QUE VIENE, QUE VIENE, PSSST, PSSST…
Y esta es la nota de prensa que también han preparado con mucho mimo en Eutelequia:
memorias obscenas ensuciadas de dulzura pegajosa
La Editorial Eutelequia tiene la satisfacción de presentarle el nuevo libro ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! Memorias de una estrella del porno (amateur), de Patxi Irurzun.
Esta novela anarquista que se cuela por los agujeros del sistema establecido, es un aullido dirigido hacia la lunática libertad de pensamiento y acción. Con el afán de encontrar su propia autonomía, sin estar empaquetado en un embalaje reciclable y saludable para el medio ambiente, el protagonista ansia en independizarse de la sociedad que le rodea y que le quiere etiquetar con un código de barra, claro y descifrable. Para ello emprende una ruta lo menos aconsejable por parte de sus paisanos y, lo más alejada de la visión de un ciudadano aprovechable, que se puede utilizar con facilidad para el bien de la comunidad. La naturaleza misma le facilito el camino dotándole con el arma de su lucha, que se encuentra entre sus piernas. Haciendo el máximo uso de su herramienta innata se abre el paso a machetazos en la jungla del basurero mundano. Allí, en el núcleo de la suciedad humana, tropieza con la pura inocencia del enamoramiento verdadero que le va dirigiendo a diferentes lugares del Planeta en busca de ella: Janis.
No, no, no y mil veces no. Ella no era Janis, mi Janis.
¿Qué pretendían, volverme loco?
(¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis!, Patxi Irurzun, pág. XXX)
Estas picantes hazañas se convierten un una romántica aventura hacia la felicidad y el amor del protagonista que puede ser como es, sin pegatinas clasificadoras.
¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! divierte recalcando los males de la contemporaneidad.
Patxi Irurzun con ligereza y con humor rastrea entre la porquería que apesta a prohibición y formalismo. El sarcasmo nos hace reír y nos incita a pensar, pero siempre con el corazón abierto.
POR LA PATILLA
Post Matruska
1) En el post anterior se me olvidó contar, uno, que en las marchas del otro día en México contra la violencia, en San Cristóbal de las casas salieron 20.000 indígenas encapuchados, según el gobierno, o sea que serían 40.000. Por lo del silencio zapatista del que se habla a veces. Y dos, un chascarrillo que contó Elorriaga sobre un miembro del ejecutivo mexicano que, después del alzamiento de 1994, en las negociaciones entre el EZ y el gobierno mexicano, se aprestó a firmar unos acuerdos para la mesa de cultura y derechos indígenas que finalmente fueron revocados porque ese negociador afirmó haber echado el autógrafo después de venir de una comida en la que se había tomado doce chinchones. Igual es cuestión, pues, de emborrachar a unos cuantos políticos para que se comporten con un poco de sobriedad y decencia.
2) Esa lamentable pintada de la foto de arriba junto a la que se ha hecho la foto y el mitin Yolanda Barcina está a diez metros del portal de casa de mi hermana. La han buscado para sacarse la foto , no está en el frontón, ni en lugar especialmente destacado del pueblo, está en unos porches y no parece que llueva (ah, igual era por el sol, que comenzaba a derretirles las meninges). El caso es que todo tiene muy mala idea, y busca lo que busca, enredar, han tirado el anzuelo y algunos ya empiezan a picar, ahora la ¡presidenta, presidenta! se ofenderá cuando algún destalentado diga que eso también es apología, contestarán que cómo les pueden comprar con un terrorista, por dios, y el discurso del miedo y que vienen los vascos otra vez, bla, bla… Da mucho asco todo, imaginarse a los de UPN buscando el sitio preciso, haciendo cálculos, «aquí, aquí, que la vamos a liar, mañana en todos los periódicos» (y aquí ahora añado, un día después del día sin blogs, que corren por ahí rumores sobre que si la pintura estaba todavía fresca, que si no sé qué… y no es verdad, yo estuve allá hace más de un mes y la pintada ya estaba allí, la segunda foto de este post así da fe).
3) El otro día fui a una feria de reciclaje, en Mendillorri, y estaba petada. Qué enrollada es la gente. Sobre todo todos esos que aparcaron sus monovolumenes en la hierba, «hala, que no hay sitio» y solo una calle más abajo -en la que yo aparqué- un montón de huecos. Sostenibilidad a tope. La feria por lo demás, estaba muy bien, la verdad.
