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EL REGRESO DE VINALIA TRIPPERS

Mar 29, 2010   //   by admin   //   Blog  //  3 Comments

Esta portada de Miguel Ángel Martín será la del número 9 con el que reaparecerá el mítico fanzine Vinalia Trippers, de mi broder Vicente Muñoz Alvárez, Xen Rabanal, Silvia D. Chica... En plena época digital editar en papel parece una marcianada, y tal vez por eso el número es un monográfico con relatos de extraterrestres, abducidos, seres galácticos… Yo participo con un relato que se titula El vértigo de Spiderman, ilustrado por mi pareja artística de hecho, Juan Kalvellido. El regreso de Vinalia promete ser todo un acontecimiento, y a mí me da que salirse de la órbita cibernética va a aportar superpoderes a la revista (e intuyo que eso viene siendo últimamente un salto de calidad, aunque sea hacia atrás; se publica demasiado en internet, todo el mundo publica en la red, tiene un blog, y volver a los orígenes, al papel, exige seleccionar más, cuidar la edición, elegir cuidadosamente a los participantes; lo mismo pasa, creo, con las antologías, que últimamente proliferan y vienen a ser, creo, como si los fanzines crecieran, se hicieran adultos… Bueno, no sé, elucubraciones. Lo de verdad importa es que Vinalia regresa, desde el espacio exterior, y la tripulación está en plena forma. ¡Pura vida!

LOS LINCES NO COPULAN CUANDO LLUEVE

Mar 24, 2010   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


Esta mañana, al levantarme, pongo la radio y oigo:

Los linces no copulan cuando llueve

Era Radio 5, una de esas píldoras que hacen sobre temas diversos, cultura, curiosidades históricas, naturaleza y medio ambiente, en este caso… Pero a mí esa frase, este endecasilabo, me ha parecido maravilloso, sugerente, musical, un pequeño poema, el título de una novela, una canción, no sé… Los linces no copulan cuando llueve. Qué bonito.

En el blog de «El naúGrafo digital» de Eduardo Laporte

Mar 23, 2010   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


Esto escribe Eduardo Laporte (quien anda rematando un libro sobre Cuba que nos tiene caninos), sobre un sarao que montó el Gobierno de Navarra en Madrid y al que acudió gente, digamos, variopinta. Leyendo la nómina de autores me doy cuenta de que los escritores navarros que conozco y con los que soy más afín o mantengo relación, son «exiliados», de un modo u otro: Eduardo Laporte, Hasier Larretxea, Iñaki Echarte, Francisco Javier Irazoki, Miguel Sánchez-Ostiz… Qué cosas
.

Acudí al Museo de la Ciudad, metro Cruz del Rayo, Madrid, a la primera edición de ‘Navarra, muestra de literatura 2010’, que se celebra también este martes. Llegué tarde, y ya había empezado la charla de Tomás Yerro, que a mí me parece un Andrés Trapiello foral, al menos desde lejos, porque hay gente a la que sólo vemos de lejos (y oímos de cerca, con esa voz calmada y aterciopelada [suena a tópico pero es que en este caso es así]).

Sacó a relucir Yerro una nómina de autores navarros, en su mayoría poetas, que haría pensar en una tierra elegida por el Parnaso para sembrar el arte escrita. Apunté al vuelo algunos nombres: Ángel María Pascual, Eladio Esparza, Arturo Campión, José María Iribarren, Carmela Saint Martin, María Luisa Elío, Rafael Uríbarri, Patxi Larrainzar, Rafael García Serrano, Pablo Antoñana, Germán Sánchez Espeso, Pedro Lozano Bartolozzi, Miguel Sánchez-Ostiz, Manuel Hidalgo, entre otros. Luego citaría a Ángel Urrutia, Juan Ramón Corpas, Fernando Luis Chivite, Alfonso Pascal, Javier Asiáin y Daniel Aldaya. Ah, y Ramón Irigoyen, presente en la sala y siempre cumplidor con estos actos forales.

Nos hicimos una foto varios de los allí reunidos, entre los que reconocí y saludé, y van más nombres, a Margarita Leoz, que vino desde Pamplona para la ocasión; me presenté a Javier Asiáin, con el que sólo había contacto virtual; vi Germán Sánchez Espeso, con su look años Chicago años treinta; a Jesús Mauleón (que tuvo ponencia y recitó poemas de su La luna del emigrante), y al gran Hervé Alústiza, que me alegró saber que vivía en Madrid y al que le di un abrazo bien a gusto. Hasier Larretxea se perdió esa foto «para la historia», en palabras del delegado Salvador Estébanez, por atender una llamada de cumpleaños, y luego recitó poemas en euskera, con lo de Luces y sombras, tramo final del acto al que no asistí por excusas varias.

También vi por ahí a los almerienses Aureliano Cañadas y su hermano Luis, que mantienen un curioso vínculo con Navarra y su poesía, impropio en estos tiempos de comunidades autónomas tendentes a las fronteras invisibles.

Presente en cierto modo, a través de su libro que es una manera que estar más que honrosa, estuvo Patxi Irurzun, en el stand de libros expuestos, con su adictivo Atrapados en el paraíso, recién traducido al francés por cierto y a la busca de editorial gala.

