LA VIDA (LITERARIA) TE DA SORPRESAS…
El viernes que viene iré a Murchante a recoger el premio, a tartamudear mientras leo el cuento, y conoceré a Fernando Iwasaki, que ha ejercido como jurado del certamen.
Por lo demás, el viernes presenté en la FNAC de Zaragoza, ‘Dios nunca reza, con Dani Sancet y mi editor Jorge Giménez Bech, que vino a acompañarme desde Irún, y pude conocer al cantautor Joaquín Carbonell, toda una institución en Aragón (le paraba la gente por la calle para hacerse fotos con él), a quien yo también acompañaré dentro de unos días en Pamplona cuando venga a presentar «Pongamos que hablamos de Joaquín«, una biografía de Sabina, el que fuera su amigo, cualquier cosa menos hagiográfica. En la FNAC yo, entre otros, salía anunciado en un cartel debajo de una gran foto de Alberto Olmos, a quien últimamente parece que persigo o él sin saberlo a mí, igual porque le debo dos hostias, como el propio Olmos escribió en su odiado y admirado blog.
Al día siguiente, muy pronto (a eso de las cinco y media de la mañana) viajé con Dani Sancet y todo el grupo Insolenzia, hasta una masía en el Maestrazgo turolense para rodar un videoclip de en el que yo hago de Dick Grande, el protagonista de mi novela ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! pero cuando el personaje todavía es barrendero, no estrella del porno, y mejor, porque hacía un frío que todavía estoy entumecido (aunque a los del grupo sí que les tocó desnudarse, y esa fue la parte fácil del video). Ha sido toda una experiencia la del vidrioclip, casi 24 horas del tirón rodando (bueno, yo en realidad solo tenía unas tomas, y acabé de todos modos baldado), pero sobre todo compartir una vez más unas horas con los insolentes y ver desde dentro cuánto cuesta hacerse un hueco, también en el mundo del rocanrol, y cómo resisten y arriesgan y se dejan la piel algunos, como Dani Sancet y los suyos y encima sin perder nunca el buen humor. A su lado (sobre todo por esto último, yo que de natural soy más mustio) uno se siente intruso y fuera de lugar, a pesar de que tengamos muchas cosas en común. Mucha gente no sabe, no valora, no tiene ni idea, de cuánto trabajo hay detrás de un disco, o de un libro, cuánta ilusión y si esto no les vale cuánto tiempo invertido, desde luego mucho, muchísimo más que pinchar en descargar y esperar a tener ese disco, o ese libro entre tus manos.
Por fin, el domingo por la noche, volví a casa, que es donde yo de verdad estoy a gusto, todavía pude acostar a uno de los niños, la otra ya había caído roque, y después lo hice yo, como un tronco, y mientras dormía tuve pesadillas pensando en que la vida literaria continuaba, y yo ya no era escritor, ni siquiera cazarecompensas, tan solo escribía en mi blog, y contaba qué me había pasado en presentaciones, rodajes, entregas de premio, como si a alguien le importara algo todo eso.