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DIOS NUNCA REZA

Jun 29, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Con Janis aún calentita, ya empieza a hornearse «Dios nunca reza», el diario que Alberdania publicará en septiembre y del que ha aparecido publicado en Kulturklik esto:

28-06-2011

Un verano, el de 2008, desfila por las páginas de este diario de Patxi Irurzun, escrito con una fiereza solo equiparable a su ternura. Contiene, en efecto, la fiera crónica cotidiana de un ser humano que desea y persigue la verdadera vida en todas y cada una de las rendijas de la existencia y de sus múltiples escenarios. Sus anotaciones son entonces afiladas, pero también empáticas. Contempla y relata, pero, al mismo tiempo, se implica y vive. He ahí la clave. La ternura se cuela en las páginas de este diario tanto cuando Irurzun habla de su entorno afectivo, de su hijo nacido antes y de su hija, cuyo nacimiento nos relata en directo, de su compañera, de sus amigos, de su cosmos, como cuando nos habla de esos seres que lo que denominamos “sistema” expulsa de su interior como materia inservible, ya deglutida, digerida y amortizada… Esta crónica cotidiana, que bien podría haberse titulado Diario de mudanzas, recorre un trayecto vital que se inicia, efectivamente, con la perspectiva de una mudanza de domicilio, y acaba en una mudanza mucho más agria: el despido. Entre ambas mudanzas, Irurzun nos ofrece todo un mundo en sus múltiples y, a menudo, crueles manifestaciones. Dios nunca reza trae, sin duda, un aire radicalmente nuevo a la escritura del yo y de la memoria.

Título:Dios nunca reza
Autor/a:Irurzun, Patxi
Páginas:152
Idioma:Castellano
Colección:Alga
Formato:Rústica
Precio:17,00 €
ISBN:978-84-9868-319-6
Fecha de publicación:2011 (1ª edición)
Editorial:Alberdania, S.L.

RESEÑA EN ‘EL RINCÓN DEL QUEJICA» DE TXEMA ARINAS

Jun 28, 2011   //   by admin   //   Blog  //  3 Comments





El escritor Txema Arinas (a lo largo del post van las portadas de algunos de sus libros) reseña ¡Oh, Janis! extensa y laudatoriamente en su blog «El rincón del quejica/Kexontziarena«. ¡Gracias!:

Cosas de la literatura, que no de los libros, que es muy diferente; apenas hace unos días ponderaba por su mesura estilística, su ternura y bonhomía, el libro de relatos cortos, retratos o simples apuntes, del asturiano Ovidio Parades, El Extraño Viaje. Venía a decir, poco más o menos, que la lectura te dejaba en el cuerpo una tan placentera como inquietante sensación de buen rollito, como si al terminarlo uno creyera en la posibilidad de reconciliarse con el género humano o algo parecido. Pues bien, he aquí lo maravilloso de la literatura tal y como yo la entiendo, siempre a años luz de cualquier disquisición académica o por el estilo, el poder de la palabra para removerte las entrañas sin levantarte de donde estés sentado con el libro entre las manos.


Y en el caso del libro que nos ocupa ahora, ¡OH, JANIS, MI DULCE Y SUCIA JANIS! de Patxi Irurzun, tengo que reconocer que no he parado de removerme de mi asiento, de retorcerme las tripas. Sí, primero de risa, en algunos casos a carcajada limpia, y ya luego de puro gozo por el espíritu provocador, tocapelotas, subversivo y a ratos también sinsorgo que te cagas, que anima toda la novela. Va de cajón que está no va a ser una novela del gusto de la gentedelmundodelacultura, que suele escribir así de sincopado el maestro MSO. Ni mucho menos, no es una novela para rellenar suplementos literarios con reseñas de pago o para que los gurus de la crítica patria especulen con nuevos talentos literarios, bien modositos todos ellos y de una gramática y puntuación exquisitas, a modo de reemplazo para los que se encargan de nutrir los escaparates de las librerías con obras que dicen serias, de enjundia algunas y de pura ñonería las otras; pero bien que rentables, que de eso va la cosa, de hacer caja a toda costa en tiempos de crisis y casi siempre a cuenta de la ñoñería que aqueja a una buena parte de los consumidores de tranquilizantes o estimulantes en papel o e-book. Si la citan, como ya lo han hecho, me temo que será a modo de rareza, una picelada de color este panorama de los libros copado por reediciones de libros de éxito, ediciones de manuscritos ocultos o abandonados de escritores ya consagrados y embalsamados y mucha novedad de novela histórica, romantiboba, pura parodia de géneros, el género del culebrón en negro sobre blanco, sentimientos buenos, positivos a más no poder, libros que te quieren hacer mejor persona a fuerza de repetir lugares comunes, que si te aburren seguro que se tienen por buenos, vamos, pura mierda (yo confieso que hace tiempo que me he vuelto un coprófago muy a mi pesar y que me da mucha lacha reconocerlo).

