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ANTIVILLANCICO

Dic 15, 2019   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Publicado en Rubio de bote, colaboración quincenal para magazine ON (diarios Grupo Noticias)/ 14-12-19.

¡Oh, dulce Navidad!,  miles de bombillas de colores se ven desde el cielo, pero la tierra es un infierno para quienes no pueden pagar la luz ni la calefacción. El extranjero Papá Noel y sus renos en peligro de extinción se desangran enredados en una concertina. Si  no es para proclamar la república, el discurso del rey nos la suda. Mientras el pelele habla y los súbditos lo escuchan, nosotros brindamos en la cocina por la república y por nosotros mismos con cerveza de lata marca blanca, ¡oh, sí, dulce Navidad!

¡Oh, dulce Navidad!, los niños de san Ildefonso no son buena compañía para pasar la resaca de la cena de empresa. En el amigo invisible te ha tocado tu peor enemigo. Los periódicos ya no publican inocentadas el 28 de diciembre porque nadie sabe distinguirlas de las fake news. Ya nadie compra, en realidad,  periódicos. La gente se gasta el dinero en lotería y sigue haciendo cola durante horas en Doña Manolita, aunque ahora tengan cita previa. Así, al menos mientras esperan, piensan qué harán con los millones que no van a ganar. El gordo ha caído una vez más en un barrio obrero, dice el telediario, pero yo creo que los que descorchan champán son cada año los mismos. El calvo de la lotería se ha puesto pelo en Turquía, ¡oh, sí, dulce Navidad!

¡Oh, dulce Navidad!, el primer año sin alguien las uvas son amargas. No es un belén viviente esa gente acurrucada entre mantas a las puertas de una iglesia. En la misa de gallo a alguien le repite el cordero. Y a Baltasar, escondido en los bajos de un camión, se le derrama todo el incienso mientras cruza sin papeles la frontera. Vox presenta una moción para defender los derechos de los blancos pintados de negro en las cabalgatas. Los padres abren los paraguas al revés cuando pasan las carrozas. Gaspar tira los caramelos a dar a quienes llevan lazos amarillos. Melchor toca los muslos de los niños mientras estos le piden sus regalos al oído, ¡oh, sí, dulce Navidad!

¡Oh, dulce Navidad!, en el corazón de un empachado suenan los cuartos antes de tiempo. Un pensionista cena sopa de sobre la última noche del último año de su vida. Hay una chica con traje de gala esperando muerta de frío a sus amigas que la han plantado para ir a otro cotillón. A un chico de quince años lo acuchillan en una pelea la primera Nochevieja que pasa fuera de casa. Los langostinos en la cárcel saben a amoniaco, ¡oh, sí, dulce Navidad!

¡Oh, dulce Navidad!, desde septiembre ya es Navidad en El Corte Inglés. Un dependiente le ha pegado un bofetón con toda la mano abierta a su encargado después de oír mil veces cada día los mismos villancicos. Las gitanas perfuman con colonias de muestra las hojas de romero de plástico con las que leen el futuro en las manos de los guiris. En la planta de juguetes una madre soltera explica a su hijo que a Olentzero ya no le cabe en el saco la consola que no puede pagar. Los ojos de los niños siguen brillando cuando ven pasar a un muñeco de madera. Hay un futuro notario de siete años que cuenta a sus compañeros de clase que los reyes son los padres. Mari Domingui hoy también se va de txikitos, aunque esta noche toque trabajar, ¡oh, sí, dulce Navidad!

¡Oh, dulce Navidad!, las resacas son cada vez peores. Los pastorcitos y las caseras ya no llevan abarcas sino botas de goretex.  Con las sobras de las comilonas haremos croquetas y congelaremos tápers. Algún año recibiremos al año nuevo en Canarias. Que las próximas Navidades sigamos todos bien. Que en 2020 se cumplan todos tus sueños menos uno para que puedas seguir soñando. En las ventanas del centro de menores no brilla un árbol de Navidad, sino la estela de un cóctel molotov. La estrella de Belén en lo alto son en realidad las luces de un helicóptero de la guardia civil, ¡oh, dulce navidad, sí!

Patxi Irurzun

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