Podría hablar ahora de las sensatas ideas que expuso Tomás Yerro, del cruce entre religioso y poético de los versos de Jesús Mauleón, de la pátina religiosa que puebla mucha de la poesía navarra, por ser muchos de esos rapsodas de origen clerical, como el propio Mauleón o Victor Manuel Arbeloa, o incluso el ágrafo Gabriel Urralburu, que acudió al acto y que nada más verlo me produjo automáticamente la siguiente etiqueta, demacrado social, y que daba un poco de penilla, el hombre, discreto, azorado, con cara de culpa sempiterna. Podría hablar algo de todo eso, pero quizá sea lo de menos, y lo de más sea dar una rápida notificación de las personas que integramos, más activa o más pasivamente, esa muestra.
Digno de celebración todo. No tanto la media de edad, más propia de un congreso sobre el colesterol que de una reunión sobre literatura y poesía locales. No me convenció tampoco el cátering, con unos bocaticas entre parroquiales y rústicos que me recordaron a esa fiesta tan poco evocada en mi memoria, por inubicable, de la primera confesión, que en los bajos de la iglesia de San Nicolás concursó con caramelillos y fantas después de haber soltado nuestros infantiles pecados, como comenté con Andrea Anaut.

Mañana, hoy, ayer, más.

www.elnaugrafodigital.com

Resaca nuclear (una canción de Javier Etxeberría & Patxi Irurzun)

Mar 21, 2010   //   by admin   //   Blog  //  4 Comments

Hoy, buscando un CD para escuchar mientras limpiaba la cocina, me ha aparecido el de Hurakan 2000, en el que hay una canción firmada a pachas por Javier Etxeberría y un servidor. Javiero, con el que trabajé durante tres o cuatro años (en una fábrica), formó parte de Mala Fama, grupo pamplonés con un buen puñado de canciones, de Skalariak, con los que se ha recorrido -y sigue recorriendo- medio mundo a ritmo ská, y actualmente de Vendetta. Por el camino se autoeditó este Hurakan 2000 en el que él se lo guisó todo. Javiero fue muy generoso firmando el corte cinco, Resaca nuclear, con mi nombre, pues en realidad la letra es una mezcla de cuatro versos mal hilados que yo le pasé y un cuento, Brindis por la guerra nuclear, que aparece en La polla más grande del mundo. Para alguien como yo, al que en realidad lo que le habría gustado es ser rockero, componer canciones, recoger bragas y hacer posturitas sobre el escenario-como las que ensayaba de adolescente delante del espejo, rasgueando una raqueta de tenis-, para un fan, para un rockero frustrado como yo ,firmar una canción es emocionante (como lo fue cuando Kutxi Romero nos dedicó un tema al poeta David González y a mí en un concierto en León, o ver mi nombre en alguno de los agradecimientos de los libretos de Marea, o en los CD de La banda del abuelo, o leer un artículo en el libro de 25 años de rocanrol, de Barricada…)… Tengo, sí, alma de groupie, aunque haya acabado convirtiéndome en un renegado del rocanrol, que ya solo puede escuchar música en los ratos que consigo robarle a esa loca espitosa que es la vida, en el autobús, en el coche, limpiando la cocina… Creo, por cierto, que tengo que limpiar más a menudo la cocina.

Tócala otra vez, H

Mar 18, 2010   //   by admin   //   Blog  //  2 Comments

Ahí va unas de mis colaboraciones en la revista Guía del niño, de cuando H (Hugo) se iba haciendo mayor.

Siempre nos quedará el biberón del desayuno. Y el DVD de Los Lunnis por la tarde, antes de acostarte. Tócala otra vez, H. Hemos vivido tantas cosas juntos… El día que te descubriste las manos (menudo hallazgo, eh, bandido; te pasaste toda una mañana mirándotelas, como diciendo, anda, si se mueven cuando se lo ordeno yo); y aquella varicela que te dejó la cara hecha un cromo (Yushchenko, te llamábamos la amá y yo, como el presidente de Ucrania); y las horas de reflexión, pensando entre los dos cómo demonios se ataba aquel body con los corchetes cruzados…

Pero ahora, mi vida, ya no podemos pasar tanto tiempo juntos. El señor ese tan simpático que te da caramelos cuando vamos a la oficina del paro ya no nos puede poner más sellos en la tarjeta del subsidio. Así que ahora el aita también tiene que volver a trabajar, como la amá, y tú tienes que quedarte por las mañanas con la superabuela, mientras te buscamos una guardería.

¿Que qué es una guardería, mi vida?

Un sitio muy chulo con muuuuchos niños, y muuuuchos juguetes, y unos días vienes de allí con un dibujo y otro con un rotavirus, pero no pasa nada, te acostumbras enseguida, como cuando te quitamos el chupete hace unos días, que al principio llorabas y ahora mira, te vas a la camita sin él, sin chuparte el dedo ni nada, porque eres ya un hombrecito; bueno, a veces tienes recaídas, ves a algún otro nene con chupete, y te tiras de cabeza a su cochecito, y se lo quitas, te lo pones en la boca y le das dos viajes deprisa, nerviosito perdido, antes de que el aita te lo quite y te riña, muy mal, H, eso no se hace, el chupete es para los niños pequeñitos…

Pues en la guardería igual, te acordarás a veces del aita pero la mayor parte del tiempo te lo pasarás muy bien, cantando o jugando a darte mordiscos con los otros niños… Peor lo voy a pasar yo, cariño, que no sé qué voy a hacer ahora tantas horas sin ver a mi bebé. ¿Quién va a comerle ahora al nene esas orejitas que parecen gominolas cuando se despierte de la siesta de la mañana? ¿Quién le va a preparar estos purés tan ricos? ¿Quién?

¿Pupu?

No, mi amor, el aita no tiene pupu, será por la cebolla que estoy cortando, por eso me lloran los ojos, tú no te preocupes, mi rey, sigue comiéndote la croqueta, así, tú solito, que ya eres mayor.

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