Entrevista a Regina Salcedo
“Nuestra imaginación avanza a la velocidad de la luz y el mundo a paso de tortuga”
Publicado en GARA/NAIZ
“La baba celestial” es la primera novela que la escritora iruindarra dirige al público adulto. Una obra de ciencia ficción con grandes dosis de humor que narra el avance y la mutación de una extraña sustancia capaz de destruir a la humanidad y que funciona como una metáfora de nuestro comportamiento como especie ante otro tipo amenazas globales.
Patxi Irurzun. Iruñea
Publicada por Apache, La baba celestial es la primera incursión de Regina Salcedo en la novela para público adulto y en el género de la ciencia ficción propiamente dicho, tras varias obras juveniles de literatura fantástica y diferentes poemarios (Protagonistas, Iceberg, Mujer Varada y Lo que dejamos fuera). Regina Salcedo es también coautora junto con su hermana Leticia y Liébana Goñi de Pequeño diccionario sentimental. 57 palabras para empezar a amar el euskera.
-¿De dónde surge el chispazo inicial de “La baba celestial”, hay algo en ella que tenga que ver con la situación pandémica que vivimos?
Sí, la escribí durante el confinamiento. Pensaba en eso que se dice de que la realidad supera la ficción, pero pensé que raramente supera la ciencia ficción. Nuestra imaginación avanza a la velocidad de la luz y el mundo lo hace a paso de tortuga y, por eso, cuando alcanzamos «el futuro» resulta que no hay colonias en Venus ni androides prodigiosos. Y aquí ocurre parecido: llega una epidemia global y no la pasamos matando zombis, sino en casa viendo Netflix. En la novela sucede que por fin un ente extraterrestre visita la Tierra y resulta que no hace nada de lo que esperábamos, ni siquiera logramos comunicarnos con él. Y claro, la gente se decepciona y pronto se olvida de su presencia.
–Uno de los elementos que me han parecido más destacados en la novela es el humor, que está muy presente a lo largo de ella, algo que no es nuevo en el género de la ciencia ficción pero que no es muy habitual ¿Se planteó ese tono desde el principio, surgió de un modo natural?
El humor forma parte de mi manera de ser y enfrentar la vida, se cuela en todo lo que hago. Por tanto, lo que me ocurre cuando escribo es que debo ver si ese tono casa o no con la historia y, en consecuencia, potenciarlo, controlarlo o incluso eliminarlo. En este caso, me venía bien porque ayuda a que la trama avance de forma amena, es un rasgo del narrador que lo hace menos cretino y también sirve para potenciar el efecto final. La apuesta de escribir un libro con un tono humorístico marcado es la más arriesgada, porque si tu humor no coincide con el del lector, estás perdido.
–Hablando de humor, ¿tiene la sensación a veces de que la ciencia ficción, la fantasía, incluso la literatura de humor no se toman en serio?
Tiene gracia que lo preguntes porque hace poco di una charla titulada Humor y entretenimiento, dos palabras peligrosas en ciencia ficción y fantasía. En ella hablaba de cómo, en nuestro país, el humor en literatura adulta es algo que genera desconfianza e incomodidad, que los críticos necesitan justificar con muchos argumentos para validarlo. Basta un titular español sobre el fallecimiento de Terry Pratchett para constatarlo. Decía: Los grandes temas de Terry Pratchett, mucho más que fantasía y humor. Me parece horroroso, más vale que Terry estaba muerto cuando se publicó. Es una falta de respeto enorme, pues menosprecia los dos pilares básicos de su obra, pero evidencia lo que te comento: la fantasía y el humor solo son aceptables si los avalan esos «grandes temas». Lo demás son payasadas y, no lo olvidemos, la literatura es una cosa muy sesuda y muy seria que solo persigue un elevado fin. La periodista que escribió esto obvió que un gran porcentaje del humor de Pratchett se basa en el absurdo, en situaciones hilarantes que no pretendían otra cosa (nada fácil de conseguir, por otro lado) que arrancarnos una carcajada. Como decía Artaud: «es la parte pura, liberadora del humor lo que deseo reivindicar».
–El personaje principal me parece una especie de antihéroe, que se empeña en rehuir constantemente el éxito o, dicho de otro modo, de buscar una especie de felicidad que no depende de ese éxito, al contrario de lo que muchas veces nos hace creer. ¿Lo ve así?
Yo no lo llamaría antihéroe, porque no es alguien que se enfrente al sistema, que haga cosas heroicas. Es solo una persona en crisis, narcisista e inmadura. Me venía muy bien para ejemplificar la esencia del ser humano contemporáneo. Tampoco quería que fuese un completo cuñado, porque todos tenemos nuestras zonas luminosas y momentos de epifanía. Es además un personaje sin una evolución lineal y constante, porque eso es poco realista; lo normal es que suframos retrocesos, la caguemos en algunos aspectos y avancemos en otros. Somos irregulares y contradictorios. Jules Frost no es que renuncie al éxito, es que el éxito no hace más que evitarlo y a él no le queda más remedio que adaptarse, aunque con un gran poso de frustración.
–Al respecto de esto, de la inacción del protagonista, remite al Bartleby de Melville, o hay reminiscencias de Lovecraft, me recuerda también a veces a algunas historias de Verne… ¿Qué referentes literarios ha manejado?
Sí, la referencia a Bartleby viene por el hecho de que la Baba, al igual que ese misterioso personaje de Melville, resulta incomprensible para los humanos ya que no parece perseguir ningún objetivo. Esa falta de metas, esa abulia existencial, es lo más impenetrable para nuestra mente pragmática y utilitarista. Otra razón para tomar de referencia esta obra tan abierta a la interpretación es que yo también deseo que cada lector pueda elaborar su propia teoría sobre la Baba. Otro referente es la novela Stalker. Me interesa mucho esa hipótesis de que, ante una visita alienígena de la que probablemente ni nos enteraríamos, nosotros actuemos como las hormigas que se topan con los restos de un picnic y son incapaces de comprenderlos, y acaban utilizándolos a su precaria manera.
-¿Hay en la novela una metáfora o una advertencia de nuestro comportamiento, como género humano, a amenazas –climáticas o de otro tipo- a la que no damos el valor que tienen o ante las que nos comportamos infantilmente?
Así es; la manera irresponsable, chapucera y egoísta de actuar ante la Baba Celestial es una metáfora de cómo funcionamos tanto a nivel personal como de especie. Se dice que el individuo es inteligente y la masa estúpida. Yo pienso que, ante las dificultades, todos somos bastante idiotas; tendemos a tirar para adelante sin enfrentar el verdadero problema, a no anticipar las consecuencias futuras de nuestros actos, a buscar solo la satisfacción inmediata, como los niños. No reaccionamos hasta que el batacazo es inevitable. Y por eso estamos condenados. Hemos tenido tiempo para reaccionar ante el cambio climático del que llevan años advirtiéndonos y hemos elegido fracasar. Solo nos queda poner parches mientras vemos cómo se hunde el barco.