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ENTREVISTA A TONINO CAROTONE

Mar 19, 2017   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Entrevista publicada en ON, magazine de los diarios de Grupo Noticias (18/03/2017)

Para encontrarse a uno mismo a veces hay que perderse antes un poco” 

Ha compartido escenario con Adriano Celentano, Renato Carosone o Manu Chao. Le ofrecieron hacerlo con Elton John y Youssou N’ Dour y lo rechazó. Tonino Carotone, que antes fue el Toñín de Kojón Prieto y los Huajolotes, el mariachi más punk del mundo, es el autor de “Me cago en el amor”, la canción que lo convirtió en una celebridad, sobre todo en Italia. Canalla, irónico y hedonista, se define a sí mismo como artista etílico-romántico.

 

Agárrense, que llega el rey del vodevil. Tonino Carotone se presenta a la cita, en el  Café Iruña de Pamplona,  puro en ristre y pide un orujo. Sin hielo, claro. Se está quitando la resaca. El día anterior tocó en un concierto en favor de los refugiados. Está en casa de paso. Al día siguiente vuelve a Madrid, a Lavapiés, donde vive,  y dentro de unos días a Nápoles, a grabar un videoclip con la actriz y cantante Pietra Montecorvino. Es todo un artista de la música y de la vida, que apura también como un aguardiente, sin hielo, paladeando todos sus ardores. Un desengaño amoroso le recompensó con su mayor éxito, Me cago en el amor, que compuso sentado en una taza de váter. El Toñín, el Toñín que estuvo en la trena cumpliendo por la cara una injusta condena, se convirtió de un día para otro en Tonino Carotone y compartió escenario con sus ídolos: Renato Carosone, Adriano Celentano… En este mondo dificcile de futuro incerto, Antonio de La Cuesta ha sabido siempre cómo cambiar de traje y de piel para seguir vivo, feliz e insumiso, primero vistiéndose de mariachi, con los Huajolotes, el grupo más salvaje del mundo, y después de crooner italiano. Es Tonino Carotone, le invitas a una birra y te canta una canzione.

Patxi Irurzun

¿Cómo se inició usted en la música, le viene de familia?

Yo en realidad me llamo Antonio de la Cuesta, es decir tengo el mismo apellido que  el impresor de Cervantes, Juan de la Cuesta. Y mi abuelo me contaba que un manuscrito original del Quijote, era nuestro, pertenecía a nuestra familia, un documento valiosísimo, pero que lo quemaron, aunque yo no me lo creo, pero tampoco me apetece investigar, por seguridad de “la mía familia”… Es una historia familiar, no sé si cierta, pero la cuento porque ese es el único supuesto vínculo familiar con el arte. Quitando eso, yo fui el primer artista de la familia. Siempre me ha tirado el rocanrol, primero por vivir en Pamplona y por todo lo que ha habido en esta ciudad, Barricada, Tubos de Plata… Empecé tocando la batería en Cagando duro, tocábamos canciones punkis,  sin salir prácticamente del local de ensayo,  luego acompañaba a los Tijuana in blue en todo el golferío, las giras… Yo dejé los estudios por el rocanrol, y todavía a veces sueño que estoy en clase, preguntándome qué hago allí… En el instituto me pegaba más tiempo en el bar que en clase, contestaba a los profesores … Por aquella época comencé a ir a los conciertos de la discoteca Ilargi en Lakuntza, allí vi, por ejemplo, a Ian Dury, que cantaba aquello de Sex & drugs & rock & roll, que yo me lo tomé al pie de la letra. Algunos de aquellos conciertos eran los domingos y yo llegaba a clase todavía colocado… Después empecé a tocar la armónica con los Huajolotes, más tarde a componer alguna canción…

¿Cómo recuerda esa  época con los Huajolotes?

