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‘MI PAPÁ ME MIMA’ SEGÚN DAVID TIJERO OSORIO

Sep 24, 2013   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment

“Mi papá me mima” era la popular página de humor que el escritor Patxi Irurzun mantenía en la publicación mensual “Guía del niño”, una de las principales revistas de España sobre las vicisitudes que rodean al embarazo, a los bebés y a los padres de estos, y en la que contaba sus aventuras y desventuras como padre al cuidado de sus dos hijos.

El prolífico autor navarro presenta ahora una recopilación de aquella sección bajo el libro de mismo título, en el que hace gala de un notable sentido del humor, contando las anécdotas por las que a buen seguro todo padre y toda madre han tenido que pasar en la no siempre sencilla tarea del cuidado y educación de sus hijos. Irurzun, autodenominado así mismo como amo de casa entre otras muchas actividades, cuenta todo tipo de anécdotas referidas a las muchas horas que pasa junto con sus dos hijos, buscando más la sonrisa cómplice de otros padres y madres en su misma situación vital que una guía de consejos sobre cómo actuar ante una determinada situación con tus hijos que las más de las veces te puede acabar superando y perder los nervios.

Un trabajo que se aleja bastante de la producción literaria principal del autor, tanto en temática como en estilo, la cual tuvo sus orígenes en la confección de fanzines de temáticas alternativas y contracultura y se ha ido desarrollando en diversos géneros las más de las veces cercanos al realismo sucio.

Un nuevo título por tanto de Patxi Irurzun que se une a una ya extensa y variada lista de obras literarias publicadas, demostrando una versatilidad inusual en muchos escritores por la solvencia demostrada en los géneros tan variados por los que ha transitado.

‘MI PAPÁ ME MIMA’ EN LIBRARIO ÍNTIMO DE RICARDO CASTILLO GALLEGO Y UNA RESEÑA EN ‘EL SUROESTE’

Sep 24, 2013   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


Tener un hijo es, quién lo duda, una de las experiencias más hermosas, pero también más desasosegantes, que pueda vivirse. Madrugadas de sueño guadiánico, cambios de pañales en los momentos y lugares más inoportunos, llantos sin explicación, erupciones cutáneas, percentiles, intolerancias, fiebres altísimas en un día en el que no puedes faltar al trabajo de ninguna manera… Y para nada de todo esto disponemos de un manual adecuado de instrucciones, de un plano que nos oriente, de un bálsamo que nos reconforte.
Patxi Irurzun, padre doble que visitó esta página hace bien poco con su libro de relatos La tristeza de las tiendas de pelucas, vuelve ahora con este tomo de artículos que iban siendo publicados mensualmente en la revista Guía del niño y que ahora tenemos reunidos gracias a Ediciones B. Después de definirse con varias fórmulas simpáticas (padre becario, padre con la letra L) y de admitir que lo más importante de este estado es la disposición constante a aprender y a rectificar, el autor nos va comunicando todo tipo de experiencias con sus hijos, que a muchos otros padres les resultarán conocidas: ese niño estreñido que, en la mismísima la consulta del pediatra (a donde se le ha llevado en el límite de la preocupación), decide poner fin a su retención intestinal de forma oceánica y estruendosa; la curiosa afición cromática de H, el hijo de Patxi Irurzun, que es capaz de otorgar colores distintos a sus ventosidades («Uno peo verde, uno peo azul»); los singulares apuros que pasa un padre cuando no tiene a mano, en el más casto de los sentidos, la teta de su esposa, mientras el hijo la pide en medio de una rabieta descomunal, porque necesita suministro lácteo; la crónica de un viaje familiar a Port Aventura, con su recuento de incidencias: «H ha pedido agua en diez ocasiones, hemos parado a hacer pis cuatro y otra para cambiarle de ropa porque finalmente ha preferido mearse encima, todo ello sin contar que además ha jugado tres veces al Gran Houdini, dos a Full Monty, y otra a convertir en confeti un mapa de carreteras» (p.35); o ese desafortunado golpe en los testículos del autor, que  lo convirtió, mientras estaba guardando cola junto a una barandilla en Eurodisney, en un padre volador durante cuatro metros, con el resultado de varias contusiones y una costilla astillada.


