UNAS PÁGINAS DE ‘DIOS NUNCA REZA’
Jueves 19 de junio de 2008
Hoy, por fin, después de varios meses de lluvia y frío ha salido el sol en esta la ciudad sin primavera. Así que esta mañana he vestido a Urko con la ropa de verano que le compramos hace unos días y con la que está tan guapo y nos hemos ido los tres, su madre, él y yo a la ikastola . Normalmente suelo acompañarle yo, me gusta hacerlo, levantarlo por la mañana es uno de los mejores momentos del día, después lo llevo al baño, elijo su ropa, despierto a mi mujer… Es como si me correspondiera a mí arrancar el motor de la casa y eso me hace sentir importante. Pero hoy es el penúltimo día de colegio de Urko y Malen también quería venir, grabar en video, despedirse de la profesora, los otros padres… Dentro de unos días nos cambiamos de barrio. De la Rotxapea a Sarriguren, en las afueras de Pamplona, una ciudad nueva, de bloques de VPO. Nosotros ahora vivimos de alquiler. Me va a dar pena irme de aquí. Estamos a diez minutos de la Plaza del Ayuntamiento. A Sarriguren solo se puede ir en coche, o en autobús… Es algo raro. El barrio en el que crecí estaba lleno de descampados, silletas, bajeras vacías que se convertían en videoclubs, que luego se convertían en centros de estética que luego se convertían en bares, eso nunca fallaba… Era un barrio de las afueras, y ahora, nos vamos a las afueras de las afueras, a un nuevo barrio de descampados, silletas, bajeras vacías… A eso le llaman progreso pero nosotros cada vez estamos más lejos. Y hay algo que me inquieta en todo ello.
Por la tarde, después de trabajar he ido a una charla sobre los obreros de Zanon, una fabrica de porcelana en Argentina ocupada por sus propios trabajadores y gestionada ahora por ellos mismos. El sindicalista que ha hablado ha dicho que tuvieron que hacerlo porque el capitalismo – «ese monstruo», ha dicho, qué curioso- no tiene reparos en sacrificar a los más débiles cuando hace falta. Y también que quizás nosotros no lo percibimos todavía, pero intuye que se nos avecina una crisis parecida a la que ha sufrido su país. Bueno, ellos al menos han salido adelante. Aunque han tenido que pelear duro. Se pasaron varios meses acampados frente a la fábrica, sobreviviendo gracias a la solidaridad de obreros de otras fábricas, los maestros de sus hijos… Por ejemplo, cerca de la fábrica ocupada había una cárcel para presos peligrosos. En una ocasión estos dejaron de comer dos días para dar sus raciones a los trabajadores de Zanon. A cambio los obreros de Zanon les ofrecieron material necesario para construir un lugar cubierto en el que recibir a los familiares, durante las comunicaciones (hasta entonces debían hacerlo en el patio). Desde ese día cooperativistas y presos se han convertido en uña y carne. Cuando la policía intenta desalojar a los obreros los presos hacen un motín en la cárcel, o si hay un motín en la cárcel los obreros de Zanon disparan con tirachinas bolas de porcelana a los antidisturbios desde su fábrica. A la policía últimamente se le ve menos por allí…
He vuelto a casa algo más animado. Cuando he llegado Urko y Malen estaban en la bañera. La tripa de mi mujer asomaba entre un mar de espuma y Urko estaba recostado sobre ella. Y en el pasillo, los últimos rayos de luz del día se derramaban dorados y cálidos, iluminándolo todo.
DIOS NUNCA REZA. Patxi Irurzun (Alberdania, Irún, 2011)
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