Era muy punki, una borrachera continua, y droguerío, siempre puestos, pero con ganas… No ha habido una banda más punki, mas canalla ni más sobrada en el mundo… Solo la puedo comparar con los Pogues… Íbamos por allí en un autobús inglés, con el volante al otro lado, con perros, pulgas, a veces nos paraba la guardia civil, se asomaban y salían corriendo, parábamos en los pueblicos vestidos de cuatreros… Muchos, cuando hablaban de  los Huajolotes, decían que éramos la mitad drogadictos y la otra mitad delincuentes, y algunos de las dos. Y bueno, sí, estaba toda esa cultura del alcohol, pero lo que queríamos era pasarlo bien, y cambiar las cosas. Y así estuvimos seis, siete años sin parar: quedábamos el jueves por la mañana en San Lorenzo, que ya llegábamos algunos de gaupasa, y acabábamos en el A la carga, un bar gay de Pamplona el lunes de madrugada, invitando a todo el mundo, cuando ganábamos dinero, que íbamos con fajos de billetes…

Parte de aquella etapa coincidió también con su condena por insumiso…

Fue la época en que los Huajolotes estábamos en pleno apogeo, triunfando, y a veces en la vida hay momentos en los que tienes que decidir si vas por un lado o por otro. Yo tenía veinte años, era salvaje, follador, estaba enamorado, así que pensaba ¿yo voy a ir a dormir todas las noches al talego? Pero hice bien, tire por el lado que debía, fui consecuente. No me llegaron a juzgar, porque el día de mi juicio fui con los Huajolotes y le canté una serenata a la jueza y le dije que me declaraba en rebeldía y que si querían algo de mí que me vinieran a buscar… Y a partir de ahí estuve fugado. En una entrevista en Radio 3, que te hacían un carnet para entrar, yo me lo guardé, y después puse el nombre de un vecino mío, y cuando me paraba la policía por ahí, con mis melenas, yo se lo enseñaba, les decía que estaba trabajando, y al ver aquello de Radio Nacional se cuadraban… Aunque tampoco había realmente una voluntad de detener, porque éramos miles de insumisos y no sabían qué hacer con nosotros. Fue, en definitiva, como la canción de Barricada: “Mis mejores años, clandestinidad”.

Pero después si, después vino ya la cárcel…

Sí, Navarra siempre ha sido un laboratorio para la represión, contra la rebeldía, y aquí mucha gente, los más consecuentes, nos comimos marrones a pulso, sentencias de un año, o de dos años, cuatro meses y un día, algunos nos negamos a la libertad condicional, nos dispersaron… El día que a mí me dispersaron yo tenía vis a vis, algo importante para un preso, y recuerdo que me crucé de camino con mi pareja, que venía de Madrid. Por cierto,  me dispersaron a mí y a mi guitarra, me la hicieron llevar conmigo, nos echaron a los dos a patadas. Y con ella compuse después la de Carcelero que me ponía a cantar y los gitanicos me hacían los coros, o me sacaban al patio y yo me ponía en medio a cantarla y después llegaban los funcionarios y me llevaban otra vez al chabolo y entonces yo les cantaba “No me amenaceeees”…

Recorrió unas cuantas prisiones…

Yo iba a Puerto de Santa María, pero me quedé en Navalcarnero, tras pasar por Langraitz, Burgos… Por cierto, cosas de la vida, yo nací en Burgos de casualidad, porque mi padre estaba allí, en la cárcel, en una prisión militar, por defender a unos soldadillos que se metieron con un mando… Y allí, en Burgos, me puse en una huelga de hambre y los funcionarios me metían al chabolo morcillas… Luego también estuve en régimen FIES… Sí, fue duro, y cuando salí yo no era persona, estaba descolocado, estaba como agarrotado, en la cárcel no te rozas, estás como metido en un zoológico, guardas mucho los espacios, las distancias…. Me costó volver a ser yo mismo.  Pero después me invitaron a dar una charla en Granada en el 95, en el Espárrago Rock,  sobre la insumisión, y allí conocía  a Manu Chao, que me invitó a cantar una canción con él, una mexicana,  y fue cuando ya me solté otra vez…

 

Siempre se ha dicho que en la furgoneta de Tijuana in blue, o después con los Huajolotes, se escuchaba música diferente,  Luis Aguilé, Raffaella Carrá… ¿Comenzó ahí a gestarse Tonino Carotone?

