(La última colaboración para RUBIO DE BOTE, mi sección quincenal en ON, suplemento de Diario de Noticias de Álava, Gipuzkoa y Navarra y Deia)
WHATSAAPS Y UROLOGÍA
Los wathsapps los carga el diablo, sobre todo si tienes los dedos gordos o tontorrones, y a mí en las clases de pretecnología del cole se me rompían siempre todos los pelos de la sierra al cortar la chapa ocume.
“Todo bien en mi pito”, he escrito en mi móvil al salir de la consulta, pero al apretar a enviar me he dado cuenta de que estaba haciéndolo al grupo de madres y padres del colegio, que era en el que tenía abierta la última conversación, la cual versaba sobre una fiesta de cumpleaños.
—¡No, no, no! –he empezado a agitar el móvil, como si se tratara de una maraca o el mensaje fuera una piecita suelta que podía extraer de él. Demasiado tarde. Inmediatamente después he tenido que explicar la situación: “Glups, este whatsapp era para mi mujer, vengo de una revisión rutinaria en el urólogo”.
Mi pito, además, es reincidente. Hace unos días envié sin darme cuenta mi informe médico a una conocida revista de humor que me había pedido un ejemplar de mi libro La tristeza de las tiendas de pelucas, interesada en publicar una reseña o alguno de los relatos. Había metido el informe dentro del libro para, después de pasar por Correos, ir al centro de salud y pedir la cita de la revisión. “El informe que va adjunto al libro no es un relato. Por favor, destruidlo”, expliqué en otro watshapp al redactor jefe de la revista, y adjunté uno de esos iconos sonrientes y que guiñan el ojo, pero nada más enviarlo me di cuenta de que eso podía interpretarse como una ironía y tal vez conseguía el efecto contrario y publicaban el informe, creyendo que se trataba de un experimento de vanguardia literaria. Así que esta mañana, después de salir de la consulta, me he pasado por un kiosko de prensa y he ojeado la revista de humor con el alma en vilo y, mientras lo hacía, no he podido dejar de imaginarme a los redactores pasándose mi informe médico y haciendo bromas, “¿Has leído a Patxi Irurzun? ¡Es la polla!”, todo eso mientras en mi bolsillo el móvil se convertía en un animal salvaje y vibrante que no dejaba de revolverse furioso.
“32 mensajes”, he visto después, tras cerrar la revista y comprobar aliviado que los avatares de mi aparato genital no eran todavía de dominio público, al menos si no entendíamos por tal al grupo de whatsapp de la escuela, puesto que no he tardado en darme cuenta de que todos y cada uno de esos 32 mensajes eran del siguiente cariz: “Yo llevaré bizcocho y zumo. Recuerdos al pito de Patxi”.
A mi pito, por lo demás, no le pasa nada raro. Tengo una revisión anual urológica desde que hace años me extirparon un pequeño tumor benigno en la vejiga. “El tabaco”, dijeron los médicos, pero yo, que en realidad apenas fumaba, pensé “El trabajo” porque por entonces hacía turnos de doce horas en una fábrica. Pero esa es otra historia.
El caso es que al mediodía, cuando he ido a buscar a los niños a la escuela, no ha tardado en acercárseme un padre, con una sonrisita contenida:
—Es que los whatsapps los carga el diablo —me ha dicho, conciliador.
Y yo le he contestado:
—Y los pelos de las sierras de marquetería.
Pero como creo que no lo ha pillado igual se lo explico en un whatsapp. Si es que consigo enviárselo a él.
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“Mirar y consolar a la niña que fui y que sufrió esa experiencia tan traumática ha sido doloroso pero sanador”
La cantante granadina presenta hoy en Lizarra e Iruñea el libro “La niña y el lobo”, en el que cuenta su experiencia como víctima de violencia de género.
Patxi Irurzun, Iruñea
Ámparo Sánchez, Amparanoia, desvela en La niña y el lobo (Lupercalia ediciones) una etapa de su vida desconocida no solo para el gran público sino también para mucha gente de su entorno: su experiencia, cuando solo tenía 16 años y era madre adolescente, como víctima de violencia machista. El libro busca ayudar a mujeres en la misma situación y le ha servido a ella para cerrar heridas, ser consciente de los ángeles que la han sostenido, como su hijo o la música, y caminar en paz a lo largo de su vida. Hoy, presentará el libro en la Casa de la juventud de Lizarra (17:30h) y en el Planetario de Iruñea (20:00h), con entrada libre, donde también interpretará en acústico alguna de sus canciones.