Los dos grandes protagonistas de esta obra son, sin dudarlo, el humor y la ternura. Porque al final, después de enfermedades, agobios, traspiés, apuros en la cartera, alteraciones de horario y sueño omnipresente, lo que queda es hermoso e impagable. Queda la sensación de haber erigido una vida (en este caso, dos), de haber estado ahí para alimentar, limpiar, vestir, proteger, alegrar y educar a unos locos bajitos (como decía Joan Manuel Serrat) que tarde o temprano emprenderán su propio camino sin nosotros. De ahí que Mi papá me mima se convierta en un hermoso tarro de formol hecho con tinta, donde las palabras retienen la magia y la dulzura de anécdotas, risas, chichones, bochornos, abrazos, aprendizajes y besos. Tanto para las criaturas como para los padres. «Me pregunto qué recordará H de mí, cuando sea mayor», escribe Patxi Irurzun en la página 135. La respuesta es sencilla: recordará el amor. Y este libro rebosa de él.

BAUDOIN, EL PINTOR QUE BAILA

Sep 24, 2013   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Mi artículo (y mi foto) en Gara sobre el paso de Edmond Baudoin por Pamplona

El dibujante francés, uno de los autores más prestigiosos del comic europeo, improvisó el pasado jueves un mural  durante el IV Salón del Comic de Navarra. 
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Patxi IRURZUN | IRUÑEA
«No sé si esta noche voy a dibujar o a pintar», dice Baudoin (Niza, 1942), delante de un mural en blanco de 3×2 metros, en la sala de armas de la Ciudadela de Iruñea. Junto a él, una bailarina. Y dos pisos por encima de su cabeza (esa cabeza que, como las de muchos de los personajes de sus comics, echa fuego) una exposición con originales de sus últimos trabajos: «Dalí», la biografía que le encargó el Centro Pompidou, para una exposición retrospectiva sobre la obra del artista catalán; el cuaderno de viaje «Viva la vida.
Los sueños de Ciudad Juárez», dibujado a cuatro manos con Troubs; y «El sabor de la tierra» donde ambos repiten la fórmula, dibujando esta vez los recuerdos más valiosos que los campesinos colombianos, atrapados entre el fuego cruzado de las FARC, los narcos y el ejército, les contaron a cambio de un retrato (esta última obra publicada esta misma semana por Astiberri, que también editó las dos anteriores).
«Para mí el dibujo representa la música», explica Baudoin, antes de empezar su action-painting. Junto a él Elisa Arteta, la bailarina, empieza a dar leves pinceladas al aire con su cuerpo. «Y la música es vida, si no hay música no hay vida; la música está en todo, en la danza, en la literatura, en dos personas que se aman… Y en la pintura. Para un dibujante los trazos negros son sonidos, y el cuadro en blanco el silencio. El silencio se ennegrece con la angustia, con los problemas, así se crea un dibujo. La música, la vida, la pintura es confrontación», dice Baudoin, y después empieza a danzar frente al mural en blanco, perfila trazos, algunos suavemente, otros con violencia, empareja sus movimientos con los de la bailarina, en alguna ocasión incluso los dos ruedan por el suelo…
La dilatada y multipremiada obra de Baudoin (que ha colaborado con artistas de la talla de la escritora de novela negra Fred Vargas) sus comics y cuadernos de viaje, que en ocasiones diluyen las fronteras con las artes plásticas, están llenos de luz y de dolor, de búsqueda y esperanza. Las cabezas de sus personajes no son suficientes para contener sus pensamientos, las contradicciones que los atormentan, sus sueños y frustraciones… Hay, de hecho, motivos recurrentes en sus libros, como esas cabezas en llamas, que aparecen en las portadas de «El viaje» o del antes citado «Dalí», donde Baudoin se atreve incluso a reinterpretar los cuadros del genio de Cadaqués.
Ahora, mientras Baudoin pinta, su mente en plena actividad también se desborda, echa humo, lo oímos reírse, abstraído en sí mismo, o murmurar algunas palabras («¡La vida, la vida!), mientras intercambia miradas con la bailarina. Todo un lujo para los espectadores, que asisten quizás a la forma más radical de creación, la gestación de un cuadro, frente a otras interacciones artísticas que solo son recreaciones (escuchar una canción, leer un libro…).
El resultado final es un mural en blanco y negro al que Edmond Baudoin titula «Pamplona» y que trata de explicar algo caóticamente (un toro que danza, la guerra civil, las murallas, la violencia contenida y la vida que le ha transmitido la ciudad esa mañana durante un paseo…). «En realidad, no sé muy bien qué hago cuando pinto», reconoce al acabar. «Tampoco sé que piensan ustedes», se dirige al público, «pero he podido notar su tensión. Yo he visto dibujar en festivales a otros pintores y pienso que es algo mágico.
Quizás ustedes también lo piensen. Para mí, sin embargo, es siempre un fracaso. La vida es siempre un fracaso», concluye insatisfecho. Pero mientras su mural iba cobrando forma no ha dejado de bailar, de oír la música de los pinceles y el silencio del lienzo en blanco, de celebrar, a pesar de todo, la vida. Ni de pintar. Porque esta noche, finalmente, Edmond Baudoin, no ha dibujado, ha pintado.

