• Subcribe to Our RSS Feed
>Articles by "Patxi Irurzun Ilundain, Autor en Patxi Irurzun - Página 122 de 133"

ENTREVISTA A MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ PARA GARA

May 11, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

“Mientras escribía este libro pensaba en el epitafio de Gogol: “Se reirán de mis amargas palabras”.

Miguel Sánchez-Ostiz. Escritor

 

 

El pasado jueves el escritor navarro presentó su última obra, Perorata del insensato, el delirante soliloquio de un pintor ante la momia robada de una monja, con el escenario de fondo de un manicomio abandonado. Un libro escrito con ánimo de chanza, al modo del esperpento o los títeres de cachiporra. 

 Patxi Irurzun. Iruñea

 
Con Perorata del insensato  Miguel Sánchez-Ostiz ha regresado a su infancia, a las representaciones de títeres, a los curriños, como popularmente eran conocidos los guiñoles que solía ver en la pamplonesa plaza de San José, o a las propias funciones que él representaba, como un germen de su literatura, en un teatrillo que le regalaron de niño “con el que aprendí a hablar en solitario, con voces distintas, desde detrás de la escena, sin ser visto, a  veces aunque delante no hubiera nadie”, recordó el escritor navarro en la presentación de su nueva obra, el pasado jueves en la librería Walden de Iruñea.

Porque eso es Perorata del insensato: “Un guiñol burlesco, escrito con ánimo de chanza, y por tanto una representación de títeres de guante, al margen de ser  una “Historia fingida, texida sobre los casos que comúnmente suceden o son verisímiles”, que decía el Diccionario de la lengua castellana en su edición de 1791, y en consecuencia por completo imaginaria”, aclara.

Lo aclara en la presentación y en la nota final del libro, porque no quiere que este sea tomado por lo que no es, que se confunda lo vivido con lo imaginado, al narrador (“mi loquico”, como llama cariñosamente al protagonista de su obra) con el autor y “para evitar que alguien caiga en la tentación de mirar por la cerradura no la vida ajena sino su propia vida, algo que pasa mucho”, que pasó por ejemplo con una de sus novelas referenciales, Las pirañas, y con la que seguramente habrá odiosas comparaciones. “No me cabe ninguna duda porque esa murga ya ha empezado. Les ha faltado tiempo. Allá ellos”, cuenta a GARA Sanchez-Ostiz

Títeres de cachiporra

Perorata del insensato es el soliloquio que mantiene a lo largo de una noche un pintor loco, un insensato, ante la momia robada de la monja que lo cuidó durante su juventud, encerrados ambos en un manicomio en ruinas y cercados por los antidisturbios. Un delirio absoluto, un esperpento, que sin embargo, recuerda o funciona como espejo, deformante pero espejo, de la realidad en que vivimos, y que quizás, le preguntamos al autor, sea la única manera de narrarla:  “No, la única no es desde luego, pero a este desdiós en el que vivimos, bueno es responder con otro: me he quedado corto”, responde.

Y eso que este guiñol burlesco  “funciona con la exageración, el delirio, el malhablar, el descoque, la desvergüenza…”. Y que a lo largo de sus páginas el loquico de Sánchez-Ostiz va narrando sus internamientos en centros psiquiátricos, sus fugas de los mismos, sus avatares como pintor de cartelones para barracas de feria o incluso como actor en alguna de ellas, o que, cual Gorgorito, saca a menudo la cachiporra y hace una crítica feroz de los ambientes artísticos, de la movida madrileña, del despiporre autonómico, de aquellas épocas en el que el dinero estaba en el aire y lo cogían al arrebuche los más listos o los menos desvergonzados. Cachiporrazos que, comparados con todo eso, se quedan en nada: “Peor se las gasta contigo la gentelmundolacultura afín al gobierno de turno”, dice Sánchez-Ostiz.  “Pero mucho peor todavía quien te deja sin trabajo o te echa de tu casa o te apalea (por gusto y por dinero) o te multa o te condena de manera injusta a una pena de cárcel… Los abusos del mundo de la cultura son dengues, boberías si los comparamos con lo que otros están padeciendo. Lujos. ¿De qué se puede quejar el loquico? ¿De que le han jodido? Bueno, pues no está solo”.

