CUENTOS DE COLOR GRIS (ARQUEOLOGÍA LITERARIA)
No lo sé.
«La línea amarga», el cuento de arriba, es el primer cuento que escribí con intención estética, o algo así. Tenía 16 años. Antes, claro, estaban las redacciones de los viernes, los cuadernos garabateados en casa, llenos de monigotes… Entre los 16 y los veintitantos escribí cuentos por un tubo. Unos trescientos. De los primeros de todos, los diez de «Cuentos de color gris» son una buena muestra. Ahora los leo y me da vergüenza, los errores, la grandilocuencia, la autodestrucción y el victimismo adolescente, pero también están la frescura, la rabia, el descaro… En esos cuentos creo que se apunta mucho de lo que ha venido después. Es pura arqueología, que seguramente a nadie más que a mí interese (aunque por si acaso, lo cuelgo, quién sabe; creo que en realidad escanearé y colgaré el libro completo, que es una rareza, difícil de encontrar -podría haberme inventado, incluso, ese premio, y ese libro). Pero no, con las 75.000 pesetas me fui a un viaje de estudios a Marruecos, para el que no tenía dinero (yo nunca he tenido dinero). Incluso eso me ha pasado después, con otros premios y libros. La literatura no me ha dado para vivir, pero me ha permitido viajar.Y están también, en esos cuentos, la tristeza, el humor, la preocupación social, el gusto por los personajes hechos añicos, por los débiles, por los derrotados y por los que siguen luchando… Suena pomposo y manido, como una solapa promocional, pero creo sinceramente que es así, que eso forma parte muy importante y muy definida de mi obra. (Mi obra ¡ooooh!).
En fin, si alguien le interesa solo tiene que pinchar en las imágenes de arriba. Buenas noches, amigos, y gracias por estar ahí.