Ahí es donde reside precisamente el atractivo irresistible y sobre todo reparador (que te repara el gusto y sobre todo el ánimo tras la ingesta continua de literatura supuestamente seria o simplemente insustancial) de esta novelica de Patxi Irurzun, el regusto de saber que a todos esos lectores que se tienen por sesudos, los que buscan sumergirse en historias que les hagan mejores personas, los que andan a la caza de experimentos literarios para alcanzar orgasmos estilísticos que apenas son otra cosa que puro humo para pedantes y snobs, los ñoños y bobos que desean confirmar que el mundo funciona como está mandado porque al final de cada libro el malo la paga y la heroína se casa con su principito azul, se les caerá de las manos horrorizados, eso si no salen corriendo. Porque la novela de Irurzun es una continua provocación para todo está gente que, así para abreviar, denominaremos como «los serios». Y no precisamente porque el autor de ¡On, Janis, mi dulce y sucia Janis! haya revolucionado el género de la novela provocativa, que es lo que es ésta antes que pornográfica, punk, bukowskiana o cualquier otra consideración que a mi modesto entender tiene más de despreciativa o condescendiente que otra cosa. No, me temo que el problema es que la escritura mordaz, gamberra y sucia, muy sucia, todavía sigue levantando tantas ampollas entre los serios por principio, por impotencia quizás, como pollas entre los lectores retorcidos, o ya directamente enfermos mentales, que disfrutamos de lo lindo con la peripecias de un pamplonica enclenque, despistado y dueño de un miembro descomunal que se mete a estrella del porno.

Es triste, pero cuando lees esta novela sabes que una gran mayoría de toda esta gente tan cabal y fisna, muy fisna, del mundodelacultura, va a pasar de esta maravillosa novela como de la mierda por la que probablemente la tendrán a la vista de que no es seria, que es todo lo contrario de lo que esperan en un texto de relumbrón, siquiera que no haya tatos tacos, por favor, que no te habla de las angustias de una víctima del Holocausto que se reencuentra en la panadería con uno de sus verdugos o trata de diseccionar antropológicamente los veraneos en la Sierra Madrileña de la chusma del Barrio de Salamanca. Ni mucho menos, aparte del delicioso vocabulario soez, faltón, de denuncia inmediata en la sección de Cartas al Director de cualquier periódico (a destacar el Diario de Navarra , La Nueva España y demás hojas parroquiales) o si se prefiere, guarro de cojones, repleto de metáforas, símiles y otras figuras literarias que beben directamente del castellano de la calle, de la ironía corrosiva que anima toda la fiesta, de la blasfemia como bandera, del realismo más sucio hasta en el último efluvio corporal, de una incorrección política que sólo existe en la mente de los soplapollas a los que me refería antes; aparte de todo esto, tejido de sobra para hilar una historia atractiva y sobre todo destornillante, también encontramos, yo creo que antes que nada, el verdadero mundo literario del autor, ese en el que la gente corriente sobrevive mejor que bien en medio de una sociedad, de la que la de Pamplona apenas es otra cosa que un modelo como cualquier otra Vetusta a nuestro alcance, en la que se concentran todos esos estereotipos humanos, convenciones y atavismos sociales o tribales, siquiera simples tendencias de nuestra época, que nos hacen la vida tan cuesta arriba, y en especial soporífera o vacua, al común de los mortales.