Delirios y bromas literarias

Perorata del insensato es también una reflexión sobre el éxito y el fracaso, sobre las condiciones que hay que tener para triunfar; y sobre “el paso irredimible del tiempo, que nos daña si remedio ni misericordia”, dice Sánchez-Ostiz. Todo ello, sin embargo, contado en un tono descacharrante. “Cuando iba escribiendo la novela tenía en mente la frase que escribió para su epitafio Nikolai Gogol: “Se reirán de mis amargas palabras”, citó el autor en la presentación.  “Yo creo que esto pasa en este guiñol, que yo mismo me he reído mucho, a veces de recuerdos propios no muy gratos, pero me daría por satisfecho si el lector también se riera, aunque fuera de la amargura de fondo de este soliloquio enloquecido,”.

La novela, por lo demás, está trufada de bromas y referencias librescas, y también a canciones (desde Jorge Drexler a José Larralde pasando por Mari Trini) o cuadros (como aquel de Rembrandt en el que este aparecía cagando delante de sus críticos y acreedores). “Aunque esto es como cuando vas a un restaurante, que no nos suele interesar saber cómo esta cocinado o qué lleva el plato, a veces de hecho es mejor no saberlo”.  Sobre la tramoya de este libro, Sánchez-Ostiz dice no recordar con precisión cómo ni cuándo surgió la idea “aunque estas cosas no caen del cielo, un disparate arrastra a otro y al final se va armando”,  y también que no le costó mantener el tono delirante: “Una vez que «coges» esa voz locoide no la sueltas (de ahí la cita de Alejandra Pizarnik en las páginas finales: «No puedo hablar con mi voz sino con mis voces»)”.

Que es de lo que se trata en definitiva en este guiñol burlesco, en el que, como cuando era niño, Miguel Sánchez-Ostiz ha movido los curriños y ha impostado las voces, para deleite de sus lectores.

Publicado en Gara

 

 

 

 

 

MEA CULPA

May 11, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments
Resultado de imagen para sala vacía
Colaboración para Rubio de bote, en  ON, suplemento del Grupo Noticias (Deia, Diario de Noticias de Navarra, Álava y Gipuzkoa)

MEA CULPA

El escritor mexicano Heriberto Yépez escribía en un relato titulado Tesis sobre las presentaciones de libros: “Los escritores, salvo contadísimas excepciones, son antipáticos. Observarlos en vivo decepciona a sus lectores. Y desalienta a los que pudieron haberlo sido. (…) Sé de muchas personas que asisten a las presentaciones de libros para confirmar que el escritor es un ególatra, un torpe o un mamón”.

Bueno, al menos a las presentaciones de las que habla Yépez asistía alguien. Por lo general, no hay nada más desangelado que una presentación de un libro. Cuando alguien suele preguntarnos a los escritores qué tal fue la nuestra —para a continuación añadir que no pudieron ir por tal o cual motivo— la respuesta automática es “Muy bien, muy bien”; o quizás, si el escritor es un poco más humilde, “Muy bien, estuvimos en familia, pero lo pasamos muy bien”, aunque en realidad lo que al escritor le está pasando por la cabeza sea “Una mierda, la presentación fue una puta mierda y es la última vez que hago una”, porque lo de  estar en familia suele ser literal, y el público lo componen la madre o la mujer del autor, a quienes como mucho suele sumarse algún amigo o algún escritor que está presente porque al cabo de una semana también él presenta libro y espera que le devuelvan el favor.

Lo cierto es que, por lo general, una presentación de un libro no suele ser de por sí el plan más arrebatador para pasar la tarde de un viernes.  Pero en realidad ese no es el problema, el problema es que leer un libro —que es lo que realmente hay que hacer con los libros, más que hablar sobre ellos—, tampoco suele ser, cada vez lo es menos,  el mejor plan para pasar la tarde un viernes ni ninguna otra. Cada vez se venden menos libros, excepción hecha de autores de la talla o el tirón de  Belén Esteban, o los libros que se venden son siempre los mismos, aquellos que antes de ser publicados y por tanto leídos ya son un éxito y tienen sus derechos vendidos en varios países y a una superproductora de cine. El 99% de los escritores restantes tenemos la sensación, probablemente falsa,  de ser los últimos de un oficio en vías de extinción (falsa porque inventar, contar y escuchar historias es y será siempre algo inherente al género humano), y nos vemos abocados por ello para sobrevivir a hacer todo ese tipo de cosas ridículas, como presentar libros o subir fotos de los mismos a nuestro Facebook cuando milagrosamente los vemos en el escaparate de una librería, entre recetarios de cocina y novelas firmadas por famosos de todo pelaje y condición que, paradójicamente, adornan o tratan de dignificar su trayectoria con la publicación de un libro.

