ENTREVISTA SOBRE PAN DURO PARA VALLECAS DIGITAL Y ALCORCÓN DIGITAL
En primer lugar, nos gustaría que nos hablaras de ti, qué te inspira.
Un escritor de verdad no desconecta nunca, nunca deja de pensar cómo escritor, es algo casi patológico, cualquier cosa que le sucede o ve u oye o le cuentan la traduce como materia literaria, algo aprovechable para escribir un cuento o una novela. Así que hay un montón de cosas que pueden inspirarme, si entendemos por eso tener un chispazo, una idea, por ejemplo una noticia del periódico, una conversación en el autobús, una persona con la que me cruzo por la calle… Luego, por supuesto ya entra el juego el oficio, la imaginación, cómo se procesa todo eso y se transforma, todo el bagaje cultural que vas acumulando durante años…
¿Cuándo decidiste que lo tuyo era escribir?
Escribo desde muy pequeño, un día con cinco o seis años fui con mis primos al campo y me rompí un dedo trepando a un árbol, como ya no podía seguir jugando con los otros niños mi madre me dio un cuaderno y un lápiz para que me entretuviera, y yo escribí un cuento, mi primer cuento, en el que imaginaba que seguía jugando con mis primos. Después vinieron las redacciones del colegio, que para los demás eran un suplicio, pero con las que yo disfrutaba, a veces incluso escribía la mía y cuando acababa la de mi compañero de pupitre, que era el malo de la clase, lo cual aprovechaba para sacar mi lado más gamberro, en sus redacciones. Y ya a partir de los 13 o 14 años empecé a tomármelo más en serio, a ganar algún concurso, a publicar en revistas. Hasta hoy, que tengo 45.
Para aquellos que no lo conozcan, ¿qué se van a encontrar en ‘Pan duro’?
‘Pan duro es una novela’ que transcurre en un pueblo imaginario, llamado Zarraluki, en el que suceden cosas extraordinarias (por ejemplo, es un pueblo de montaña, pero hay un equipo de remeros), que sin embargo los vecinos viven con naturalidad, un poco al estilo del realismo mágico o de Amanece que no es poco. Hasta ese pueblo llega un vendedor ambulante con su hija, Puravida, y con un cargamento de cacharros absurdos, como unas sandalias con capota para los días de lluvia o un matamoscas con un agujero en el centro para dar una oportunidad a la mosca… Ese es el clima en el que transcurre esta novela, que tiene un toque divertido y tierno, y que es para jóvenes de todas las edades.
¿Cómo se te ocurrió la idea?
La idea se me ocurrió en un pueblo de Gipuzkoa en el que estuve viviendo una temporada, había un bar al que solía ir que me gustaba mucho, en el que estaba muy a gusto, pero que cerraba a menudo, cuando el dueño se deprimía. A partir de ahí se me ocurrió la idea de un panadero, en Zarraluki, que cuando se enfadaba con su novia, la maestra del pueblo, cerraba la panadería, de modo que todo la dieta y el estado anímico de los vecinos dependía del amor entre esta pareja. Cuando el vendedor ambulante llega a Zarraluki la pareja ha discutido y llevan ya un mes sin pan, de ahí el título, Pan duro.
“En esta novela ha salido mi lado más fantasioso, más imaginativo, también más absurdo, e incluso más poético”
Dicen que todo autor deja parte de su esencia en su novela, ¿qué hay de ti en esta?
Creo que, así como en otras novelas he dejado una parte más rabiosa, más crítica con la realidad, o más personal (en los diarios o los libros de viajes), en esta ha salido mi lado más fantasioso, más imaginativo, también más absurdo, e incluso más poético. Me he divertido mucho escribiéndola y estoy muy contento, desde el aspecto literario, con muchos pasajes.
¿Hay experiencias propias en el libro?
No muchas, a diferencias de otras veces, aunque como he contado parte de una historia real, Pero bueno, en realidad todos los libros llevan buena parte del autor, incluso cuando como en esta imaginas o fantaseas mucho, porque la forma de imaginar o fantasear también dice mucho o es algo muy propio de cada cual
Dicen que los amigos de escritores tienen miedo de contar anécdotas delante de ellos por si las sacan en sus libros, ¿es tu caso?
La verdad es que no lo noto, puede que sea así, pero yo suelo ser cuidadoso, sobre todo con las personas que quiero, no tanto con los que me hacen daño, sobre todo si es gratuita o injustamente, es más, a menudo la literatura es una manera de ajustar cuentas con ellos.
¿Qué sentiste cuando la editorial te avisó de que la iba a publicar y además en papel?
Bueno, yo he escrito y publicado ya muchos libros, pero cada vez es como la primera, esa emoción de ver el ejemplar por primera vez o los nervios de esperar las primeras reacciones, eso no cambia.
¿Qué es lo que más valoras a la hora de que te hagan una reseña de tu novela?
Que sean justos, y eso empieza por haberse leído el libro, por increíble que parezca, en más de una ocasión me he encontrado con reseñas en las que sabes que no ha sido así.
¿Qué sensación quieren arrancar a los lectores?
A mí me parece fundamental que un libro sea capaz de hacer reír o llorar, o encenderse, o reflexionar, que no deje frío o indiferente, que sea una experiencia emocional.
¿Estás escribiendo alguna nueva novela?
Ahora mismo estoy escribiendo un libro de periodismo literario, de crónicas, diez historias reales de usuarios de un comedor social, de gente que lo está pasando mal, que no tiene ni para comer, aunque son historias positivas.
¿Tienes, a la hora de escribir, alguna manía?
No, evidentemente prefiero escribir solo y en silencio, pero la realidad es que tengo el ordenador en el cuarto de estar, por donde suelen pulular mis hijos, ponen la tele… Antes solía ponerme música, rock, punk, no me molestaba, al contrario, creaba un clima… No sé, creo que podría escribir en cualquier situación, para mí es como una necesidad, aunque suene a tópico.
¿Qué consejos les darías a aquellas personas que quieren publicar?
Solo uno: que lean el poema de Bukowski ¿Así que quieres ser escritor?
Alexandra Manzanares Pérez
@AlexandraManza/ @vallecasdigital