He pasado una semana con una gastroenteritis aguda que me ha dejado doblado. Lo bueno es que ahora, ya recuperado, todo lo que como -hasta lo que cocino yo- me sabe como un manjar. Y es que lo pasé muy mal durante el cumpleaños de mi
Hugo, viendo a todos zamparse el chorizo ibérico, y el pulpo, y el reserva del 2004 que me mangué en un Saviálogos, y la tarta de Bakugan,
y yo allá con mi tortillita francesa y mi Aquarius. Ahora se ve la vida de otro color, estoy más animado, coño, esta mañana hasta he andado un poco en bici, después de más de veinte años, en una que me trajo el otro día mi hermano, me he dado una vuelta por el barrio, por Sarriguren, he ido hasta el final, donde hay unas cuestas y me he quedado a mitad de una, con las piernas convertidas en puro puré, pero mañana prometo que vuelvo y ya no se me resiste, la muy puta, y si no al otro, hasta que la consiga remontar y aquello parezca una película de esas de domingo por la tarde sobre superación personal y lucha contra los elementos.
A esta renovada alegría por vivir, también han contribuido dos cositas: uno, la emisión de Museo Coconut el pasado lunes, con la que me estuve riendo a mandíbula batiente, yo solo en el cuarto. ¡Qué grandes sois, Muchachada Nuí!
Después, al día siguiente en mi buzón apareció un sobre gordo, entre las facturas y la publicidad, como antes del intené y los emails, cuando la gente nos envíamos cosas, libros, fanzines, o pedías discos al Discoplay. Me enviaban, desde la baja Andalucía, un libro-CD titulado «Alentejo Blues», de Domingo López, una edición numerada y limitada (el mío es el 28) de esas pequeña joya, varios cuentos encuadernados en una cajita de CD. Domingo López escribe de puta madre, me gustan sus historias de barrio, de atracos con pistolas de agua, de litronas y corazones que se beben a morro. Gracias por el regalo, Domingo.
Pero es que además durante estos días he sabido que el año que viene será bastante fructífero para mí, me publicarán cuando menos dos libros, uno en una editorial «de aquí» y otro en una de Madrid (con vocación además de convertirse en «mi editorial»), ya iré dando más detalles, y que ya empiezan a conocerse algunos datos de las antologías en las que participo, como Viscerales, de José Angel Barrueco y Mario Crespo, de eso también iré dando cuenta. En fin, que estoy contento, además hoy luce un sol , hace un día, espléndido, lararalí, espero que ahora no pase eso que suelen decir los agoreros, «seguro que viene alguien y lo jode».