El otro día me compré un cacharrico que convierte las cintas de caset en mp3. Yo es que guardo tres o cuatro cajas grandes con cintas muertas de asco en el trastero, que no sé qué hacer con ellas, porque en casa no tengo ya un triste reproductor de casetes, las minicadenas te las venden ya sin ellos (tampoco tengo tocadiscos, y ahí también están cogiendo polvo algunos vinilos de
Hellacopters y de
Turbonegro, y uno de
Anticuerpos, y otro de
Boston, y un lote de música clásica que me tocó en la tómbola -bueno esas ya cogían polvo antes, menos la de
Beethoven-); mis cintas son la mayoría grabadas, pirateadas, que era lo que hacíamos antes, el amigo que tenía dinero o trabajaba ya se comproba un disco y los demás nos lo grabábamos en una TDK. Nosotros sí que éramos piratas, parecíamos los hermanos de la costa, teníamos todo un código de lealtad, tú le dejabas a alguien un disco o la cinta virgen con total confianza, y él te devolvía el material al día siguiente, sin que
Teddy Bautista se enterara de nada, y casi nunca se despistaba ningún disco o cinta, por raro que fuera (bueno, a mí me levantaron la maqueta
Ya no quedan más cojones, Eskornuto a las elecciones por la que hoy se pagan 300 euros, pero eso no era lo normal; por cierto, que ahora me acuerdo que uno de los primeros premios literarios que gané fue un concurso de la
ONCE y me gasté las peseticas que me dieron en un caset de doble platina, y acabaron achicharradas las dos, de tanto grabar
Esquizofrenia o
El número de la bestia o
Made in Japan; también me acuerdo que el premio ese me lo dieron en una fiesta en la que estuvo el
Señor Tomás contando chistes, y que nevaba, y me acuerdo porque unos días más tarde el gran humorista -para los que no lo conozcan,
Marianico el corto era una mala copia del Señor Tomás en versión baturra- pues luego el Señor Tomás se mató en un accidente de coche otro día de nieve)…. ¿Todo esto a qué venía? Ah, sí, las cintas que tengo en el trastero: pues que como me da mucha pereza ir a por ellas -aunque sé que encontraré algo que merezca la pena y no esté en el
megaupload-, pues que busqué en la caja con los recortes de periódico -la egocaja-, en la que también tengo algunas grabaciones en caset de entrevistas de radio, y me encontré con esta de abajo, en
Radio Habana, que ni me acordaba de ella.
Me la hicieron en 2003 o 2004, cuando fui a escribir una guía de turismo a La Habana, por encargo, del diario Gara, ojalá tuviera muchos encargos de esos, yo allá con mi portátil y mi cámara digital, que, oyes, por entonces cualquiera no los tenía, así que parecía un periodista de verdad, hasta una bolsa de viaje de cuatrocientos euros nos dieron, y como somos muy apañados nos sirvió para pegarnos Anabel y yo allá casi un mes, todo el día de aquí para allá, comprobando si La bodeguita del medio seguía allá, o si los mojitos del Hotel Nacional eran tan cojonudos como decían otras guías, todo muy cansado; el caso es que el editor de la guía me metió en la maleta un libro que había escrito él para que se lo entregara a Pirez, que era un periodista de Radio Habana, al parecer bastante conocido en Cuba, y cuando llamé a este me montó una entrevista que parecía que yo era Hemingway (y ese ha sido uno de mis dos momentos de gloria, el otro fue en un torneo juvenil de baloncesto, que nos llevaron a jugar a Nantes, y nos presentaban de uno en uno, y en el descanso nos ponían en el vestuario gominolas e Isostars, y en un partido en los minutos de la basura yo salí y en un contraataque me pasé el balón por la espalda y luego le dí una asistencia a otro también por la espalda, y el spiker gritó mi nombre por megafonía, y al final del partido vinieron algunos a que les firmara autógrafos, como si fuera el nuevo Corbalán); bueno, a lo que iba, que la entrevista de Radio Habana es esta de aquí abajo, y en ella salen algunas preguntas muy raras -y me imagino que las respuestas todavía más raras- y una voz en off que hace eco y da miedo, por no hablar de la música que pincharon… Vamos, una curiosidad en toda regla, que me ha traído muchos recuerdos de aquel viaje, en el que (ahora en serio) trabajé como un loco y creo yo que con un resultado más que digno; recuerdos que en parte reflejo, ficcionados, en la novela que publicaré dentro de nada, ¡Oh Janis, mi dulce y sucia Janis!; y otros que aún no he contado en ningún sitio e igual lo hago un día en este blog, porque hay hasta una extraña historia de espías; recuerdos, también, como las conversaciones arborescentes en las calles con los habaneros y su tendencia a irse por las ramas. Más o menos, en fin, como yo en este post, que por fin encuentra la salida para el título que la encabeza, «Una entrevista en Radio Habana», y que es esta que podéis escuchar pinchando la flechita (lo primero que sale es una publicidad que han colado los del Goear, no una tímida apertura del régimen al sistema capitalista) :