http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130923/423885/es/Baudoin-pintor-que-baila

En el Pasealeku de Eguzki Irratia con «Mi papá me mima» y «La tristeza de las tiendas de pelucas»

Sep 20, 2013   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Esta mañana me he pasado por la radio que más calienta, la Eguzki irratia, y he estado muy a gustico charlando con el incombustible Fertxu Izquierdo para el magazine Pasealeku, sobre ‘Mi papá me mima’ y ‘La tristeza de las tiendas de pelucas’. A partir del minuto 22:30.

http://www.eguzki.net/2013/09/20/pasealeku-del-viernes-20-09-2013/

Entrevista con El Drogas para GARA

Sep 20, 2013   //   by admin   //   Blog  //  No Comments
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Dios nos cría y el diablo nos junta (esta es, de hecho, la entrada 666). Una entrevista con mi admirado Enrique Villarreal, El Drogas, para GARA:

EL PRIMER LIBRO DE EL DROGAS

«Lo que me gusta de la poesía es que te dé una punzada»


El Drogas
Artista
Después de tantos discos que Enrique Villareal, El Drogas, ya ha perdido la cuenta. Hoy presenta y sale a la venta su primer libro: «Tres puntadas», publicado por Desacorde Ediciones. En él recoge los escritos de sus últimos quince años, algunos de ellos, los reunidos bajo el título «El ojo de la aguja», publicados hace años en GARA.
Patxi IRURZUN | IRUÑEA
Un baúl lleno de disfraces, en los que el rockero de la Txantrea muestra su yo femenino; su espíritu pirata; su lado más surrealista… Poemas que huelen, que sudan, que tosen. Escritos (como él prefiere llamarlos, por respeto a los poetas, aunque no tanto como para no atreverse a coger el boli) llenos de matices y de escondrijos, de erotismo y de surrealismo. «Tres puntadas» dadas para pinchar.
Aunque tú llevas ya muchos años escribiendo, habrá gente a la que le sorprenda encontrarse con un libro de poesía de El Drogas.
Sí, y me imagino que también gente a la que le haga hasta gracia. Pero desde siempre he escrito cosas. Ponerme más a saco hará unos quince años cuando conocí a Kutxi Romero, que fue, sin decírmelo, quien me empujó un poco a ello, con sus conversaciones, su forma de ver la vida…
Kutxi (Marea) ha tenido algo que ver también con que publiques ahora.
Mucho. Él me presentó a la gente de Desacorde ediciones y fue todo muy rápido… Había tenido otras oportunidades pero ahora parece que todo ha confluido para sacar adelante «Tres puntadas».
Por ejemplo que ahora, bajo la denominación de El Drogas («Artista», como pone en tu Facebook) te sientas más libre, puedas tener más frentes abiertos…
Sí, empecé casi por obligación, porque no me quedaba otra, pero de repente me encontré con que bajo esa denominación podía hacer un poco lo que me apeteciera, cuando quisiera, sin depender de los tiempos de nadie… Para mí personalmente es muy interesante.
Y «Tres puntadas» entra también bajo ese paraguas de El Drogas…
Sí, la idea de publicar el libro empezó en cierto modo con la reedición del primer disco de Txarrena, donde aparecen los escritos de «El ojo de la aguja», la columna que escribía en GARA, como El Drogas, y la maqueta «Libros Prestados», que es parte de lo que va a ser el próximo trabajo discográfico, también bajo el nombre de El Drogas. De alguna manera todo ello fue una especie de prólogo de esta historia.
Música y poesía. ¿Cómo sabes cuándo lo que te viene a la cabeza es un poema o una canción?
