Entrevista a Laura Chivite
“Me pregunto si Berta soy yo, un alter ego que siempre va estar presente”
Laura Chivite debuta con Gente que ríe, relatos con toques futuristas y experimentales y una protagonista común, Berta, que han sido recibidos muy favorablemente por crítica y público.
Gente que ríe, el primer libro de Laura Chivite (Iruña, 1995), publicado por Caballo de Troya, reúne varios relatos con un personaje recurrente en todos ellos, Berta, al que nos encontramos en diferentes etapas de su vida, algunas de ellas en un futuro próximo. La ciencia ficción, la experimentación (hay un cuento escrito en imperativos, una apuesta arriesgada de la que sale airosa), la televisión (Chivite reconoce su fascinación, la intriga o incluso el terror que le provocan programas como First Dates, en el que se inspira otro de los relatos), el cine… son materiales que la escritora iruindarra maneja para componer este prometedor debut literario, en el que se reconoce deudora de autoras como Lorrie Moore, Lydia Davis o Bonnie Jo Campbell, de las que sobre todo toma la libertad para escribir y dar a la suya una voz propia, con mucho que decir.
¿Cómo ha sido su recorrido hasta llegar a este debut literario, ha escrito siempre, escribía para sí misma, se veía un poco condicionada dentro de una familia de escritores como es la suya?
Sí, no sé si condicionada por mi familia —mi aita (Fernando Chivite) y mi hermana (Beatriz Chivite) son escritores, mi ama (Isabel Ezkieta) también publicó de joven—, pero sí es cierto que he escrito desde pequeña. Empecé a leer relativamente tarde, a los dieciséis, pero desde siempre escribía historietas fantasiosas. Luego en 2017 gané un premio por un relato corto y eso, el hecho de tener un reconocimiento, me animó. Y a partir de ahí he ido ganando otros premios que me han dado más confianza, dentro de la inseguridad que siempre existe. Es decir, siempre he escrito, tenía muchas cosas escritas sueltas, no como para ser publicadas, sino porque me salían, y cuando finalmente empecé a plantearme hacer un libro reuní algunas de esas historias y escribí otras que dieran más forma a este libro de cuentos o novela o como lo queramos llamar. Así es como surge Gente que ríe.
Me llama la atención lo que comenta, que empezara a leer tarde, a pesar de vivir en una familia lectora. ¿Hay algo de rebeldía en ello?
Yo creo que sí, que lo hacía un poco por rebeldía, siempre he ido a contracorriente, me gustaba mucho más el cine, y mi educación ha estado más ligada a él. Mi padre me ponía una película cada día, y empezamos desde el principio, cine clásico y de ahí hasta la actualidad. Estaba mucho más nutrida por ese lenguaje cinematográfico y creo que eso ha influido mucho en mi literatura. Luego a los quince años me fui a Estados Unidos con una familia y en esa soledad, con mucho tiempo libre para llenar, empecé a leer, de todo, literatura buena, mala, sagas… Así empezó mi gusto por la lectura, después hice bachillerato de artes y ahí leí a los rusos, es esa etapa en quieres abarcarlo todo… Y hasta ahora.
Para su primera obra elige el relato corto, aunque las historias de Gente que ríe se entrecrucen o formen un ente mayor, casi una novela. ¿Tenía querencia por ese género del cuento?
La verdad es que cuando empecé a leer leía novelas, me encantan las novelas clásicas, pero luego seguí con los cuentos, Chejov, Bolaño, Borges… y también muchas escritoras estadounidenses, Lorrie Moore, Lucia Berlin, Lydia Davis, Bonnie Jo Campbell, las menciono casi automáticamente porque me han influido mucho. El relato me pareció una forma más accesible, pero es verdad que yo ya tendía a ello, en bachillerato escribía historias de dos o tres páginas, a los que ni siquiera llamaba cuentos, sino historietas… No sé si un día me atreveré con una novela como tal.
Los cuentos de Gente que ríe tienen un punto futurista. ¿Hay en ello un intento de evadirse de una realidad que no le convence?
Sí, yo siempre he tendido a evadirme, vivo en otro mundo, bastante lejos de este. El primer cuento del libro R.A.L.A., surge además en un contexto tan negativo como el de la pandemia, lo que me lleva a imaginar un futuro alternativo. Lo futurista siempre me ha gustado, la ciencia ficción, la fantasía, es un género que bien hecho puede decir muchas cosas
Precisamente ha comentado alguna vez que de autoras que ha mencionado antes tomó sobre todo la libertad para no tener miedo a experimentar, a escribir con libertad, a buscar su propia voz literaria…
Yo creo que eso es lo que me han dado principalmente esas autoras, más que identificarte con los personajes (porque sí es cierto que la literatura te hace sentir menos sola, te da una salida, una luz), pero en este caso, además de esto me dan “herramientas”. Son autoras que además de darte alivio te ofrecen alternativas…
Por ejemplo, en su libro hay experimentación y alguna apuesta arriesgada, como escribir un cuento con imperativos.
Sí, yo había leído algunos relatos escritos así, pero cortos, de dos o tres páginas, pero este, que es uno de mis favoritos, es más largo. Hay experimentación, pero también detrás cientos de ejercicios fallidos, desechados, estructuras en las que se ve demasiado el artificio, eso es lo más difícil, que no se vea al artificio ni al autor diciendo “¡Voy a sorprender con esto!”…
El personaje de Berta, que aparece en todos los cuentos, en diferentes épocas de su vida, ¿es en realidad un personaje en construcción, al que usted va descubriendo, frente a esa idea clásica de que el autor tiene que conocer todo sobre sus personajes?
Esto es la primera vez que lo digo, pero en realidad hice un poco trampa. El núcleo del libro con el que me planteo hacer algo más grande es R.A.L.A., el primer relato del libro, antes de este cuento había algunos relatos y luego otros. En este cuento Berta ya es mayor, tiene sesenta y cinco años y de hecho no se llamaba Berta, era Marisa. Pero me doy cuenta, revisando los otros relatos, de que hay personajes con características semejantes a Berta, y a partir de ahí decido arrojar más luz sobre este personaje que no había creado a consciencia. Es decir, hice como que lo había creado de una manera premeditada, pero el punto de partida no era la idea de crear un personaje en diferentes momentos de su vida, sino que es algo accidental, no había plan.
¿Recuperará a Berta más adelante?
No lo sé, ahora estoy escribiendo teatro y hay alguna obra en la que la protagonista podría ser Berta, por sus características, lo cual, esa recurrencia, me hace preguntarme si Berta soy yo, una especie de alter ego que siempre va estar presente.
Hablando de proyectos futuros, ahora, con una obra ya publicada, en una editorial importante, y que además está recibiendo buenas críticas, ¿le condiciona, siente más responsabilidad o presión?
Condiciona mucho, y da miedo, porque ya tienes esa sombra, ese yugo. Yo creo que la salida más fácil es pasar a otra cosa, de momento, como he dicho, estoy con el teatro y además con una serie de televisión, una comedia… Voy a seguir escribiendo, claro, aunque todavía no sé muy bien con qué expectativas, pero lo he hecho desde pequeña y creo que lo seguiré haciendo siempre.