El factor Belén Esteban es determinante en todo este asunto, en el que en realidad de lo que se trata es de que una navajada trapera ha separado lo que es la literatura del entretenimiento o del espectáculo (con todos los matices y jirones que quedan colgando en una afirmación de ese tipo), y de que la sangre está llegando al río. Otro escritor, Patricio Pron, señalaba hace poco en un artículo que en los últimos años 72 bibliotecas públicas habían sido quemadas en las banlieus, los barrios periféricos franceses, porque, según argumentaba un joven, “las bibliotecas están allí para adormecernos. No necesitamos libros, sino trabajo”. Tal vez ese joven piense eso, o desconozca que los libros en realidad sirven para despertar o para alimentar el fuego de otra manera, porque le han hecho creer que los únicos libros que existen son los que escribe la Belén Esteban francesa. Claro que no todo es culpa de una industria editorial autodestructiva, y Patricio Pron también entonaba un mea culpa, al que me adhiero, cuando señalaba que tampoco los escritores hemos sido capaces de escribir una literatura relevante, capaz de abordar la vida y transformarla, y que a menudo nuestros libros están escritos de espaldas a la vida. Lo cual, de ser cierto, vendría a avalar la teoría de Heriberto Yépez sobre las presentaciones de libros y sobre nuestra egolatría, torpeza y mamonez.

PAN DURO EN SARRIGUREN WEB

Abr 28, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Patxi Irurzun, escritor de Sarriguren, presenta su nuevo libro

foto (3)

PAN DURO EN DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA

Abr 28, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

VITORIA – El pasado jueves se celebró el Día del Libro y fueron muchas las tiendas especializadas que sacaron sus baldas a las calles de la capital alavesa ofreciendo el habitual descuento del 10%. Cumplieron así con una tradición que se desarrolla en múltiples ciudades del mundo, aunque en el caso de Gasteiz, el Gremio de Libreros de Álava tiene su propia agenda, que pasa por celebrar su feria en el fin de semana anterior o posterior a la jornada oficial, siempre y cuando no coincidan, con la intención de atraer a más público. Así que hoy y mañana la Plaza Nueva se llenará de ejemplares de todo tipo de temáticas, estilos, géneros y precios.

En concreto, los nueve puestos participantes estarán abiertos ambas jornadas entre las 10.00 y las 21.00 horas en horario ininterrumpido, coincidiendo además el domingo al mediodía con la celebración de una nueva edición del Así baila Vitoria con motivo del Día Internacional de la Danza. Más allá de los descuentos, los libreros participantes contarán con la colaboración de la asociación de floristas de Álava, que va a donar 1.000 claveles con la intención de imitar de alguna manera la tradición que cada 23 de abril se lleva a cabo en Cataluña.

Asimismo, aunque el gremio no ha facilitado ninguna información en este sentido, los lectores podrán encontrarse también con algunos escritores cercanos y también llegados de otros territorios a lo largo de la feria, autores con los que compartir conversación y experiencias, sin olvidar los habituales autógrafos.

Uno de los nombres propios que estará hoy en la capital alavesa será el de Patxi Irurzun, que acudirá a presentar su último título, un Pan duro que Pamiela acaba de editar.

El escritor y colaborador de la revista ON del Grupo Noticias ha dejado a un lado su humor más adulto para hundir sus teclas en una historia que bebe del realismo mágico, radicada en el cuasi imaginario pueblo de Zarraluki, un montañoso lugar que cuenta con faro y equipo de remeros.