Sí, con los Huajolotes ya cantábamos la de Felicita, de Albano y Romina Power, o aquello de “Sapore di mare, antimilitare”… Nos gustaba mucho eso de cambiarles las letras a canciones famosas… En aquella época íbamos contracorriente, porque entonces todo era muy cuadriculado, los punkis, los heavys… Pero, bueno,  yo siempre he ido a mi bola, siempre he estado un poco loco…

¿Crear ese alter ego de Tonino fue algo premeditado, un personaje para reinventarse?

Siempre  me había gustado, me había dado morbo esa música, la música mediterránea, que era lo que decían que yo hacía cuando empecé como Tonino Carotone, pero yo en realidad me defino como artista etílico-romántico, porque vengo de los bares, de la fiesta, vengo de los Huajolotes, vengo del punk… Y creo que por ahí sigo… ¿Un personaje? Todos somos personajes, en realidad, el mío quizás es público, pero yo ya era antes así,  el rey del vodevil, siempre a la contra, sinvergüenza… Para encontrarse a sí mismo a veces hay que perderse antes un poco, hay que sentirse canalla. Y ahora, de hecho, estoy un poco en crisis, porque estoy menos golfo, que es cuando salta la chispa.  Hay que hacer el tonto, jugarse la vida,  y tiene que haber algo, drama, ironía, para que esa chispa salte.

El éxito de su canción Me cago en el amor, en todo caso sí que sobrepasó todo lo que usted podía imaginar. ¿Cómo fue todo aquello?

Yo estaba enamorado, mi novia se fue a Madrid, allí se enamoró de otro, y con todo el dolor de mi cuore me dije: “Me voy a Barcelona”. Y allí hice esa canción Me cago en el amor, que me la inventé un día sentado en el váter. El váter es una capilla en la que estás solo y a veces te vienen las ideas, melodías. Entonces fueron esas frases en italiano, “E’ un mondo difficile / e vita intensa / felicita’ a momenti / e futuro incerto”, que son como un padrenuestro laico. Lo de me cago en el amor ya vino después, y al principio nadie me entendía, menos Manu Chao, que me dio toda su confianza, así que sacamos un single con cuatro canciones,  que eran las cuatro diferentes versiones de Me cago en el amor, y esta se convirtió en todo un éxito.

¿Pero no hará todas las canciones en el baño? ¿Cómo compone?

No, no sé, me viene un ritmo, o alguna una idea asociada a él, alguna chaladura, ahora por ejemplo tengo artrosis y entonces me sale un ritmo griego, porque artrosis me suena a griego… Hay que reírse del mal, de la enfermedad, porque cuando te ríes te duele menos. Cuando voy en avión y hay turbulencias hay gente que dice que se va a morir y empieza gritar, pero a mí me divierte, es como montarte en las barracas…No sé, yo canto lo que siento, lo que veo, me gusta interpretar, y a lo hago a mi bola, mis músicos siempre me dicen que mis canciones son raras, que no tienen estructura…

Con Me cago el amor usted se convirtió en una celebridad, sobre todo en Italia, aparecía en la RAI, conoció y cantó con Celentano… ¿Cómo llevó todo eso?

Sí, la canción fue número uno,  me llamaron para cantar incluso con Youssou N’Dour y Elton John, en un festival para la FAO. El Toñín y Elton Jhon, imagínate. Aunque yo me negué. Yo ya no era un chavalico, estaba curtido, había pasado por la cárcel, así que no me perdí, entre otras cosas porque yo ya estaba perdido. Y estuve fino para no entrar donde no debía entrar…

Pero sí pudo conocer a sus ídolos y compartir escenario con ellos. ¿De qué habla uno cuando le presentan a Adriano Celentano?

