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BAUDOIN, EL PINTOR QUE BAILA

Sep 24, 2013   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Mi artículo (y mi foto) en Gara sobre el paso de Edmond Baudoin por Pamplona

El dibujante francés, uno de los autores más prestigiosos del comic europeo, improvisó el pasado jueves un mural  durante el IV Salón del Comic de Navarra. 
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Patxi IRURZUN | IRUÑEA
«No sé si esta noche voy a dibujar o a pintar», dice Baudoin (Niza, 1942), delante de un mural en blanco de 3×2 metros, en la sala de armas de la Ciudadela de Iruñea. Junto a él, una bailarina. Y dos pisos por encima de su cabeza (esa cabeza que, como las de muchos de los personajes de sus comics, echa fuego) una exposición con originales de sus últimos trabajos: «Dalí», la biografía que le encargó el Centro Pompidou, para una exposición retrospectiva sobre la obra del artista catalán; el cuaderno de viaje «Viva la vida.
Los sueños de Ciudad Juárez», dibujado a cuatro manos con Troubs; y «El sabor de la tierra» donde ambos repiten la fórmula, dibujando esta vez los recuerdos más valiosos que los campesinos colombianos, atrapados entre el fuego cruzado de las FARC, los narcos y el ejército, les contaron a cambio de un retrato (esta última obra publicada esta misma semana por Astiberri, que también editó las dos anteriores).
«Para mí el dibujo representa la música», explica Baudoin, antes de empezar su action-painting. Junto a él Elisa Arteta, la bailarina, empieza a dar leves pinceladas al aire con su cuerpo. «Y la música es vida, si no hay música no hay vida; la música está en todo, en la danza, en la literatura, en dos personas que se aman… Y en la pintura. Para un dibujante los trazos negros son sonidos, y el cuadro en blanco el silencio. El silencio se ennegrece con la angustia, con los problemas, así se crea un dibujo. La música, la vida, la pintura es confrontación», dice Baudoin, y después empieza a danzar frente al mural en blanco, perfila trazos, algunos suavemente, otros con violencia, empareja sus movimientos con los de la bailarina, en alguna ocasión incluso los dos ruedan por el suelo…
La dilatada y multipremiada obra de Baudoin (que ha colaborado con artistas de la talla de la escritora de novela negra Fred Vargas) sus comics y cuadernos de viaje, que en ocasiones diluyen las fronteras con las artes plásticas, están llenos de luz y de dolor, de búsqueda y esperanza. Las cabezas de sus personajes no son suficientes para contener sus pensamientos, las contradicciones que los atormentan, sus sueños y frustraciones… Hay, de hecho, motivos recurrentes en sus libros, como esas cabezas en llamas, que aparecen en las portadas de «El viaje» o del antes citado «Dalí», donde Baudoin se atreve incluso a reinterpretar los cuadros del genio de Cadaqués.
Ahora, mientras Baudoin pinta, su mente en plena actividad también se desborda, echa humo, lo oímos reírse, abstraído en sí mismo, o murmurar algunas palabras («¡La vida, la vida!), mientras intercambia miradas con la bailarina. Todo un lujo para los espectadores, que asisten quizás a la forma más radical de creación, la gestación de un cuadro, frente a otras interacciones artísticas que solo son recreaciones (escuchar una canción, leer un libro…).
El resultado final es un mural en blanco y negro al que Edmond Baudoin titula «Pamplona» y que trata de explicar algo caóticamente (un toro que danza, la guerra civil, las murallas, la violencia contenida y la vida que le ha transmitido la ciudad esa mañana durante un paseo…). «En realidad, no sé muy bien qué hago cuando pinto», reconoce al acabar. «Tampoco sé que piensan ustedes», se dirige al público, «pero he podido notar su tensión. Yo he visto dibujar en festivales a otros pintores y pienso que es algo mágico.
Quizás ustedes también lo piensen. Para mí, sin embargo, es siempre un fracaso. La vida es siempre un fracaso», concluye insatisfecho. Pero mientras su mural iba cobrando forma no ha dejado de bailar, de oír la música de los pinceles y el silencio del lienzo en blanco, de celebrar, a pesar de todo, la vida. Ni de pintar. Porque esta noche, finalmente, Edmond Baudoin, no ha dibujado, ha pintado.

http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130923/423885/es/Baudoin-pintor-que-baila

En el Pasealeku de Eguzki Irratia con «Mi papá me mima» y «La tristeza de las tiendas de pelucas»