De ese modo, la escritura de Patxi Irurzun no sólo es la descripción de mil y un polvos grotescos, esperpénticos y sobre todo gamberros, de personajes otro tanto, ni siquiera un recital de términos sexuales y no, más o menos soeces, siempre populares, cercanos, entrañables, amén de todo tipo de excrecencias y flujos vaginales, no es pornografía, sino más bien un verdadero canto libertario, la reivindicación del individuo en toda su plenitud frente a esa sociedad que procura a toda costa castrarlo en sus impulsos y moldarlo a su manera para que nada desentone, todo esté bien puesto, cada uno en su sitio, nada de follar como locos todo lo que se quiera, que eso es lo más parecido a ser libre y no se puede tolerar, sobre todo cuando eres un pelagatos, los otros sí, tú y yo ni locos, o más bien sólo así: locos.

De ese modo, no hay poca ternura ni nada en la escritura de Irurzun hacia su personaje, otro antihéroe de nuestra época, el eterno perdedor que en su descenso a los infiernos arrastra con él ese entorno de miserias y siniestros personajes entre lo execrable y lo meramente patético, del que hablamos. Y lo mejor de todo, recalco, concluyo, es que lo hace sin recurrir al tremendismo del autor fantoche que quiere curar los males del mundo mirando por encima del hombro al resto de sus semejantes, sino al único ingrediente que nos ayuda a hacer más llevadero nuestra presencia en este mundo: el humor*.

Reitero que yo me he disfrutado como un enano, que me he reído a carcajadas en más de un momento que no viene al caso citar para no joder la trama, que he sonreído durante toda la lectura y que, sobre todo, al terminar el libro no me he sentido, ya era hora, mejor persona, sino más bien un cabronazo de cuidado. Se agradece, eso y que después de haber leído también dos libros de relatos de Irurzun, Ajuste de Cuentos y La Polla Más Grande del Mundo, he confirmado mi impresión de que estos relatos no sólo eran destellos de un talento remolón, alguien que parecía constreñirlo en dicho género tan conciso e inmediato, que se conformaba con el apunte más o menos costumbrista, y siempre provocador, de una realidad tan cercana en lo temporal, terruñal y hasta personal a la de uno mismo**.

*Humor, no amor, por si ascaso…, que el amor está muy bien, pero nadie ni nada te libra de la cuota de sufrimiento que lleva implícito.
**Con todo, sospecho por algunas referencias de la novela que el autor la escribió hace tiempo y que solo la ha editado ahora después de tenerla guardada mucho tiempo, a saber, y sobre todo, qué más da.

JAJASES EN BCN

Jun 24, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments
Foto: Elías Gorostiaga


Pero todos menos uno me siguen diciendo que se están riendo mucho con la novela, sin que yo se lo pregunte y el otro día hubo un momento sublime cuando vi en la villavesa a un lector de mi Janis partirse la caja sin saber que lo estaba observando.

Y eso es lo que cuenta.

La semana pasada estuve por Barcelona, echando más boletos en esta tómbola o circo de la literatura. Hasta hoy no había tenido tiempo de escribir nada sobre la excursión ni de poner algunas foticos. Estos días ha tocado logística doméstica. Es la última semana de curso y había reuniones, tutoriales, y luego también que se acercan los sanfermines y en Pamplona el mundo se acaba todos los años el cinco de julio pero por si acaso antes hay que pasar la ITV y dejar todas las obras acabadas y, joder qué tripa, comprarse pantalones blancos nuevos que no tiren de la sisa ni le saquen con el botón el ojo a nadie.

El caso es que en Barcelona me lo pasé bastante bien. Las presentaciones me ponen mal cuerpo, antes y después, pero en estas estuve relajado y me divertí, tal vez porque fueron casi en familia, que es lo que se dice cuando va menos gente de la que esperabas. De la que esperaba yo no fue nadie, bueno, pero lo entiendo. Las presentaciones son también como un atraco a mano armada. Si no vas, mal. pero si vas y no compras el libro, peor. Y en este caso eran dos libros, el mío y el de Esteban Gutiérrez, La enfermedad del lado izquierdo. O sea, treinta euros. Yo echo cuentas y también me quedo en casa. El caso es que como siempre, con Esteban me sentí arropado, disfruté de nuestros momenticos y charlas en privado y de la pateada en plan turista que nos metimos. Cada vez somos más amigos. Y estuvo Clea, nuestra entusiasta y valiente editora, que no teme a nada, ni siquiera a entrar con una gabardina blanca en una sala llena de rockeros de luto eterno por Janis, Lennon, Allman, Hendrix, Bolan, Bonhan, Brian y Moon.