¿Por qué te has decidido a contar ahora una experiencia tan dura?
He escrito “La niña y el lobo” con el objetivo de que pueda servir a mujeres que se encuentren en una relación de control que puede acabar en un caso de violencia de género. A mí me tocó vivirlo siendo adolescente. El libro cuenta a modo de diario mi experiencia entre los 14 y los 24 años: fui madre con 16 años, se trató de mi primera relación de amor, empezamos a vivir juntos, pronto empezaron los episodios de violencia… Era algo de lo que no había hablado mucho, y ahora a una edad madura he sentido que el libro podía servir como ejemplo de superación, porque tiene las claves de cómo salir, muestra cómo empezar por el amor a una misma, los recursos y los pasos para salir de una vida que no te mereces y de la que no tienes la culpa. Es una herramienta para mujeres en esa situación o para quien quiera saber más sobre ese tema.
¿Y para ti escribir ha sido una terapia?
Por supuesto, el libro me ha dado la oportunidad de hablarle a esa niña que se quedó con esa experiencia traumática y a la que no había vuelto a mirar, he podido abrazarla, consolarla, y también me ha servido para darme cuenta de que he elegido el perdón para seguir adelante, o de que la música ha sido el motor para conseguir hacer realidad mi sueño, vivir de ella… Escribir me ha permitido ver todos esos ángeles, como mi hijo, que pasaron por mi vida y me ayudaron a salir de esa situación.
Pero desgraciadamente casi siempre las historias de violencia machista que conocemos tienen finales de los que nos enteramos en los telediarios…
El libro busca decir que la superación es posible, que es posible salir, que los celos no son amor, que si te hacen llorar no es amor… Necesitamos contar todo eso porque las mujeres crecemos con unos patrones de amor romántico que son engañosos y machistas, y necesitamos hablar de estas historias para construir una sociedad igualitaria y que respete a la mujer…
Cuando uno lee el libro el lector se pregunta precisamente por qué la protagonista no se aparta de su maltratador, por qué continúa con él… Supongo que es algo que hay que vivir en primera persona para conocer las respuestas
Es muy complicado porque estamos hablando de una relación de amor, hay un propósito de vida juntos, hay un “enamoramiento”, crees que ese es el amor de tu vida y quieres que eso cambie y no vuelva a pasar, le crees cuando te pide perdón y estás convencida de que no va a volver a pasar, porque estás enamorada, esa es por supuesto la parte más dura, esa parte de enganche incluso sabiendo que te hace daño, y en la que las mujeres solemos necesitar más ayuda, de tipo psicológico.
En tu caso, a pesar de todo ello, de ese daño, has perdonado…
Aunque era algo que ya sabía, escribiendo el libro fui mucho más consciente de que había perdonado porque el rencor y el odio iban a ser pesos que no me dejaban avanzar, en mi evolución personal, en mis futuras relaciones de pareja y sobre todo en el sentimiento que yo quería transmitir a mi hijo, yo no quería que él odiara a su padre, y elegí el perdón sin ninguna connotación judeo-cristiana, fue algo más del tipo “esto ya pasó, me voy a curar, he salido y voy a caminar en paz con mi pasado”.
Y no tuviste miedo de que escribir libro reabriera las heridas, o te hiciera revivir aquellos momentos…
No fue fácil, no, y no solo ya recordar los momentos de violencia física, sino la realidad de aquella niña, que fue madre tan joven, una realidad tan dura siendo tan inocente todavía… Mirarla fue doloroso, pero a la vez muy sanador…
Has hablado de tus ángeles, la música, tu hijo, tu familia… ¿Cómo ha recibido la gente de tu entorno el libro, y cómo quienes ni siquiera conocían esta etapa de tu vida?
Esa ha sido sin duda la parte más dura, la que más me ha costado… No lo han pasado bien, quienes estaban en esa época conmigo y no sabían nada han pasado la angustia de no poder haberme ayudado, para los que todavía no estaban ha sido un shock… Pero yo siempre les digo que el mensaje es de esperanza, que el final, más que feliz, es de armonía, y que miren a la mujer que soy ahora y no a la niña que fui, aunque ella forme parte de mí.
http://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/gara_2014-10-30-06-00/hemeroteca_articles/consolar-a-la-nina-que-fui-y-que-sufrio-esa-experiencia-ha-sido-doloroso-pero-sanador
La entrevista en Eguzki Irratia:
http://eguzki.eus/entrevista-con-amparo-sanchez-amparanoia-y-entrevista-sobre-la-resintonizacion-de-antenas-de-tv/
(a partir del minuto 11)