Sep 20, 2013   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Esta mañana me he pasado por la radio que más calienta, la Eguzki irratia, y he estado muy a gustico charlando con el incombustible Fertxu Izquierdo para el magazine Pasealeku, sobre ‘Mi papá me mima’ y ‘La tristeza de las tiendas de pelucas’. A partir del minuto 22:30.

http://www.eguzki.net/2013/09/20/pasealeku-del-viernes-20-09-2013/

Entrevista con El Drogas para GARA

Sep 20, 2013   //   by admin   //   Blog  //  No Comments
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Dios nos cría y el diablo nos junta (esta es, de hecho, la entrada 666). Una entrevista con mi admirado Enrique Villarreal, El Drogas, para GARA:

EL PRIMER LIBRO DE EL DROGAS

«Lo que me gusta de la poesía es que te dé una punzada»


El Drogas
Artista
Después de tantos discos que Enrique Villareal, El Drogas, ya ha perdido la cuenta. Hoy presenta y sale a la venta su primer libro: «Tres puntadas», publicado por Desacorde Ediciones. En él recoge los escritos de sus últimos quince años, algunos de ellos, los reunidos bajo el título «El ojo de la aguja», publicados hace años en GARA.
Patxi IRURZUN | IRUÑEA
Un baúl lleno de disfraces, en los que el rockero de la Txantrea muestra su yo femenino; su espíritu pirata; su lado más surrealista… Poemas que huelen, que sudan, que tosen. Escritos (como él prefiere llamarlos, por respeto a los poetas, aunque no tanto como para no atreverse a coger el boli) llenos de matices y de escondrijos, de erotismo y de surrealismo. «Tres puntadas» dadas para pinchar.
Aunque tú llevas ya muchos años escribiendo, habrá gente a la que le sorprenda encontrarse con un libro de poesía de El Drogas.
Sí, y me imagino que también gente a la que le haga hasta gracia. Pero desde siempre he escrito cosas. Ponerme más a saco hará unos quince años cuando conocí a Kutxi Romero, que fue, sin decírmelo, quien me empujó un poco a ello, con sus conversaciones, su forma de ver la vida…
Kutxi (Marea) ha tenido algo que ver también con que publiques ahora.
Mucho. Él me presentó a la gente de Desacorde ediciones y fue todo muy rápido… Había tenido otras oportunidades pero ahora parece que todo ha confluido para sacar adelante «Tres puntadas».
Por ejemplo que ahora, bajo la denominación de El Drogas («Artista», como pone en tu Facebook) te sientas más libre, puedas tener más frentes abiertos…
Sí, empecé casi por obligación, porque no me quedaba otra, pero de repente me encontré con que bajo esa denominación podía hacer un poco lo que me apeteciera, cuando quisiera, sin depender de los tiempos de nadie… Para mí personalmente es muy interesante.
Y «Tres puntadas» entra también bajo ese paraguas de El Drogas…
Sí, la idea de publicar el libro empezó en cierto modo con la reedición del primer disco de Txarrena, donde aparecen los escritos de «El ojo de la aguja», la columna que escribía en GARA, como El Drogas, y la maqueta «Libros Prestados», que es parte de lo que va a ser el próximo trabajo discográfico, también bajo el nombre de El Drogas. De alguna manera todo ello fue una especie de prólogo de esta historia.
Música y poesía. ¿Cómo sabes cuándo lo que te viene a la cabeza es un poema o una canción?
Generalmente el estado concreto mental me lo da si estoy trabajando con el bolígrafo entre botones o no. Si estoy entre botones quiere decir que estoy metido con una ambientación musical ya grabada o medio grabada, escuchando y vuelta a escuchar, y sacándole melodía y letra, o las dos a la vez. Es algo totalmente diferente a levantarte una noche a las tres o las cuatro de la mañana y ponerte a escribir un poema.
¿Y eso te pasa muy a menudo?
Va por temporadas, ahora estoy en una época de insomnio, o mejor, de medio insomnio, porque hay noches que duermo hasta tres o cuatro horas, que está muy bien. Pero ahora las noches las paso más últimamente entre botones, sí, o arreglando mentalmente lo que estamos grabando.
Y cuando escribes, a la mañana siguiente, ¿hay veces que te cuesta reconocerte en lo que has escrito?
Sí, o más cuando oigo los versos leídos por otras personas. Pero eso no me importa tanto como darme cuenta que de alguna manera lo que uno escribe cuando se publica deja de ser parte tuya. Me gusta ver en otra gente qué musicalidad da a los escritos, como me gusta escuchar a otros grupos versionando canciones mías.
Aunque tus poemas puedan partir de un impulso, o una corazonada, que te hace levantarte de la cama, a la vez en el libro todo está también muy meditado, muy cuidado, hay juegos de palabras, aliteraciones, recursos estilísticos… Eso a qué se debe, ¿lo que lees, tu intuición musical…?
Yo creo que un poco de todo. Tengo el lujo de tener un oficio en el que puedo confundir, y con todo el placer del mundo, todo: el trabajo y las vacaciones, el hobby con la profesión. Para mí es alucinante, y encima este oficio, dedicarme al mundo de la farándula, tocar las cosas que compongo, hace que bien por inquietud, o bien porque tiene que ser así, tenga que escuchar mucha música para aprender, escuchar estilos que puedan parecer opuestos a mí. Y con lo de escribir es lo mismo, también me obliga a leer a otra gente que escribe muchísimo mejor que yo. De todo aprendes.