Y los Lilith, otra vez acompañándonos y otra vez dejándonos boquiabiertos. Yo tuve la suerte, además, de escuchar el acústico en La Central a un metro de Agnes y casi me da algo. Qué energía. Qué presencia. A mí hasta me daba lacha mirarla a los ojos, aunque a esa distancia era casi lo único que se podía hacer. Lilith tarde o temprano es un grupo que va a pegar fuerte, porque lo tienen todo. Son buenos, son trabajadores, son una familia… Por tener tienen hasta una versión de «¿Por qué te vas?» de Jeanette & Perales que hace mover el cuello inlcuso a los jevis más talibanes. Y si no siempre se pueden llevar de telonero a Esteban que le está cogiendo gusto a eso de subirse a los escenarios y esta vez en el Rock Sound se marcó los coros en la versión de Roc&roll Star de Loquillo con Los pájaros locos.

Esteban en plan frontman

Y estuvo también, en la presentación, Fernando Clemot, de quien tengo pendiente leerme su libro de cuentos Estancos del Chiado, premiado el año pasado con el Setenil a la mejor obra del género (y no me extraña si todos son como El verano del cortapichas, que aparece en la antología Narrando Contracorriente, en la que somo s vecinos de papel), y Francesco Spinoglio, que llevaba una camiseta muy chula de John Fante (a Francesco le une un vínculo emocional con el gran autor norteamericano, pues junto con José Ángel Barrueco, son en gran parte culpables de la edición en España de Chump Change, el libro de Dan Fante, hijo de su padre), y Elías Gorostiaga, que tiene un blog que mola, tanto como los de Tesa Medina, que también estuvo por allí, y J. Jorge Sánchez, que publicó un texto tiempo ha en mi fanzine electrónico Borraska (por cierto, lo resucitaré en breve si me quedan fuerzas y la tecnología me ayuda), texto del que no me acordaba pero que de nuevo en casa he releido y es una maravilla, y Dani e Isabel de Insolenzia, que vinieron desde Zaragoza ex-profeso y llegaron tarde, esas cosas solo les pasan a ellos y al Kutxi.

Luego nos fuimos todos juntos a echar una caña en una terraza y nos amenizaron la tertulia dos mozas algo frikis que cantaban en alemán y tocaban un acordeón que en realidad era una máquina de escribir, quizás en homenaje a la no menos friki cuadrilla de letraheridos (uy, casi me sale malheridos) que formábamos.

De ahí al Rocksound, a la fiesta presentación de Simpatía por el relato. Antes de entrar a la algo desangelada sala Esteban y yo, que ya somos perros viejos y sabemos que los rockeros no cenan, nos metimos un bocata de lomo a medias y a toda hostia.

Y esa noche poco más.

Y dale, otra vez su Janis, su Janis por aquí, su Janis por alla… piensan los contertulios mientras yo promociono

Al día siguiente repetimos con Simpatía en el marco incomparable que se dice del Museo del Rock, una cosa que han abierto en una plaza de toros desacralizada y que ahora es un centro comercial. A Dani aquello no le gustó un pelo y no se cortó otro para decir que el verdadero museo del rock es la calle. También hubo al respecto alguna réplica y contraréplica de carácter escatológico con alusiones al souvenir procedente del restaurante japonés en el que previamente nos jartamos de comer, porque los rockeros no cenan pero supongo que por eso se ponen finos a la hora de comer (en este caso, todo lo que puedas por 15 pavos); souvenir que alguno de los presentes donó al museo (bueno, al baño del mueso) y que oyes, tampoco desentonaba con algunos detalles cutres del mismo como exponer una botella Jack Daniels que Keits Richards se pimpló en algún hotel, o el paquete vacío de pastis de algún otro viejo rockero recogido de alguna papelera. Aunque a mí, que soy un poco mitómano, la feria esa me gustó.

Con un amigo que me eché en el infierno (según Dani Insolenzia)

Después desbandada general y yo haciendo tiempo hasta la hora del autobús: me acerqué a alguna asamblea indignada y luego estuve leyendo en un banco un libro de lo mejorcito que ha caído en mis manos últimamente: Valium, de David Benedicte. Por lo demás, los autobuses de Vibasa, una puta mierda, la verdad, qué tiempos aquellos en los que te daban piscolabis y todo.

Veremos, en fin, si Dick Grande deja huella en Barcelona o de la Ciudad Condal tú eres pero a mí no me quieres. Si es que no, cervezas (con limón), jajases y buen rollo, al menos, no han faltado. La próxima, que se sepa, en la Semana Negra de Gijón.