Había más post dentro del post, como matruskas, pero se me han ido, si me vuelven os los cuento. Ah, sí, una es sobre las movilizaciones de ¡Democracia real ya! para el 15 de mayo, lo dejo para otro día. La primera foto de arriba la he saqueado de Diario de Noticias, la segunda la saqué yo hace unos días y, pinchando y ampliándola, vale para hacerse una idea de lo retorcido de colocar ahí todo el atrezzo electoral (la pintada se ve al fondo)
MIEDO
Eso no lo contó (porque en el zapatismo se manda obedeciendo, y por ejemplo su cara visible, un encapuchado, es solo un subcomandante) pero Javier Elorriaga además de ser periodista de la revista mexicana Rebeldía, fue condenado y encarcelado hace años por el gobierno mexicano, acusado de ser el Comandante Vicente, después de haber actuado como enlace entre ese gobierno y el EZLN y en algunos momentos incluso también se llegó a especular con que fuera el propio Marcos, o al menos su rostro público, la cara visible, sin pasamontañas, de los zapatistas… El caso es que ayer Elorriaga estuvo en Pamplona, en Zabaldi, y por allá no había cámaras ni periodistas, e igual ni falta que hacía, pero es bien elocuente al respecto de lo que hoy es noticia e interesa (otro gallo habría cantado si, por ejemplo, la charla la hubiera dado Leonardo Dantés, por ejemplo).
Elorriaga habló de la guerra contra el narco en México, y vino a decir que es un cajón de sastre (y desastre) en el que el gobierno mexicano aprovecha para aniquilar y destruir la sociedad civil, el tejido social… En ella mueren narcos, sí, pero también mueren activistas, sindicalistas, obreros… y civiles, muchos civiles. El miedo, de ese modo, atenaza a un país entero, amordazado, paralizado, cada cual busca salvar su propio pellejo (¿todo el país? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles zapatistas resiste ahora y siempre al ejército invasor, al PRI, al PAM, al PRD, que en el fondo son todos los mismos y de los que no quieren saber nada: las comunidades zapatistas han renunciado a todas las ayudas gubernamentales y, dicen, les va bien… En el Chiapas zapatista, dijo Elorriaga, no hay fosas, ni trata de blancas, ni toda la violencia que genera la llamada guerra del narco).
Pero a lo que yo iba es a que ayer Javier Elorriaga, en lo que parecía una broma pero no lo era ni mucho menos, vino a Pamplona a ofrecernos su solidaridad. Elorriaga (que, por cierto, aparece en mi novela En el desierto de la soledad, que podéis descargar aquí a la derecha) vaticinó que en Europa el colchón social se está desinflando, que nos lo están dejando hecho unos zorros a sirlazos la clase política, los banqueros…. Nada que en el fondo no sepamos, pero ese es precisamente el problema, que lo sabemos y no hacemos nada. A nada que nos descuidemos un poquito, vino a decir, también nuestro tejido social, la sociedad civil se disolverá, la disolverán, si no lo han hecho ya, y también tendremos miedo y -esto lo digo yo- nuestra propia guerra del narco, quizás a otra escala, y con otros actores, y cada cual pensará solo en cómo salvar su propio culo, y de esa manera será como nos darán la patada en el mismo a todos.
Todo esto, aunque parezca lo contrario por las líneas anteriores, Elorriaga lo contó con optimismo, confiando en una reacción y ofreciendo para ello el ejemplo, la experiencia en la lucha, la solidaridad zapatista.
Hace unos años estuve en otra charla, muy cerca de Zabaldi, y también hubo un vaticinio que acabó por cumplirse. Quien hablaba era un obrero de la fábrica argentina Zanón, ocupada y recuperada por sus trabajadores, y dijo que la crisis económica que sufrían ellos en Argentina no tardaría en llegar por aquí. Era el 2007 o 2008, y nadie se lo tomó muy en serio, todo el mundo (o casi todo, para otros la crisis no viene y va, es algo que está siempre ahí) tenía su movil última generación, sus vacaciones (quizás en México, en Acapulco o Cancún), su trabajo seguro… Y mira… Así que habrá que tener en cuenta todo lo que Javier Elorriaga contó ayer y empezar -volver- a organizarse. Digo yo.