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My generation

Ago 13, 2016   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

 

que suba la marea 053

Con David González en el backstage de un concierto de Marea en León en 2002

Con Vicente Muñoz durante la presentación de Resaca /Hank over en 2008
Con Manuel Vilas, Vicente Muñoz, David González y Oscar Aibar

Con Manuel Vilas, Vicente Muñoz, David González y Oscar Aibar, durante la presentación de «Golpes. Ficciones de la crueldad social»

 MY GENERATION

En aquella época el buzón era nuestro cofre del tesoro. Nos asomábamos a él cada mediodía, cuando regresábamos de la universidad, de la fábrica, de la oficina del INEM, esperando ansiosos encontrarnos la respuesta de una editorial o uno de aquellos grandes sobres que llegaban desde León, desde Gijón, desde Punta Umbría, y que contenían el último fanzine en el que habíamos colaborado, o el poemario o libro de relatos que acababa de publicar algún “hermanito”, así nos llamábamos cómplice y cariñosamente en las cartas manuscritas que también nos escribíamos.

Contactábamos entre nosotros buscándonos en las últimas páginas del Ajoblanco, escribiendo a los apartados de correos que dejaban como santo y seña las revistas literarias. Nos leíamos primero, antes de conocernos, y queríamos conocernos porque nos gustaba lo que leíamos (al contrario, creo, que sucede ahora, que los escritores se hacen amigos por acumulación y por Facebook y no se leen unos a otros, les basta con darle al me gusta, que es más barato que un sello de correos)…

David González, Vicente Muñoz Álvarez, David Benedicte, Eva Vaz, Oscar Sipán… Esos eran los nombres. Mono Gráfico, Borraska, Vinalia Trippers, Kastelló, El Canto de la Tripulación… Esas las barricadas de papel en las que nos curtíamos, que a menudo nosotros mismos levantábamos. Soñábamos con vivir de la escritura, antes que con la fama, que nunca llegaba. Sabíamos que, a pesar de eso, escribiríamos siempre, que nos levantaríamos una y otra vez de la lona, ocurriera lo que ocurriera, aunque la suerte fuera esquiva y los golpes bajos. No teníamos padrinos ni éramos complacientes. La mayoría procedíamos de barrios obreros, de ciudades fuera de los mapas del telediario, y eso también contaba, claro que contaba (en contra).

David González estuvo en una cárcel de menores y arrastró durante años la condena —todavía hoy, con más de cincuenta, la arrastra—, aunque su poesía sea mucho más grande que su leyenda. Con él aprendí a leer y a entender y a amar la poesía. Es uno de los imprescindibles y sin embargo se siente, lo hacen sentirse a menudo despreciado, con ganas de quitarse de en medio, de autodestruirse y dejarnos huérfanos a los cientos de lectores que lo queremos  y admiramos sus versos. Vicente Muñoz Álvarez, el narrador y poeta más brillante de la noche y la oscuridad, agitador cultural, editor de revistas y libros antológicos, ministro del “underground”… Recorre España durante medio año con una furgoneta cargada de muestrarios de zapatos y se siente agradecido por ello, porque así le queda el otro medio para escribir y para ensoñar, para conspirar contra Babilonia y merodear en los márgenes del arcoiris. Ellos son mis “hermanitos”. Mi generación. My generation, como cantaba The Who. Léanlos. Vicente acaba de reeditar su, a mi juicio, libro más logrado, El merodeador. David prepara una antología de sus mejores poemas, seleccionados por sus propios lectores. Lean  las novelas de David Benedicte, los poemarios de Eva Vaz, los cuentos de Oscar Sipán…. No les resultará fácil encontrarlos, eso sí. No los verán reseñados en los suplementos culturales, ni se los encontrarán en los displays de las librerías.  Hay que buscarlos. Como cofres del tesoro.

(Publicado en Rubio de bote, colaboración quincenal para el suplemento ON de los diarios de Grupo Noticias 13/08/2016)

 

«LOS DUEÑOS DEL VIENTO», A LA VENTA EL 24 DE AGOSTO

Jul 11, 2016   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  2 Comments

Por fin se publica mi novela sobre piratas vascos y sobre las brujas de Zugarramurdi, por la cual lleváis tiempo preguntándome muchos. Se titula LOS DUEÑOS DEL VIENTO, y la publicará Harper Collins a finales de agosto. Ha sido un trabajo de muchos años, muchas lecturas y mucha ilusión, que comparten igualmente mis editores y mi agente, Silvia Bastos. Os animo por ello a difundir. Y espero que cuando salga a la luz este libro sea toda una aventura también para vosotros. ¡Al abordaje!

