El viernes presenté en la FNAC de Donosti ‘Dios nunca reza’. Podemos decir bien que fue una presentación familiar o bien que resultó todo un éxito, pues vinieron el doble de personas que en la anterior ocasión en que estuve en ese lugar (y callarme que entonces vinieron tres personas). Pero eso depende también de cómo mida cada cual el éxito, porque para mí ya solo estar con Iñaki Estévez y con las personas que se acercaron mereció la pena. A todas ellas las conocía o tenía algún vínculo personal, aunque al principio había dos desconocidos que, cómo lo diría , me recordaban a los pacientes del manicomio con los que que solían coger el autobús cuando yo vivía junto al psiquiátrico (he dicho junto a, no dentro). Sus movimientos ralentizados, supongo que por los medicamentos, sus miradas perdidas, empastilladas… Después se fueron, tuve peor suerte que Miguel Sánchez Ostiz, con quien hablé por teléfono al día siguiente y me contó que él en otra presentación en Zaragoza, creo que en otra FNAC tuvo un público parecido, con la ventaja de que a él le jaleaban, «Muy bien dicho», «Sí, señor», «Maestro», etc.
Aprovechando el viaje ya nos quedamos esa noche en Rentería, en casa de mi suegro, y al día sigiguiente estuvimos paseando por San Juan de Luz, donde a mí se me ha metido en la cabeza que transcurra parte de una novela de aventuras con la que llevo a cuestas un tiempo. Fue un bonito día, y más bonito todavía cuando volví a casa y enredando un poco vi que ‘Dios nunca reza’ está entre los libros más vendidos de la distribuidora, que yo no sé qué quiere decir exactamente, igual solo está todavía entre los más distribuidos y luego vienen las devoluciones, y eso, pero, oye, es la primera vez que me veo en una de esas listas y hay que fardar y contarlo, o sea que arriba lo pongo también en un post aparte. Hasta pronto.