Irurzun configura las desventuras de Puravida, una quinceañera que hace honor a su nombre, y de su padre, vendedor ambulante de los más extraordinarios enseres, como las archifamosas sandalias con capota para los días de lluvia. A esta pareja se le suma la relación entre el panadero y la profesora de Zarraluki, eje sobre el que gira la vida de este pueblo habitado por jóvenes de 113 años como Oihan. “Esta novela se ha amasado con diferentes ingredientes, ideas, casualidades, que he ido echando en la bolsa del pan duro durante algún tiempo. Una de ellas, la que me llevó a escribir el libro, surgió durante una temporada en la que estuve viviendo en un pueblecito del Goierri en el que había un bar rockero que tenía un inconveniente y es que cuando el dueño se enfadaba con su novia, lo cerraba”.

http://noticiasdealava.com/2015/04/25/ocio-y-cultura/cultura/la-plaza-nueva-se-llena-de-libros-a-lo-largo-del-fin-de-semana

JOSU ARTEAGA ME ENTREVISTA SOBRE PAN DURO PARA MUGALARI

Abr 28, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

PUBLICA EL LIBRO ‘PAN DURO’ | Patxi Irurzun | “Escribir es mi único territorio libre”

MondraJosuArteaga.jpg

Josu Arteaga

El escritor iruindarra publica “Pan duro”, un nuevo título en su variado obrador. En esta ocasión amasando diferentes harinas: El surrealismo, el realismo mágico, la lisergia naïf… Es el Patxi-niño sin levaduras artificiales y con un pan de kilo bajo el brazo. Unas veces, bandido como navaja de muelles al cortar la hogaza y otras tierno como pan recién horneado. En Patxi viven los ojos de un niño que ven lo que no ve nadie y las manos del que madruga, amasa y nos da el pan de tahona con el que andar el camino. Antítesis del congelado, recalentado y modificado genéticamente con chicle de mascar. Patxi sabe que hubo pan negro para los pobres y blanco para los ricos pero el sólo ha conocido el de molde sin corteza. Sucedáneo industrial e inflado de nada, para ganado ciudadano, blando, consumidor y manso. Apenas recuerdo del mejor invento del hombre muy por delante del de la rueda: El pan. Por eso se revuelve y reivindica el pan de trigo, como mi abuelo, que llevaba siempre un currusco de pan duro en el bolsillo del pantalón azul-mahón, por si “estaba fallo”. Podía ser duro como el pedernal pero aunque los años le hubieran desdentando, eran el hambre y la fatiga quienes le ayudaban a roerlo. Patxi sabe de aquellos antiguos, que en habiendo unte no hay pan duro e intuye que el mundo necesita de su escritura, a veces dura, a veces tierna y siempre apetitosa. Porque necesitamos literatura de verdad. Y pan verdadero también. Aunque sea duro.

DSCI0068

¿Qué le debe “Pan duro” a José Luis Cuerda y a “Amanece que no es poco”?

Soy ‘amanecista’ declarado, me gusta mucha esa película, y este Pan duro se ha cocinado en parte con su levadura, aunque al horno he metido muchos ingredientes más, a veces de forma consciente y otras no, en el caso de la peli de Cuerda me gustaba sobre todo, además de su humor, el escenario, el clima, esa idea de un pueblo en el que las cosas más extrañas, absurdas, surrealistas (aunque a Cuerda creo que esa etiqueta no le gusta), se viven con naturalidad, del mismo modo que sucedía con el realismo mágico, por ejemplo (o con la Biblia, otro libro de humor, en la que la gente de repente se convierte en estatua de sal, o empieza a llover y todos los animales de la tierra se resguardan por parejas en un barco, muy formales…).  Pero yo, en realidad, al margen de Amanece que no es poco, siempre había tenido esa idea, de crear eso que en literatura se llama un territorio mítico, un espacio imaginario, ya lo había hecho con Jamerdana, en otras novelas, pero entonces se trataba de un espacio urbano, y ahora, Zarraluki, es un escenario rural. La idea de crear ese pueblo imaginario, de hecho,  se debe a que desconozco por completo la vida rural y eso me permite imaginármela por completo, plantear situaciones absurdas con esa naturalidad o ese atrevimiento que da la ignorancia,  imaginar por ejemplo un equipo de remeros o un faro en un pueblo de montaña, o una vaca dragqueen con herraduras de plataforma…

¿Es el surrealismo en tu escritura, un refugio ante una realidad que superó a la ficción hace muchos lustros?