Generalmente el estado concreto mental me lo da si estoy trabajando con el bolígrafo entre botones o no. Si estoy entre botones quiere decir que estoy metido con una ambientación musical ya grabada o medio grabada, escuchando y vuelta a escuchar, y sacándole melodía y letra, o las dos a la vez. Es algo totalmente diferente a levantarte una noche a las tres o las cuatro de la mañana y ponerte a escribir un poema.
¿Y eso te pasa muy a menudo?
Va por temporadas, ahora estoy en una época de insomnio, o mejor, de medio insomnio, porque hay noches que duermo hasta tres o cuatro horas, que está muy bien. Pero ahora las noches las paso más últimamente entre botones, sí, o arreglando mentalmente lo que estamos grabando.
Y cuando escribes, a la mañana siguiente, ¿hay veces que te cuesta reconocerte en lo que has escrito?
Sí, o más cuando oigo los versos leídos por otras personas. Pero eso no me importa tanto como darme cuenta que de alguna manera lo que uno escribe cuando se publica deja de ser parte tuya. Me gusta ver en otra gente qué musicalidad da a los escritos, como me gusta escuchar a otros grupos versionando canciones mías.
Aunque tus poemas puedan partir de un impulso, o una corazonada, que te hace levantarte de la cama, a la vez en el libro todo está también muy meditado, muy cuidado, hay juegos de palabras, aliteraciones, recursos estilísticos… Eso a qué se debe, ¿lo que lees, tu intuición musical…?
Yo creo que un poco de todo. Tengo el lujo de tener un oficio en el que puedo confundir, y con todo el placer del mundo, todo: el trabajo y las vacaciones, el hobby con la profesión. Para mí es alucinante, y encima este oficio, dedicarme al mundo de la farándula, tocar las cosas que compongo, hace que bien por inquietud, o bien porque tiene que ser así, tenga que escuchar mucha música para aprender, escuchar estilos que puedan parecer opuestos a mí. Y con lo de escribir es lo mismo, también me obliga a leer a otra gente que escribe muchísimo mejor que yo. De todo aprendes.
¿Y a quién lees?
Un poco lo que cae. Pero sobre todo poesía. Me gustan José Hierro, Neruda quizás estéticamente el que más, o Panero, este básicamente porque no le entiendo nada. Me encanta.
¿Sigues también enganchado a los libros sobre la guerra civil?
Sí, sí, fue un tema que me tocó mucho, con el disco «La tierra está sorda». He pasado ahora un par de años fuera de la historia, porque he tenido otras cosas de por medio, pero he vuelto y ahora, por ejemplo, ando con «El escarmiento», de Miguel Sánchez-Ostiz. Me parece muy interesante eso de relacionar todo con lo que está sucediendo ahora. Lo que pasó en la guerra civil es lo que venimos arrastrando hasta hoy para bien o para mal. Más para mal, es cierto, aunque lo de para bien lo digo porque, por ejemplo, hay asociaciones que ya no esperan a las instituciones gubernamentales para que les den permiso para excavar una fosa, o porque personalmente conocer a gente relacionada con el tema a mí me ha llenado y enseñado mucho.
Volviendo a tu libro, está dividido en tres partes, la primera, «Y si la noche fuese mi cómplice», viene firmada por Eva Zanroi. ¿Quién es Eva Zanroi?
