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ENTREVISTA A JAVIER SERENA EN EGUZKI IRRATIA

Ene 31, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

En la colaboración mensual en Eguzki irratia hemos entrevistado a Javier Serena con su flamante novela ATILA y hemos recomendado el último número de Vinalia Trippers y el nuevo poemario de Sor Kampana SER GRIETA. A partir del minuto 33.

http://eguzki.eus/entrevista-con-eneko-compains-sobre-ilp-simbolos-nafarroa-y-entrevista-con-javier-serena-sobre-su-nuevo-libro-atila/

EN EL CLUB DE LECTURA íTACA DE CIVICAN CON ‘ATRAPADOS EN EL PARAÍSO’

Ene 31, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Hace unos días estuve en un encuentro con lectores en el Club de lectura Ítaca de Civican, muy gratificante como siempre. Esta es la generosa crítica que escribió Rebeca Erro sobre el encuentro: 

Patxi Irurzun abre el ciclo «Viajes con sonrisa» en ‘Itaca’

Ítaca propone comenzar el año sonriendo. Decía Rodolphe Töpffer, un reconocido historietista suizo, que “cuando se va de viaje, es conveniente llevar una buena provisión de ánimo, de alegría, de valor y de buen humor”. Siguiendo este sabio consejo, este trimestre nos dejamos acompañar por los divertidos relatos y la fina ironía de tres estupendos escritores: Patxi Irurzun, Gerald Durrell y Eduardo Mendoza.Estrenamos el ciclo de la mejor manera posible, con la visita del navarro Patxi Irurzun, autor deAtrapados en el paraíso. La sesión comenzó con una pequeña introducción en la que Patxi nos habló de cómo surgió esta aventura. En el año 2002 ganó elpremio de relatos de viajes de ‘El País-Aguilar’, que consistía en seis mil euros para gastar en un solo viaje y, ni corto ni perezoso, decidió irse una temporada a conocer el basurero de Payatas en Filipinas y a Papúa Nueva Guinea. El resultado de aquella experiencia quedó recogido en su libro.Como él decía, quizá la literatura no le haya dado de comer, pero sí le ha permitido viajar, porque esta obra, además de ser finalista del premio Desnivel, ganó el que otorgaba el Gobierno de Navarra a la creación literaria en 2004. Con este galardón decidió cruzar el charco hasta México y, tras esto, siguió encadenando otros viajes y concursos hasta 2006.

Más de diez años han pasado desde que se publicara por primera vez Atrapados en el paraíso, una edición que a pesar del escaso recorrido comercial que tuvo y de su apariencia, ha ido ganando muchos adeptos. Entre ellos,Kutxi Romero, cantante del grupo Marea, que le solicitaba sin descanso una segunda edición más cuidada. El año pasado su deseo se hizo realidad, Pamiela reeditó esta obra dotándola además de muchos extras. Para empezar una portada que enamora, con la fotografía de Hartmut Schwarzbach que refleja a la perfección el espíritu del libro; un nuevo prólogo del propio Patxi, algunas opiniones de sus fans, el cuento que le hizo ganar el primer concurso, etc. Por si esto no fuera suficiente, la editorial ha creado un archivo descargable en su página web (http://www.pamiela.com/descargas/irurzun.pdf) con muchas más curiosidades.

Tras esta primera intervención de Patxi, lo primero que comentaron los lectores fue que les había gustado mucho el tono y la forma en la que estaba escrito. Resultaba fácil empatizar con él, porque se desmitifica la figura del gran aventurero y se acerca más al viajero corriente y sus percances habituales: el idioma, los transportes, las comidas, el choque de culturas, etc. Comentó después el autor que su intención no era hacer un libro de viajes al uso, él no se consideraba uno de esos míticos viajeros y el resultado fue esta mezcla de novela, crónica periodística y diario salpicado de humor y de amor.

Precisamente el amor fue otro de los temas por el que preguntaron los participantes. Querían saber en qué había quedado esa relación a distancia que sobrevuela todo el relato. Patxi nos confirmó que había habido final feliz y nos contó además que para conquistarla había ido enviando los capítulos de la novela conforme los iba escribiendo. Quizá por eso esta obra tenga ese “algo” especial que seduce a quien lo lee.

