ENTREVISTA A TXANI RODRÍGUEZ
“Supongo que necesitamos ser cínicos para no enloquecer»
Txani Rodríguez. Escritora
Txani Rodríguez explora en su última obra, Si quieres, puedes quedarte aquí, algunos aspectos de la condición humana, como el amor y su capacidad para salvarnos o destruirnos, la infelicidad o nuestros miedos y carencias. Una novela intensamente corta en la que la naturaleza se convierte en un inquietante personaje más y el edén en una suma de pequeños infiernos.
Patxi Irurzun, Iruñea. GARA, 11/01/2017
Un paso canadiense, la imagen con la que empieza y acaba esta novela, es una límite que algunos animales evitan cruzar, pues los barrotes colocados en el suelo sobre un foso les provocan desconfianza. Esta obra de Txani Rodríguez (Llodio, 1977), habla de todo eso, de la línea que separa nuestro comportamiento del instinto animal, y de la inseguridad y la desorientación ante ciertas situaciones. Si quieres, puedes quedarte aquí, publicada por Tres Hermanas, es la tercera novela de Txani Rodríguez, tras Agosto y Lo que será de nosotros, y fue finalista del Premio Internacional de Novela Corta Ciudad de Barbastro.
Se puede decir que Si quieres, puedes quedarte aquí es la historia de una huida y al mismo tiempo de una búsqueda —es decir, como la vida misma—. ¿Qué cuenta esta novela?
Sí, la novela habla sobre el vértigo que produce la infelicidad, sobre la situación de fragilidad en la que nos coloca y que hace que no nos distingamos mucho de los animales desorientados. Nos exponemos tanto en esas circunstancias que, a veces, es cuestión de suerte que no nos quedemos atrapados en la huida.
La naturaleza, los animales, se convierten en personajes de la novela, que nos va dando pistas, o sirven para marcar elementos de tensión o inquietud en la misma… Pero, creo que usted –y Andrea- son bastante urbanitas…
Pretendía que la novela tuviera algo orgánico, que nos pegara a la tierra y a nuestro cuerpo… ¿Urbanita? Me gustan las ciudades, pero vivo en un pueblo, es verdad que bastante grande, pero veraneo en otro muy pequeño. Me gusta mucho dar paseos por el monte y no soy una buena compañía para quien quiera ir a paso ligero porque yo me entretengo a cada poco con cualquier cosa.
Respecto a los animales, un momento del libro la protagonista se dice que nunca ha visto a un animal reír. ¿Aspirar a la felicidad es lo que nos define como humanos?
La infelicidad nos hace sufrir y creo que no hay ningún ser vivo que desee sufrir: cuando tenemos hambre, comemos; cuando tenemos sueño, dormimos… A nadie le gusta acostarse con un vacío en el pecho. La infelicidad es que como ir por ahí envueltos en una manta en pleno agosto: algo agotador e insano. Sin embargo, no siempre podemos ser felices. Creo que ahora no admitimos la infelicidad, no esperamos a que el tiempo pase, y que hay todo un negocio –no siempre honesto- alrededor de la búsqueda de felicidad y del bienestar instantáneo.
De hecho, en ese supuesto edén en el que se refugia, o le obligan a refugiarse a Andrea, hay muchos pequeños infiernos (por ejemplo, se prioriza el gasto en flores, que permita manteniendo ese aspecto de edén, sobre las ayudas sociales)…
Realmente, tal y como está el mundo, creo que estamos preocupados por las flores, por decirlo de alguna manera, sí, porque no parece que nos concentremos mucho ni en lo importante ni en lo urgente. Supongo que necesitamos ser cínicos para no enloquecer. Por otro lado, a veces creo que cada quien lleva su bandera de su buena causa, la que sea, y a veces ya no vemos más allá ni vemos las legítimas causas de los demás.
El estilo de Si quieres, puedes quedarte aquí es muy eficiente, contenido, pero sin desechar momentos poéticos cuando es preciso, dosificándonos información sobre los personajes… ¿Le costó encontrar ese tono?
No me gusta el lirismo desbordado y aspiro a escribir cada vez de forma más depurada. Esas líneas rojas autoimpuestas –aunque por momentos seguro que me las salto aún- configurarán el estilo. Sí me costó bastante dar con el tono; de hecho, hasta que no lo encontré no comencé realmente con la novela. El tono es la pista de aterrizaje concedida; si lo encuentras, ya puedes comenzar el descenso a la tarea.
Y detrás de esa contención lo que asoma es una historia de amor truncada, incluso terriblemente truncada… ¿Se puede decir que esta es, en definitiva, una historia de amor?
Es una historia de amor, sin duda. Son las ganas de amar de la protagonista las que la salvan de caer en picado, y es el amor de otra persona —una especie de ángel contemporáneo— lo que la salva de sí misma. También hay una reflexión sobre el amor, que yo creo que solo puede ser generoso si hay de verdad una entrega. La naturaleza del amor impide dañar al ser amado; si se daña a propósito, ya no se ama.