Y de momento ya empiezan a hacerse eco algunos medios:

Diario de Noticias

http://www.noticiasdenavarra.com/2016/07/08/ocio-y-cultura/cultura/patxi-irurzun-publica-novela-de-piratas-el-24-de-agosto

20 minutos

http://blogs.20minutos.es/xx-siglos/2016/06/30/calendario-lanzamientos-novelas-historicas-2016/

EL AGUA Y LA SANGRE

Jul 11, 2016   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

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(Publicado en «Rubio de bote», suplemento ON de los diarios de Grupo Noticias 30/07/2016))

Se llamaba Marie Therèse, la conocí en en Bocanda (Costa de Marfil) el pasado mes de septiembre. Tendría unos treinta años y los aparentaba, a pesar de todo. Era jovial y  bonita, tenía la risa contagiosa, los ojos vivaces y la piel negra y resplandeciente, como un sol de medianoche.

Estábamos sentados en un cenador, junto a la casita en que dormían las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, en el dispensario médico que atendían, incansables. Había anochecido, y por fin corría algo de aire y las enfermeras tenían un respiro, después de un día de trabajo intenso e interminable, como todos allí. Aún, de hecho,  continuaba entrando alguna mujer con un niño llorando o con alguna palangana vacía.  Y nadie les impedía el paso, ni les mostraba una mala cara.

—Al marido de esa chica lo asesinaron, durante la guerra, y después a ella le hicieron beber su sangre —me explicó la hermana Avelina, la única hermana blanca, señalando a una de aquellas mujeres, quien, después de llenar un bidón de agua y colocárselo sobre la cabeza, se acercó a saludar a Marie Therèse.

Intercambiaron algunas bromas. Cada vez que la mujer se reía, el bidón en su cabeza se balanceaba, pero las gotas de agua chapoteaban sin derramarse.

Me di cuenta de que Marie Therèse y la mujer hablaban de mí, entre tímidas y pícaras.

—Marie Therese dice que mañana te invita a cenar —me explicó, divertida, la hermana Avelina.

Yo, en mi francés macarrónico y tarzanesco, intenté contarle que estaba casado y que además al día siguiente continuaba viaje. Había llegado a Costa de Marfil gracias a un premio literario y en mi recorrido debía visitar varias de las misiones de las hermanas (centros de acogida para mujeres, niños de la calle, escuelas…). Ese era el premio, y la única condición para disfrutarlo contar al volver lo que había visto. La hermana Avelina se lo explicó y Marie Therèse dijo:

—Pues habla de mí, a ver si me sale novio.

Yo, aunque me pregunté qué problema podría tener una chica como ella para conseguir novio, se lo prometí y le saqué dos o tres fotos. Todavía seguimos bromeando un rato más. Después Marie Therèse se fue a su casa (no era, como ya había imaginado por el tono familiar con el que trataba a las hermanas, una de las enfermeras) y los demás nos retiramos a dormir.

A la mañana siguiente, continuamos el viaje y la hermana Avelina, mientras conducía sorteando los socavones de la  carretera y los controles de la policía, me contó la historia de Marie Therèse. Me dijo que había regresado a Bocanda, su ciudad natal, hacía dos o tres años, a morir, desahuciada por el SIDA, después de haber vivido durante algunos años en Abdijan, la capital del país. Durante meses, una enfermera la estuvo llevando en bicicleta desde su casa al dispensario. Todos los días. Al principio apenas pesaba treinta kilos. Poco a poco fue ganando peso.  Hasta que se recuperó, manteniendo un tratamiento que todavía cumplía a rajatabla, sin permitir que se derramara una sola gota de su vida. Me quedé helado, bajo aquel sol abrasador y africano. Me costó imaginar a aquella mujer hermosa y alegre convertida en un pellejo de huesos. Y pensé sobre todo en aquella enfermera pedaleando cada mañana, abriéndose paso entre el polvo de los caminos y las miradas de los hombres que repudiaban, que todavía seguían repudiando a Marie Therèse.

Esa imagen, que nunca llegué a ver, es la imagen de África que permanece grabada con más fuerza en mi memoria.

 

CORTO INSPIRADO EN ‘KAPERU’ PREMIADO

Jul 11, 2016   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Lo han realizado los chavales y chavalas de  de 4ºB ESO 15/16 del Colegio Rey Pastor (Logroño) y han recibido el primer premio del concurso de cortos Cortos Corta con la Violencia, organizado por la Red vecinal contra la violencia doméstica. Además tuve la suerte de verlo con ellos y conocerlos, en una bonita mañana en Logroño.

 

 

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