¿Y a quién lees?
Un poco lo que cae. Pero sobre todo poesía. Me gustan José Hierro, Neruda quizás estéticamente el que más, o Panero, este básicamente porque no le entiendo nada. Me encanta.
¿Sigues también enganchado a los libros sobre la guerra civil?
Sí, sí, fue un tema que me tocó mucho, con el disco «La tierra está sorda». He pasado ahora un par de años fuera de la historia, porque he tenido otras cosas de por medio, pero he vuelto y ahora, por ejemplo, ando con «El escarmiento», de Miguel Sánchez-Ostiz. Me parece muy interesante eso de relacionar todo con lo que está sucediendo ahora. Lo que pasó en la guerra civil es lo que venimos arrastrando hasta hoy para bien o para mal. Más para mal, es cierto, aunque lo de para bien lo digo porque, por ejemplo, hay asociaciones que ya no esperan a las instituciones gubernamentales para que les den permiso para excavar una fosa, o porque personalmente conocer a gente relacionada con el tema a mí me ha llenado y enseñado mucho.
Volviendo a tu libro, está dividido en tres partes, la primera, «Y si la noche fuese mi cómplice», viene firmada por Eva Zanroi. ¿Quién es Eva Zanroi?
Eva son las iniciales de Enrique Villareal Armendariz, como me llamo, y Zanroi viene de Zandio y Roitegui, mis otros dos apellidos. Es una especie de homenaje a mi padre, que solo tenía dos apellidos, porque era de la inclusa. Yo creo que de ahí me viene cierto espíritu pirata y apátrida a la hora de ver y pisar el mundo. El seudónimo femenino, por otra parte, me ha llevado a leer mucha poesía escrita por mujeres y es también una exploración de mi parte femenina, algo que creo que nos vendría muy bien a todos.
Después viene «El ojo de la aguja», las colaboraciones que escribiste para GARA. ¿Cómo se sentía un pirata como tú aprisionado en una columna periodística, y además escribiendo poemas, algo no muy usual en ese formato?
Para mí fue estupendo. Era el espacio justo que yo podía dar de mí. Yo es que escribir artículos de media página… En cuanto paso de la frase veinte ya siento que tengo que acabar, por eso, por ejemplo, no escribo relatos cortos, escribo relatos muy cortos, porque siento pronto que me estoy alargando.
¿Y en la tercera parte, «El rincón oscuro» qué nos vamos a encontrar?
Son escritos de los últimos cuatro años, la gran mayoría escritos a la vez que «La tierra está sorda» y en ellos quizás pueda haber influencias de autores como Edgar Allan Poe, Baudelaire, Antonin Artaud ¯que me parece muy ulceroso escribiendo¯ también Patti Smith, Bukowski, Panero…
Panero otra vez… Decías que te gusta porque no lo entiendes. ¿Tú qué esperas cuando alguien te lee: descolocarlo, un clima emocional, que le dé vueltas a la cabeza?
Todo eso y a la vez nada. A mí de la poesía lo que me gusta no es tanto ponerte a analizar como que te dé una punzada. Yo ya me daría por satisfecho con eso, con una punzada, y luego ya lo que supure cada uno depende del lector.
El nuevo disco de El Drogas
«La cueva de los txandríos», así es como llama El Drogas a su estudio de grabación en el que estos días anda entre botones, rematando junto con sus inseparables Brigi, Flako y Txus Maraví el nuevo disco, el primero que aparecerá bajo la marca El Drogas. Un disco sobre el que Enrique Villarreal nos adelanta esto:
«El disco va a ser triple, con ocho canciones en cada disco. Lo que diferencia a cada uno del otro es la ambientación musical y a la vez lo que da unidad al triple disco es esa diferencia. El primer disco se subtitula «Alzheimer», hay cinco canciones sobre el tema, y otras tres sobre recuerdos. Tiene una ambientación muy british, de grupos de los 80 que me gustaban, como The Jesus and Mary Chain (aunque luego al oírlo quizás haya quien diga «¡Si no se parece nada!», pero a mí me ayuda a definirlo). El segundo, «Matxinada», es como abrir un periódico con la actualidad sociopolítica, muy explícito, con nombres muy concretos, aunque cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, por ejemplo, al apoyar en el teclado cuatro dedos me apareció Wert, que están todas las teclas juntas, justo cuando estaba escribiendo una canción sobre el Ministerio de Incultura, o hay personajes que se llaman Labar Cina, Cosp Edal… Todo pura coincidencia. Y el tercer disco tiene algunos temas diferentes, pero la ambientación es muy glam, al modo en que componía Marc Bolan en T-Rex, rifs muy rocanroleros, sencillos, voces de mujer que le den un rollo soul… 24 canciones, en definitiva, que luego en directo, si no siempre, sí que nos gustaría tocar de vez en cuando juntas» . P. I.
Y aquí otra entrevista con El Drogas, esta de mi no menos admirado Javier Gallego ‘Crudo’, en la que ambos me mencionan. Un honor, oyes. 