Teniendo al protagonista presente, era inevitable que los tertulianos se lanzaran también a preguntar por los pequeños detalles de la aventura: el olor del basurero, la presencia del turismo en el país o la convivencia con su compañero de fatigas que, teniendo en cuenta el entorno y la situación, fue complicada. También repasamos juntos labibliografía de Patxi y su gran versatilidad, con títulos de todo género y para los más variados públicos.

En definitiva un encuentro que recordaremos con cariño porque nos atrapó doblemente: primero con la lectura de su libro y después con su simpatía y sencillez. Un gusto contar con su presencia y conocer de primera mano los pormenores de este gran viaje.

REBECA ERRO

http://civicanlib.blogspot.com.es/2015/01/viajes-con-sonrisa-nuevo-ciclo-del-club.html

ENTREVISTA A MICHEL GAZTAMBIDE PARA GARA

Ene 31, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments
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Foto: Iñaki Elizalde

«La crítica que más me interesa es la que se oye en la puerta del cine o en el bar de enfrente»

Michel Gaztambide participará esta tarde en el festival Pamplona Negra desvelando los entresijos de un oficio, el de guionista, en el que es maestro y referente («Vacas», «No habrá paz para los malvados»…). De guiones y poesía, otra de sus pasiones, charlamos con él.

Michel Gaztambide vuelve a Iruñea, una ciudad en la que pasó buena parte de su adolescencia, y «que no sé si para bien o para mal pero es clave en mi formación y en mi vida», y lo hace para hablar de «La caja negra de `La caja 507’», así se titula la conferencia que a las 20:30 impartirá en Baluarte. Antes que guionista, Gaztambide fue poeta. Lo sigue siendo, también cuando escribe para el cine.

Pamplona Negra ha querido prestar especial atención al oficio de guionista, igualándolo de algún modo con el de los escritores de novela negra… ¿Está de acuerdo?

No. Novelistas y guionistas nos parecemos poco. Ellos son más importantes. De entrada, tienen un prestigio diferente. Mayor y más serio. Los guionistas carecemos de esa dignidad indiscutible y sacrosanta de los novelistas… También nos diferenciamos en que ellos son autores absolutos (o casi) de sus textos definitivos. Los guionistas escribimos (o en la mayoría de los casos ayudamos a escribir) en papel una fase transitoria de la película, algo que luego se ha de representar con actores y se ha de filmar por un director.

Digamos que intermediamos, que construimos solo una parte de la obra total que es la película que firmará un director que puede o no intervenir en la escritura…

¿Cree que tienen mala reputación o han sido apartados?

Pensándolo un poco, con quien creo que sí podríamos compartir reputación es con aquellos escritores de «pulp» de los años treinta y cuarenta en EEUU, que en el fondo son los grandes maestros del género negro. Escritores contra reloj, mal pagados… Escritores considerados de segunda, muchos de los cuales pasado el tiempo son reconocidos tanto o más que otros escritores más serios… No creo que nos pase eso a nosotros, pero es divertido tenerlo en cuenta por un instante.

En su caso, sin embargo, desembocó en ese oficio de guionista desde la poesía, un territorio de libertad creativa absoluta. ¿Cómo se mantiene la poesía en un guion?

Más que de mantener la poesía en un guion creo que lo que es interesante constatar, al menos en mi caso, es que haber escrito poesía es muy útil a la hora de escribir cine.

¿En qué sentido?

En el sentido de que en ambos casos se manejan imágenes que se sirven a un lector o a un espectador para que este las decodifique. Y tanto el poeta, en el verso, como el guionista, con la elipsis y la escritura secuencial, montan. Y deben ser precisos, certeros.

Un guionista debe estar abierto a la crítica, corregir, hacer cambios… ¿Es una buena cura de humildad?

La crítica, el análisis, durante el proceso de escritura es constante y esencial en este oficio. Se escribe para otros -directores, productores, espectadores- y es lógico tener en cuenta sus opiniones.

O la intuición de la que pueden ser sus opiniones cuando hablamos del espectador. Y luego está el autoanálisis, el poder juzgar de manera implacable lo que uno escribe. Suelo decir que un guion se escribe con una sábana de seda en una mano (para proteger lo que sirve) y con un hacha afilada en la otra (para cortar de raíz y eliminar todo lo que sobra)….

Otra cosa es que a veces haya demasiadas «opiniones» que tener en cuenta. Y que estas sean cuanto menos peregrinas… Pasa mucho últimamente. Sobre todo en lo que se refiere a los compañeros que hacen televisión…

¿Cómo influyen esas opiniones?