Así es, lo decía el recientemente fallecido Eduardo Galeano: el mundo está al revés, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies… Yo siempre he usado noticias de los periódicos como punto de partida para escribir cuentos, pero luego eso requería cierta elaboración, lo pasaba por la turmix del esperpento o la caricatura, últimamente, sin embargo,  leo la prensa y siento que no puedo competir con la realidad. Mortadelo y Filemón censurados en los telediarios, gente que pasea lechugas en Japón, por no hablar de la información política… ¿Qué puedes hacer frente a eso? El surrealismo es el nuevo realismo.

En “Pan duro” tenemos a un Patxi Irurzun de escritura tierna, en línea con “ El cangrejo valiente”, “Dios nunca reza”… y menos incisivo que en: “Atrapados en el paraíso”, “La virgen puta”…¿Irurzun se está haciendo mayor?

Mayor sí me estoy haciendo, pero eso lo noto cuando tengo que echar una carrerita si se me escapa el autobús, escribiendo creo que continúo en forma. En realidad, como tú dices, esa manera de escribir, más tierna, más íntima, más poética incluso,  siempre ha estado presente en mi obra, o en algunos libros concretos. Creo que hacer el macarra, aunque a mí me encanta y lo necesito de vez en cuando, es más sencillo.  Pero en el caso de Pan duro una de mis pretensiones era que fuera una novela que pudiera leer gente de cualquier edad. No es que sea una novela juvenil, o sí, pero una de esas novelas juveniles que también puede gustar a los lectores adultos (comoRebeldes, o El guardián entre el centeno), ni tampoco creo que las novelas juveniles tengan que ser siempre blanditas, paternalistas, políticamente correctas, que en ellas no se pueda hacer el macarra (¿cuándo de hecho se es más macarra que con 16 años?)… En fin, me estoy liando, simplemente me apetecía escribir una novela bonita y a la vez divertida, en la que la imaginación y la fantasía tuvieran bastante peso… A menudo me parece también que en la literatura se magnifica lo feo, lo desagradable, lo despiadado, lo violento, una cosa es escribir como si todo eso no existiera ni nos salpicara, y otra hacerlo sin dejar un rayo de luz, de esperanza. Desconfío un poco de los escritores malotes, que nunca muestran algo de fe en el género humano, y también de los que escriben siempre el mismo libro, o en el mismo tono, a no ser que sean Bukowski (Bukowski por cierto, a diferencia de muchos de sus epígonos, sí me parece un escritor humanista). A mí me gusta escribir libros o relatos diferentes, no solo respecto al género —he escrito libros de viajes, cuentos, diarios…—, sino también respecto al tono, a veces me salen más incisivos, como dices, otras más tiernos, pero así es la vida también, uno no está permanentemente enojado, o siempre lloriqueando…

Dicen que escribir es desnudarse. ¿Cómo llevas eso de del nudismo o el exhibicionismo ante desconocidos?

Escribir es nire territorio libre bakarra, mi único territorio libre, para el resto de las cosas de la vida soy un persona introvertida y asustadiza, pero escribiendo no tengo miedo a exponerme, por supuesto hay cosas que hay que cuidar, sobre todo cuando atañen a personas cercanas, a las que quieres, el diario Dios nunca reza, en ese sentido, probablemente fue la desnudez más completa y tuve dudas, por eso, por lo que se refería a mi entorno, aunque luego también me di cuenta de que desnudos todos nos parecemos bastante, y mucha gente me comentó que se veía reflejada en experiencias que yo consideraba muy personales.

Tu apuesta viene de largo, tu obra es prolífica, tu escritura es certera… ¿Notas que vas llegando a más gente o es sólo una impresión desde fuera?

Es un recorrido largo y lento y duro, tengo la impresión de ir conquistando cada lector de uno en uno, pero todos ellos de verdad, sin la ayuda de cuestiones extraliterarias, sin padrinos, solo con mis libros, pero sí, tengo la impresión, sobre todo desde Dios nunca reza, de que voy llegando a más gente. Con ese libro fue la primera vez que por la calle me paraba gente, desconocidos, para darme las gracias por escribir, es una cosa emocionante, que recompensa, por la que merece la pena ese camino… De todos modos, no tengo ninguna vocación de escritor minoritario, ni secreto, a mí me gustaría tener muchos lectores, o al menos la oportunidad de llegar a todos esos lectores a los que estoy seguro de que mi literatura puede interesar, porque, lo digo sin querer ser presuntuoso, a menudo me sucede, hay gente que me “descubre” y que me pregunta cómo es posible que no me hubieran leído antes, o que nunca hubieran oído hablar de mí.

