AGUJERITO EN LA NIEBLA
Llevo unos cuantos días perdido en la niebla. Entrando y saliendo de ella. Encontrando el camino en su espesura, con la brújula de un culo redentor, y perdido cuando la abandono, cuando vuelvo a asomarme al mundo exterior, expuesto a toda su miseria, a su crueldad, a la voracidad con que se abalanza sobre quien sea sale de la raya, quien respira con puntos suspensivos, quien se hace preguntas, quien no regala su propia vida ni se resigna a vivir la de otros que no son otros porque son iguales entre sí. La cámara de niebla, de Alfonso Xen Rabanal (Bufa), me ha acompañado estos días en mis viajes de ida y vuelta en autobús hasta esa vida que yo también tengo que regalar por horas para sobrevivir. Me ha alimentado, me ha reforzado, me ha hecho volver a sentirme un perro verde y a ladrarle al mundo, orgulloso de serlo, a babear con rabia la espuma de sueños que parecían haberse retirado pero vuelven en una marea de sangre palpitante, que me mantiene en pie… La cámara de niebla no es una lectura fácil, ni falta que hace, pues es necesario más que nunca escarbar en la superficie, en la montaña de basura que se esconde bajo ella, romper los monitores, las pantallas de plasma, bucear entre profundidades de desperdicios amontonados para encontrar las claves, las contraseñas para desprogramarnos, para arrancar los tubos, para volver a sentir como propios la piel, el corazón, el sexo, para tener un cerebro en lugar de una antena de repetición.
La cámara de niebla es un libro raro, gracias a dios, o al diablo al que Bufa vendió el alma para escribirlo en un cruce de cuatro caminos, con el cadáver del hombre corriente balanceándose ahorcado en un árbol muerto; y el mío, mi ejemplar, un libro doblemente raro (no sé si en realidad toda la tirada), pues de las páginas 147 a la 154 el encabezado de las páginas reza: “Ajuste de cuentos. Patxi Irurzun”. Un error de imprenta (comparto editorial con Alfonso) que agradezco a los duendes informáticos, y que me concede el increíble privilegio de abrir para mí un inmerecido agujerito en la niebla.
La cámara de niebla es un libro raro, gracias a dios, o al diablo al que Bufa vendió el alma para escribirlo en un cruce de cuatro caminos, con el cadáver del hombre corriente balanceándose ahorcado en un árbol muerto; y el mío, mi ejemplar, un libro doblemente raro (no sé si en realidad toda la tirada), pues de las páginas 147 a la 154 el encabezado de las páginas reza: “Ajuste de cuentos. Patxi Irurzun”. Un error de imprenta (comparto editorial con Alfonso) que agradezco a los duendes informáticos, y que me concede el increíble privilegio de abrir para mí un inmerecido agujerito en la niebla.
La cámara de niebla. Alfonso Xen Rabanal. 2008 .Editorial Eclipsados. 268 páginas. 10 euros.