JANIS MALHERIDA

Jun 23, 2011   //   by admin   //   Blog  //  6 Comments

Ya andaba yo algo preocupado con esta novela, porque nadie se picaba ni la ponía de vuelta y media, al contrario, todo son piropos (esto lo acabo de corregir, porque con mi dislexia informática en vez de piropos había puesto priapos) y jajases (y este se lo robo a mi amiga Bitrí, inventora de palabros). Y también me escamaba, me preguntaba qué había hecho mal para que hablaran bien de ella en los periódicos digamos conservadores por no decir fachas, que no me lo esperaba. Pero al final ha llegado la primera crítica o algo así que me atiza. Viene de quien cabía esperar y además la culpa es mía, que le mandé el libro. Alberto Olmos, lector malherido, se dedica a despellejar libros y escritores, pero uno siempre piensa que va a ser la excepción, que a él no le va a pasar y una de sus críticas lo va a poner bajo palio -porque Olmos se ha convertido en un diosecillo al que todos temen y respetan-. Pero qué va, Olmos opina que mi novela, o noveluela, la llama él, es boba, machista y que no echa raíces bajo la tinta, esto último no lo he entendido muy bien (en general la crítica cuesta seguirla). «Pues si te pones delante para que te den un zartako en todos los morros luego no te quejes», dirá alguno. Y que es poco elegante ponerse a llorar, y rebotarse, y no encajar como un machote. Pero hombre, si duele podrá uno chillar y cagarse en dios (o en el diosecillo), al menos.
A Olmos no se le puede negar su independencia y no casarse con nadie o casi nadie. Por de pronto escribe porque sí, para su blog y eso lo que le permite es escribir lo que que le sale del coño, y hace bien, aunque quizás va un poco forzado y creido con eso del crítico feroz , que le obliga a mantener el tipo y la (mala) fama. Pero en la crítica que me hace me parece que hay una falta de rigor total. Como que se le nota que tiene otros libros en la pila esperando a los que igual les puede hacer más sangre (o que la sangre se vea más que la de un mindundi de Pamplona, que es un sitio que pilla muy lejos de Madrid). Como que no se ha leído el libro, más allá del primer capítulo, o ha leído en diagonal, que está en su derecho, claro, e igual eso es culpa mía, pero hace como que sí, que lo ha leído, y eso ya no está tan bien. O como que el otro día cuando vino a Pamplona, de la que se convierte en meteórico cartógrafo, no fue recibido en loor de multitudes, como se merece un escritor Granta , una estrella que viene de pasearse por los uesei viendo como su nombre aparece escrito hasta en los los menús de los restaurantes. Luego, claro, los aldeanos no corean su nombre y entonces se pica y a la primera oportunidad que tiene dice que si los navarros son brutos y que si están tensos y que si las calles son demasiado derechas. En el Casco Viejo no ha estado, desde luego. Y en la Milagrosa, que le quedaba al lado, mucho menos. Y eso es lo que me parece mal: que la crítica está llena de imprecisiones y de tópicos, de generalizaciones, y de empujones, que debían ser solo para mí, a todos los navarros, como si solo hubiera un tipo de navarro. Para empezar suelta que por aquí se lleva mucho lo de follar en papel, y solo él sabrá a qué se refiere. Y es que de todos es conocida esa larga traidición foral de literatura erótica. Además, el propio Olmos se contradice cuatro líneas más abajo cuando dice que probablemente sea yo el primero que ha retratado un territorio mágico vasco o vasconavarro desde el punto de vista de una polla (o algo así, eso tampoco se entiende muy bien). Y luego lo de los navarros brutos, y tensos… Qué pesadez. Qué pereza. Igual es que todavía le dolía el culo después del viaje en autobús con su insufrible paradica en Soria.
El lector malherido podrá opinar lo que quiera, faltaría más, y yo le agradezco que haya hablado mal de mí (entre otras cosas porque supongo que a estas alturas que él, con su largúísima lista de daminificados, hable mal de alguien supone ganar un montón de nuevos amigos) pero me ha decepcionado, su crítica no me parece seria. La crítica, en definitiva, de la crítica podría ser : Plas, plas, plas, Alberto, ya has llenado otro hueco en el blog y has mantenido así el tipo de crítico capullo y enfant terrible. Pues nada, la próxima vez que vengas a Pamplona que sepas que también tienes el Alvia. Y , si no, los autobuses PLM, que vienen directos.

¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis!, de Patxi Irurzun


Follar de papel es un género literario que gusta mucho en
Navarra, País Vasco y dos o tres continentes más. Follar de papel, en papel, o por el papel, viene siendo la polución escritural de los hombres, que necesitan correrse de mentiras porque la realidad suele tener dolor de cabeza, o estar con otro, comumente. La male fiction, entonces, suele proyectar al escritor a cantante de Kiss (que según afirma y con fotos se ha follado a 5mil tías), del mismo modo que la literatura femenina suele proyectar a la escritora a cuando tenía 20 años.

Patxi Irurzun nos cuenta en esta noveluela las aventuras de un actor porno de Pamplona. Esto es como el territorio mágico pero circunscrito a una polla. Vamos, lo de Faulkner con Jopatapauta y Benet con Región lo hace Patxi con Pamplona y una polla. Ver Pamplona en una polla. Seguramente nadie lo había hecho antes que él.
Yo creo que en Navarra tienen algunos problemas, que si no no se entiende lo brutos que son y lo derechas que tienen las calles.
Por Pamplona hay que ir con mucho cuidado, que está todo el mundo muy tenso.
La novela es bastante boba. El prota llama a su polla blacandéker y por ahí todo seguido la metaforía del camionero. A mí leer guarrindongueces me apetece a veces, pero los camioneros son personas con las que tengo mucho racismo, incluso si son negros.
Blacandéker. O: «subido al cohete de mi polla».
Así no se liga a las troncas, ni a los críticos literarios. Se nota aquí demasiado el sueño del macho, el destinatario asimismo macho y casi amigote, y la tinta sobre el papel apenas echa raíces.
Janis es cubana, por más obvio.

DÍAS AGITADOS

Jun 15, 2011   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment




Los que me esperan a partir de mañana:

JUEVES 16 de junio

Entrevista en Radio Euskadi (Navarra) a eso de las 12: 45

Satur Leoz charlará conmigo unos minutillos. Según me ha comentado hablaremos de marranadas, aprovechando lo de mi libro y que mañana se proyecta en la Muestra de Cine y Mujer Porno vegetal de Lucía Egaña, que también estará en el programa,


III Certamen internacional de Microrrelatos de San Fermín

A las cuatro y media el jurado, compuesto por los escritores Carlos Erice, José Luis Allo y un servidor nos reuniremos para seleccionar entre los 20 relatos finalistas el ganador de este año. A las siete, en el Condestable, emitiremos el fallo (la entrada es libre y también lo echan por internet, qué modernos) después algunos sanfermineros de pro (como la churrera de la Mañueta, algún zaldiko o el hijo del maestro Turrillas) leerán los 10 relatos seleecionados y el ganador, y después creo que habrá piscolabis, nos comeremos un bocata, etc. Espero no liarme mucho porque a la mañana siguiente cojo un autobús a las 9 dirección Barcelona para ir a presentar:

VIERNES 17 DE JUNIO

19: 00 H
LIBRERÍA LA CENTRAL DE RAVAL
(Elisabets, 6)

¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! (Patxi Irurzun) & La enfermedad del lado izquierdo (Esteban Gutiérrez)



Esteban y yo haremos una presentación cruzada de nuestras flamantes nuevas novelas. Nos acompañará además el grupo de rock Lilith, que se marcará un acústico. Y de allí saldremos pitando hacia el Rocksound donde será la

22:00H
Fiesta-concierto de SIMPATÍA POR EL RELATO
con LILITH, EL PÁJARO LOCO y MALPASO.
La entrada será gratuita

ROCKSOUND BAR (Almogàvers, 116. Barcelona)

SABADO 18 DE JUNIO

Simpatía por el relato

17:00h

MUSEU DEL ROCK
(Gran Via de les Corts Catalanes, 373-385, 4ª planta,
local PC2. Barcelona)

¡El Simpathy tour continúa! En el marco incomparable -que se dice- del Museu del rock Esteban y yo presentaremos la antología de cuentos escritos por rockeros. Lilith volverá a tocar en acústico.

Después me cogerán con pala, me meterán en un autobús y llegaré de madrugada a Pamplona.

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