Hay escritores circunstanciales y escritores de raza. Creo que tú eres de los segundos. ¿Qué me dices?

Bueno, eso de raza suena un poco raro… Pero sí soy un escritor totalmente entregado a mi oficio (otra cosa es que me dé para comer), es mi vocación, lo que da sentido a mi vida, sin escribir no me reconocería a mí mismo, no sería yo,  suena grandilocuente, pero en realidad es algo patológico.

Zarraluki, lugar donde transcurre la trama, ¿Es algún lugar de la niñez de Patxi disfrazado convenientemente?

Sí y no, es la suma de muchos ingredientes o casualidades, ideas que he ido acumulando durante años… Está eso que he comentado antes del territorio mítico, el espacio rural… Está también un punto de partida, una historia real, la de un pueblito del Goierri en el que estuve viviendo una temporada, aprendiendo euskera, en el que había un bar maravilloso, muy rockero, con muy buen rollo, pero que tenía el inconveniente de que nunca sabías cuando iba a abrir, porque cada vez que el dueño se enfadaba con su novia se deprimía, y lo cerraba, es decir, su estado de ánimo condicionaba el de todos los demás, y eso es lo que pasa también con el panadero de Zarraluki, que deja de hacer pan cuando discute con su novia, y luego están también cosas curiosas que he ido viendo por ahí, otro pueblito de Gipuzkoa, Itsaso, del interior pero con faro, o las historias de Olariz, de tu novela, que yo pensé que podían ser las historias del pueblo de al lado a Zarraluki, y luego ya todos mis desbarres personales, las cosas locas que se me ocurren al escribir, la vaca con plataformas, el bar de dobles de famosos… Y eso por supuesto está relacionado con ese sentido lúdico y fantasioso de los niños, del niño que todavía me gusta conservar dentro de mí y reivindicar para todos, esa capacidad para imaginar y jugar.

Cuéntanos algo de tus próximos proyectos, de esa novela de piratas vascos…

La novela de piratas la acabé por fin este verano y de momento está reposando, en su Isla Tortuga, esperando el momento conveniente de lanzarse al mar y comenzar los abordajes, creo que con ella el botín merecerá la pena, estoy muy contento del resultado. Es una novela de aventuras, y una novela sobre la búsqueda de la libertad. Ahora estoy trabajando en otro proyecto realmente apasionante, un libro de crónicas, reportajes, periodismo literario, sobre las personas que peor lo están pasando, las que no tienen ni siquiera para comer, no puedo contar mucho más.

¿De dónde se saca la fuerza para seguir escribiendo, en un país donde la mitad de su población dice que jamás ha comprado un libro?

No lo sé, a veces es desesperante, a veces me siento como uno de esos protagonistas de los documentales de oficios en extinción, creo que tiene que ver con esa idea vocacional que te he comentado antes y también con la de que en el fondo, otra cosa que suena grandilocuente, de que escribes también con vocación de servicio, de hacer felices a algunas personas, pocas, o de que en los libros puedan encontrar algo que les ayude a ser mejores, me parece que la literatura tiene también algo de eso, que por eso, entre otras cosas se escribe, o se debería escribir.

¿Pan de molde o pan de caserío?

Pan de pueblo, claro que sí, pan cabezón, pan duro, incluso, porque mi pan duro, viene con un unte bien jugoso y, como tú dices,  “en habiendo buen unte, no importa el pan duro”.

Dime lo que quieras para acabar, pero dime también que tendremos Patxi Irurzun para rato.

A mí de este burro no me apea nadie, está claro, yo, mientras esté vivo,  seguiré escribiendo, es la única certeza que tengo, si no escribo es que estoy muerto. O en Zarraluki.

http://mugalari.info/2015/04/18/publica-el-libro-pan-duro-patxi-irurzun-escribir-es-mi-unico-territorio-libre/#.VTIVjUG6ne0.facebook

Páginas:«1...119120121122123124125...133»
ga('create', 'UA-55942951-1', 'auto'); ga('send', 'pageview');