FINALISTA DEL SETENIL AL MEJOR LIBRO DE CUENTOS

Sep 7, 2013   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment

Esta semana he sabido que soy uno de los diez finalistas del Premio Setenil, que se da al mejor libro de cuentos publicado en España, con «La tristeza de las tiendas de pelucas». Estoy muy contento. A ver si aún puedo estarlo más.

El jurado del X Premio Setenil al Mejor Libro de Relatos Publicado en España 2013 ha dado a conocer los diez títulos finalistas, cuyo fallo se conocerá a partir de finales del próximo mes de octubre. Este año, el premio ha mantenido la alta participación de ediciones anteriores, registrándose un total de 62 títulos presentados por editoriales y autores de todo el país.
Para conmemorar el 10º aniversario del premio se ha designado el mismo jurado de la primera edición, que lo otorgó al libro Los girasoles ciegos de Alberto Méndez. Presidido por el escritor Juan Manuel de Prada, serán también vocales Ana Luisa Baquero Escudero, profesora de Literatura de la Universidad de Murcia, y Ramón Jiménez Madrid, profesor de Literatura y crítico literario en La Opinión. El acto de entrega del premio tendrá lugar en el mes de diciembre en Molina de Segura.
Los títulos elegidos por la comisión de preselección son los siguientes:
La tristeza de las tiendas de pelucas, de Patxi Irurzun (Pamiela)
Aquí yacen dragones, de Fernando León de Aranoa (Seix-Barral)
Lazos de sangre, de Lola López Mondéjar (Páginas de Espuma)
Interior azul, de Anna R. Ximenos (Fondo de Cultura Económica)
Las batallas silenciosas, de Juana Cortés Amunarriz (Baile del Sol)
Vae victis, de Luis del Romero Sánchez-Cutillas (Tantin)
Vigilias efímeras, de Sergio Coello (Atlantis)
La piel de los extraños, de Ignacio Ferrando (Menoscuarto)
La soledad de los gregarios, de Miguel Sánchez Robles (Diputación de Cáceres)
Polvo en los labios, de Montero Glez (Lengua de Trapo)
El Premio Setenil al Mejor Libro de Relatos Publicado en España, convocado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Molina de Segura y dotado con 10.000 euros, se ha convertido en una referencia nacional imprescindible en el género del cuento. Lo han obtenido en anteriores ediciones: Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez (Anagrama); La vida en blanco, de Juan Pedro Aparicio (Menoscuarto); Parientes pobres del diablo, de Cristina Fernández Cubas (Tusquets); Si te comes un limón sin hacer muecas, de Sergi Pàmies (Anagrama); La marca de Creta, de Óscar Esquivias (Ediciones del Viento); Estancos del Chiado, de Fernando Clemot (Paralelo Sur); Los hábitos del azar, de Francisco López Serrano (Renacimiento); Distorsiones, de David Roas (Páginas de Espuma); y El libro de los viajes equivocados, de Clara Obligado.
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