Yo a Celentano lo valoro mucho, por sus letras, su forma de ser. Cuando me lo presentaron me miraba como a un bicho raro, como yo lo he mirado también a él toda mi vida, por otra parte. Lo mejor fue que me presentó a Francesca Neri, que sabía castellano, conocí también a su mujer… Y aquel día estaban también allí Manu Chao y Compay Segundo, imagínate tú. Hice fotos, pero me robaron la cámara los servicios de seguridad de la RAI, que son una mafia.

Tambien conociste a Renato Carosone, del que tomaste tu alias

Sí, yo me llamo Tonino Carotone por Renato Carosone, a quien descubrí una vez de tripi que me pusieron un disco suyo, y ya me quedé enamorado para toda la vida.  Carosone consiguió unir toda la música tradicional napolitana con toda la esencia norteamericana del swing, rocanrol, y darle la vuelta, ir a contracorriente…. Con él canté Tu vuo a fa l’ americano, luego me dieron el Premio Carosone, y fue todo un honor.

El futuro incerto de su Me cago en el amor no se diferencia mucho del No future punk… ¿Piensa en el futuro, en qué pasará con Tonino, o con Toñín, si habrá nuevas reinvenciones?

La energía se transforma, yo me voy reconvirtiendo toda mi vida, hay que estar siempre aprendiendo, si no aprendes estás muerto… Lo que sí espero es tener siempre mi punto de inspiración, hay veces que estás más o menos inspirado, y a mí en ese sentido me da mucha vida colaborar con otros artistas. Ahora quiero grabar un disco de duetos con artistas con todo el mundo, tipo Tonino & Friends, empezando por los artistas italianos. Acabo de hacer una canción con Pietra Montecorbino, vamos a grabar un videoclip, que estamos dándole vueltas a diferentes ideas, localizaciones, algunas aquí en Pamplona, otras en Nápoles, a donde me voy dentro de unos días. Nápoles un sitio caótico, a veces fantasmagórico, pero en el que viven al día, porque están bajo un volcán, y a mí me encanta, me encanta ir a comer a las cuatro y que te sirvan, que la gente se ría, su ironía…

¿Qué le aportan todas esas colaboraciones con otros artistas?

Le doy mucha importancia no solo a hacer mis cosas, sino también a compartir ideas con otra gente, tanto si son mías como suyas,  liarte, divertirte, mezclar, en definitiva y dicho a la navarra, enredar. Y, además, cuando estoy falto de ideas y espíritu creativo basta tirar del hilo, que me den una idea para sacar lo mejor de mí. El ser humano es una especie animal, mamífera, vertebrada y, dicen, civilizada, social, nos necesitamos unos de los otros y eso a mí me da la vida. Me encanta compartir, el amor sin compartir no es nada, solo masturbación. Hombre, puedes ir solo, si subes montañas o haces maratones, pero luego a la gente le dan infartos… aunque soy consciente de que yo también formo parte de un gremio que tiene uno de los más altos índices de mortalidad, porque el arte, la pintura, la poesía, la música van al límite, y en el caso del rocanrol es la hostia, porque los músicos también nos morimos mucho, de infarto, o de sobredosis, o de pena… Pero a pesar de todo, merece la pena, sí, el rocanrol ha merecido la pena.

 

Personal

Edad: 47 años. 9 de enero de 1970

Lugar de nacimiento: Nació  en Burgos pero se crío en el pamplonés barrio de la Rotxapea y en Barañain. Actualmente vive en Lavapiés (Madrid).

Trayectoria: Comenzó tocando en un grupo punk llamado “Cagando duro”, toda una premonición del tema que lo haría mundialmente famoso: Me cago en el amor. Antes de convertirse en Tonino Carotone estuvo en los inolvidables Kojón Prieto y los Huajolotes. Como Tonino Carotone ha publicado tres discos: Mondo dificcile (2000), Senza retorno (2003) y Ciao Mortali! (2009) y junto al escritor italiano Federico Traversa, el libro Il Maestro dell’Ora Brava (2006).  Ha colaborado con artistas como Manu Chao, Adriano Celentano o Renato Carosone, a quien homenajea con su nombre.

 

Patxi Irurzun

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