EL ESCENARIO DEL CRIMEN / TOMTUM REVOLUTUM
Fotos Luis Azanza
Hacía frío, nuestras bocas humeaban como el cañón de un revólver recién disparado y yo intentaba disimular mi erección, mientras mirábamos toda aquella ropa tirada sobre la hierba y las gotas de sangre congelada a su alrededor.
La teniente Davidova y yo habíamos hecho un viaje en coche de más de dos horas para llegar hasta allí. Durante muchos kilómetros solo vimos un manto interminable de nieve, como un sudario que cubriera el mundo entero, y la carretera en una línea recta e infinita, por delante, despejada por los quitanieves, con pájaros que se posaban sobre el asfalto, en busca de un poco de calor, y que morían golpeados por el capó del Lada.
–¡Crac¡ –se escuchaba, y yo sentía que eran los huesos de mi conciencia los que se astillaban. Pero no podía evitarlo, no podía dejar de imaginar, cada vez que la teniente Davidova agarraba la palanca de cambios, escenas que a mi mujer no le gustarían nada.
Después, la nieve desapareció y el paisaje de la tundra se volvió oscuro y yo pensé que podría apartar de mi mente aquella bruma de fiebre helada. Pero al llegar al escenario del crimen, apareció la ropa desperdigada sobre la hierba y los remolinos que esta dibujaba, como pliegues de sábanas revueltas en una cama sin hacer y todavía caliente.
Y fue entonces cuando, tras realizar una primera inspección, la teniente Davidova me miró y dijo:
-Creo que va ser un día muy largo, Mijail, quizás tengamos que quedarnos a pasar la noche en el hostal del pueblo.
Este microrrelato formar parte, con él me estreno, del proyecto Literatura Caffenol (fotos y microrrelatos -aunque no me gusta mucho esa palabra-) del blog colectivo Tomtum Revolutum que el fotógrafo Luis Azanza y otros locos como Berta Bernarte, Susana Barragués… idearon en una noche de borrachera, que es cuando surgen las grandes ideas.
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A ver cómo digo esto, como lector claro, que los escritores sois muy susceptibles.
Bueno, pues como siempre. Palabras y palabras. A ver que sale:
Demasiada rima interna. Parece un pentagrama con compás de tres por cuatro.
Erecciones y elementos fálicos que no sé si a las mujeres les satisfacen pero que a los tíos (heteros, se entiende), así sin más, sin contrapunto (cómo hubiera molado un “se le pusieron los pezones de uñas”, por ejemplo), no motivan nada. ¿Siempre le pegas a lo mismo? (ya, ya… no olvido mi trasparencia, por eso es pregunta retórica)
De todas formas, si ese es uno de los fines, el del fornicio que sobrevuela (a la cazuela), qué bien hubiera quedado sustituir dormir, siempre asociado a los ronquidos de buche abierto, por algo así como pasar la noche, mucho más perro y estimulante.
Hastiado, hay algo raro e insano en tus comentarios, cuando estos se entienden, no como el anterior, que era indescifrable (al menos los títulos tenían su gracia, eso sí). Y es que siempre entras para despotricar o dejar claro que lo que has leido no te ha gustado nada. Pero sigues entrando, eso es lo raro, tú sabrás por qué.
Por lo demás, yo de música no se mucho, pero esa rima interna no la veo por ningún lado, erecciones solo hay una y en lo que te doy la razón es en lo de pasar la noche, quedaría mucho mejor, quizás lo corrija, al menos algo he sacado de ti.
Había prometido no contestarte hasta que no dejaras de ser una sombra, pero he pensado que yo también voy a divertirme un poco contigo. Incluso podrías ayudarme un poco ¿Dónde puedo leer algo tuyo -supongo que será sublime-?
Hastiado de hastiado
No se chine, hombre, que se le avinagra el párrafo y así no parece un escritor maldito sino un miembro (sin segundas) de la luminosa nomenclatura cultural pampilotarra.
Se cobre o no, va en la nómina lo de enfrentarse al lector, que eso soy. Es lo que tiene el oficio de escribiente, que cuando se decide salir del cuaderno, exponerse como un mimo en Sanfermín, pasear como un nudista, las respuestas no siempre van a ser besos en la boca, asombro por un miembro (con segundas) enorme o monedas en el bote. Un poco de vidilla es lo que me pone, y lamento que sea precisamente eso lo que le hastíe. No me lo esperaba de alguien que dice que va a la contra y que creía que tenía (mire, una rima de las de echar la pota) un sentido del humor menos convencional. Las moscas cojoneras es lo que tenemos, que en algunos lados somos moscas y cojoneras y en los otros, cojoneras y moscas.
De todas formas, obviando lo del osasunbidea de todo este asunto, que la última vez que oí lo de insano estaba asociado a los granos, las pajas y las clases de religión; y que en Pampliruñas lo raro es rutina (quizás mejor lo oblicuo), no sé por qué concluyes que no me gusta nada de lo que se escribes. Lo que ocurre que es más distraído señalar las zaborrillas, las zonas con verrugas, las patillas descuadradas o ese pelo de la nariz que desquicia porque crece más que el resto. Mero divertimento ahora que hay horas, y noche (esta otra rima en cambio me ha molado. Uno que es un poco más chorras que la media, por lo que voy viendo, y fumando).
Divirtámonos pues, que ese era mi origen y ese será mi fin, pero yo por otros sembraos. A ver si hay más suerte, que Iruñamplona es demasiado solemne y monótona, y por lo que veo no hay dios que se que escape de ella. Una gran pena.
Que usted lo sobe bien (si no lo está sobando ya) y lo escriba mejor. Y recuerde que Boyero no hace películas para saber sentir el cine.
Hastialavista, Salud.
Usted se cree muy ingenioso, verdad, señor Hastiado. Sin embargo, tiene que mostrar su ingenio a costa de los demás, quedándose en la sombra, sin dar la cara, y kuxkuxeando, cuchicheando como una vieja, o como los txikiteros que se quedan pegados a la barra, lo sus hijos que hacen lo propio, y luego se quejan de que no ligan, algo que es muy pamplonés, lo cual no casa muy bien con esa inquina que muestra usted sobre ciertas costumbres y comportamientos de nuestra odiada ciudad (bueno, yo la odio lo justo).
Es usted más peteuve de lo que cree, un peteuve de pura cepa.
Por lo demás su forma de divertirse resulta insana, por qué no vamos a decirlo, las asociaciones esas con pajas y clases de religión las hace usted, señor Hastiado, y usted sabrá por qué, qué traumas infantiles arrastra. Resulta insano divertirse haciendo daño a los demás (usted a mí no me lo hace porque no puede, pero desde luego esa es su intención, está claro), supongo que es porque no hay nadie que quiera divertirse con usted.
En mi nómina de escritor, que no tengo, entra, claro que sí, recibir críticas, pero todavía no he visto a nadie apaleando mimos, o escupiéndoles, o haciéndoles cosquillas, y mucho menos con la cara cubierta, amparados en ese anonimato de gallina cara de aspirina. Quítese la pinza de la nariz, hombre, Boyero siente el cine pero le vemos la cara, se expone, no se queda en la barra bebiendo vino amargo…
Y, para ir acabando, que ya he perdido demasiado tiempo con no sé muy bien quién ni para qué, yo me chino cuando yo lo decido, no usted, señor Hastiado, que nombre más bien traído.