Eva son las iniciales de Enrique Villareal Armendariz, como me llamo, y Zanroi viene de Zandio y Roitegui, mis otros dos apellidos. Es una especie de homenaje a mi padre, que solo tenía dos apellidos, porque era de la inclusa. Yo creo que de ahí me viene cierto espíritu pirata y apátrida a la hora de ver y pisar el mundo. El seudónimo femenino, por otra parte, me ha llevado a leer mucha poesía escrita por mujeres y es también una exploración de mi parte femenina, algo que creo que nos vendría muy bien a todos.
Después viene «El ojo de la aguja», las colaboraciones que escribiste para GARA. ¿Cómo se sentía un pirata como tú aprisionado en una columna periodística, y además escribiendo poemas, algo no muy usual en ese formato?
Para mí fue estupendo. Era el espacio justo que yo podía dar de mí. Yo es que escribir artículos de media página… En cuanto paso de la frase veinte ya siento que tengo que acabar, por eso, por ejemplo, no escribo relatos cortos, escribo relatos muy cortos, porque siento pronto que me estoy alargando.
¿Y en la tercera parte, «El rincón oscuro» qué nos vamos a encontrar?
Son escritos de los últimos cuatro años, la gran mayoría escritos a la vez que «La tierra está sorda» y en ellos quizás pueda haber influencias de autores como Edgar Allan Poe, Baudelaire, Antonin Artaud ¯que me parece muy ulceroso escribiendo¯ también Patti Smith, Bukowski, Panero…
Panero otra vez… Decías que te gusta porque no lo entiendes. ¿Tú qué esperas cuando alguien te lee: descolocarlo, un clima emocional, que le dé vueltas a la cabeza?
Todo eso y a la vez nada. A mí de la poesía lo que me gusta no es tanto ponerte a analizar como que te dé una punzada. Yo ya me daría por satisfecho con eso, con una punzada, y luego ya lo que supure cada uno depende del lector.
El nuevo disco de El Drogas
«La cueva de los txandríos», así es como llama El Drogas a su estudio de grabación en el que estos días anda entre botones, rematando junto con sus inseparables Brigi, Flako y Txus Maraví el nuevo disco, el primero que aparecerá bajo la marca El Drogas. Un disco sobre el que Enrique Villarreal nos adelanta esto:
«El disco va a ser triple, con ocho canciones en cada disco. Lo que diferencia a cada uno del otro es la ambientación musical y a la vez lo que da unidad al triple disco es esa diferencia. El primer disco se subtitula «Alzheimer», hay cinco canciones sobre el tema, y otras tres sobre recuerdos. Tiene una ambientación muy british, de grupos de los 80 que me gustaban, como The Jesus and Mary Chain (aunque luego al oírlo quizás haya quien diga «¡Si no se parece nada!», pero a mí me ayuda a definirlo). El segundo, «Matxinada», es como abrir un periódico con la actualidad sociopolítica, muy explícito, con nombres muy concretos, aunque cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, por ejemplo, al apoyar en el teclado cuatro dedos me apareció Wert, que están todas las teclas juntas, justo cuando estaba escribiendo una canción sobre el Ministerio de Incultura, o hay personajes que se llaman Labar Cina, Cosp Edal… Todo pura coincidencia. Y el tercer disco tiene algunos temas diferentes, pero la ambientación es muy glam, al modo en que componía Marc Bolan en T-Rex, rifs muy rocanroleros, sencillos, voces de mujer que le den un rollo soul… 24 canciones, en definitiva, que luego en directo, si no siempre, sí que nos gustaría tocar de vez en cuando juntas» . P. I.
Y aquí otra entrevista con El Drogas, esta de mi no menos admirado Javier Gallego ‘Crudo’, en la que ambos me mencionan. Un honor, oyes. 


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