupos como Barua o Sonic Toys), Hey! Bastian (con su primer LP «Millenials» llevan ya unos cuantos conciertos a sus espaldas, incluida una gira por Japón y Tailandia) o la jovencísima y prometedora cantautora de Gallarta Maren. El día 13 será el turno de Con X the banjo (su directo lo definen como puro fuego y diversión), Baobabs Will Destroy Your Planet y su estiloso indie en euskara y el ex cantante de Kerobia Xabi Bandini, que recientemente presentó su magnífico trabajó «Begibakar». Los conciertos comenzarán a las 20:30.
Un gran cartel, sin duda, para un gran festival; un festival al que como decíamos más arriba no le falta de nada, pero tiene algo -su originalidad, su apuesta entusiasta y emocional por las cosas pequeñas y cotidianas y su particularidad: el festival más pequeño del mundo- que a todos los demás le falta.