En cuanto a la crítica de los críticos… Bueno, creo que se hace muy poca crítica que merezca ese nombre en este país. Así que mejor no hacer mucho caso. Ni cuando te ponen bien, ni cuando te ponen mal. La que siempre es definitiva es la de la gente que va al cine, la que se oye en la puerta o en el bar de enfrente. Esa es a mí la que más me interesa.

http://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/gara_2015-01-23-06-00/hemeroteca_articles/la-critica-que-mas-me-interesa-es-la-que-se-oye-en-la-puerta-del-cine-o-en-el-bar-de-enfrente

CONTRA EL RELOJ (Rubio de Bote)

Ene 19, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Me estoy quitando, pero todavía me lo pongo de vez en cuando. Desde hace diez años, la edad de mi hijo mayor, soy un hombre enganchado a un bolso. Dentro de él se pueden encontrar toallitas, tiritas, corazones envueltos en papel de plata,  bolsas de gusanitos a medias o algún libro con el que resucitar los ratos muertos entre clases de judo y de euskal dantza. Depende del grosor del libro y de la climatología el hombro se resiente, el músculo grita, se rebela contra la niebla y contra Miguel Sánchez-Ostiz. Me estoy haciendo mayor, se aproxima el fatídico día de la rendición en que me pondré a hacer deporte o a comer sano. Pero de momento, voy retrasándolo con recursos tramposos, como dejar en casa el bolso. Los niños, entonces, no me suelen reconocer o justo ese día se abren la cabeza o han tenido algún taller de manualidades y no sé donde dejar los dibujos hechos con pennes (con macarrones de tubo, quiero decir, lo mismo que antes me refería a los corazones de las manzanas, no sean malpensados).

Me estoy haciendo mayor yo y se están haciendo mayores mis hijos. Me aterra pensar que de repente llegará algún día en que mi hijo no estará tirado en el suelo, con sus muñequitos estratégicamente desparramados por todo el cuarto de estar (“Es que es un juego de muchos días”, dice él cuando toca recogerlos), haciendo voces, convirtiendo un rugido en su garganta en el de toda una multitud que lo aclama, a él o a sus superhéroes, después de salvar el mundo. Me encanta verlo así. Me recuerda a mí mismo, de pequeño, antes de que el mundo fuera un lugar insalvable en el que en todo momento hay algo más importante que hacer que jugar, un lugar en el que siempre hay que ir con carnet de identidad y con bolsos y con relojes y con mallas para correr contra los relojes…

Y me acuerdo que yo también solía jugar con muñequitos, con madelmanes (tenía el policía montado de Canadá, por el que hoy los coleccionistas pagan un dineral) o Big-Jims (había uno al que cuando levantaba el brazo derecho la cabeza le giraba y el rostro se le tornaba verde, iracundo, pleno de odio). Otras veces, colocaba en sentido horizontal una percha de la ropa entre las juntas de los armarios y con una pelota de tenis jugaba a baloncesto. Yo era el mejor base del mundo, daba asistencias inverosímiles a mis compañeros invisibles. Estaba Mon-Man, el hombre montaña, un chino de dos metros cincuenta que machacaba sin saltar; o Felipe Formosa, un alero dominicano bailarín y tirador, que siempre colocaba los pies apuntando a la canasta y no fallaba nunca los lanzamientos, pero al que no le gustaba defender. Ganábamos siempre.  Después del partido, le pintaba con boli una cara a la pelota, la colaba delante de mí y daba unas ruedas de prensa delirantes. “¡Ehhhh!”, rugía la multitud dentro de mi garganta. Yo solo tenía que abrir la boca y respirar fuerte.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Ha llovido mucho y Miguel Sánchez-Ostiz ha publicado, afortunadamente, muchos libros. Yo ahora soy un hombre con carnet de identidad y con bolso. A veces, sin embargo, meto la mano dentro de él y todavía me encuentro algún Pokemon decapitado, algún muñequito con la pintura descascarillada, pero con los superpoderes para salvar el mundo intactos. Quizás deba seguir enganchado a mi bolso tanto tiempo como pueda.

 Patxi Irurzun

Publicado en el magazine ON de los diarios de Grupo Noticias (17-01.2015)
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